VEINTINUEVE

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Alexander

Una semana más tarde

-¡¿Estás segura?!- grito.

-¡Claro que estoy segura!- grita Viktoria.

-Vale, vale. Quédate aquí.

Corro escaleras arriba. Me había mudado con Viktoria el mismo día de su mudanza. Volvíamos a estar juntos. Ahora era oficialmente mi novia. Ya no teníamos que escondernos. Llego al piso de arriba, entro en la habitación de Lily. Habíamos empezado a llamarla por su primer nombre. Viktoria aún no se decidía por el segundo y ahora... Ahora parecía ser tarde. Agarro su bolsa. Luego voy a nuestra habitación y agarro la nuestra. La habíamos preparado por si acaso Viktoria se ponía de parto. Vuelvo abajo junto a Viktoria a toda prisa. Se ha puesto de parto justo el día de nochebuena. Ha terminado de romper aguas. Las contracciones son cada diez minutos. Salimos rápidamente de casa. Abro el coche con la llave a distancia, es nuevo, me lo entregaron ayer. Ayudo a Viktoria a entrar en el lado del copiloto. Dejo la bolsa del bebé y la nuestra en los asientos traseros. Activo el control de voz del coche, le pido que llame a Linda.

-Buenos noches Alex. ¿Ya estáis de camino?- contesta ella.

-Linda, Viktoria se ha puesto de parto. Vamos hacia el hospital.

-Estaré allí enseguida.

-Avisa a Marcia y Luke.

-Por supuesto.

Cuelgo y piso el acelerador. Viktoria se queja por el dolor. Llegamos al hospital en tiempo récord. Un enfermero sale a recibirnos cuando me ve aparcar en la misma puerta de urgencias. Linda y Ger llegan casi a la misma vez. Le paso las llaves de mi coche a Ger para que lo quite de ahí. El enfermero sienta a Viktoria en una silla de ruedas. Atravesamos un pasillo y subimos al ascensor. Linda nos sigue. Salimos del ascensor, entramos en un pasillo largo. Al final del pasillo hay una sala de espera y unas puertas con un letrero encima que dice "paritorios".

-Sólo puede entrar uno- dice el enfermero.

-Soy el padre- digo.

-Sígueme- contesta.

-Os estaré esperando aquí fuera- dice Linda despidiéndose con la mano.

Llegamos a una sala con una camilla y un sillón. El enfermero ayuda a Viktoria a desnudarse por completo y ponerse la bata de hospital. La acuesta en la camilla, le pone las correas para monitorear la frecuencia cardiaca de mi hija y las contracciones.

-La doctora Mitchell estará aquí enseguida.

Ambos asentimos. Miro a Viktoria. Tiene las mejillas mojadas por las lágrimas.

-¿Te duele mucho?

-Sí.

-¿Más que la otra vez?

-Mucho más- solloza.

-Joder. No sé qué puedo hacer para ayudarte a aliviar el dolor.

-No puedes hacer nada.

Acaricio su vientre desnudo. Tiene la bata subida hasta debajo de los pechos, una sábana la tapa de caderas para abajo. Hace una mueca de dolor cuando una contracción la atraviesa. Ahora son cada pocos minutos. La puerta de la habitación se abre, la doctora Mitchell aparece por ella.

-Parece que vais a ser padres- dice sonriendo.

-Le duele mucho. ¿No puede darle algo?

-Sí, alguna droga fuerte- dice Viktoria.

-Voy a medir tu dilatación. Depende de cómo estés podrán ponerte la epidural o no. Pero yo no apostaría mucho por ello- dice mirando el monitor de las contracciones.

Deteniendo el tiempo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora