TREINTA

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Viktoria

Alexander roza su pene duro contra mi muslo. Mi entrepierna ya está goteando por él. No hemos tenido sexo desde que estaba embarazada de treinta semanas. Y ya han pasado más de seis semanas desde que di a luz. La doctora Mitchell nos aconsejó que no tuviéramos relaciones antes de las cuatro o seis semanas. Parece que este es el momento adecuado. Me inclino hacia su boca. Nos besamos dulcemente durante un rato. Me pongo a horcajadas encima de Alexander. Él está en bóxer y yo sólo llevo una camisa de tirantes, mis bragas y el sujetador. Alex se sienta para besarme. Comienzo a mecer mis caderas para hacer fricción.

-Si sigues así me voy a correr. Necesito estar ya dentro de ti- dice desesperado.

-Vale.

Había empezado de nuevo mi método anticonceptivo hacía una semana. Así que, nos reusamos a usar un condón. De hecho, ni siquiera habíamos comprado. Alex pierde la paciencia, me tumba en la cama dando un giro a nuestros cuerpos. Se baja de la cama y se quita los bóxer. Después de mucho tiempo vuelvo a ver su polla. Está tan dura y grande como la recuerdo. La boca se me hace agua. Sin embargo, también lo necesito dentro de mí. Me quito la camiseta y el sujetador, él me quita las bragas de un tirón. La tela cruje, las ha roto. Las tira a un lado del suelo. Me abre las piernas observando mi desnudez. Me separa los pliegues con sus dedos y acarició mi clítoris hinchado. Un gemido se me escapa. Alex se recuesta sobre mí y me besa metiendo su lengua en mi boca. No deja de frotar mi clítoris. Me penetra con un dedo.

-Tan estrecha- gruñe.

Introduce otro, acelera sus movimientos. Comienzo a gemir más fuerte.

-Por esto decidí poner la habitación de Lily al final del pasillo. Me encanta escucharte gemir- dice Alex- Córrete nena. Necesito follarte o me voy a morir.

Me corro fuerte. Lleno las manos de Alex con mis fluidos. Él chupa sus dedos y el dorso de su mano.

-Deliciosa. Como siempre- dice sonriendo.

Agarra su polla dura y la alinea en mi entrada.

-Iré despacio. Como la primera vez.

Asiento. Alex me penetra unos centímetros, no hay molestia. Asiento de nuevo. Entra más profundo. Nada. Sólo placer. La mete del todo con un gruñido. Su pelvis y la mía se tocan.

-Toda dentro de ti- dice- Me encanta como tu coño se traga mi polla.

Comienza a moverse. Al principio sus embestidas son lentas y suaves. Pero después empieza a follarme duro. Como me gusta.

-¿Te gusta así nena?- me pregunta.

-Sí. Así. No pares.

-Nunca.

Miro hacia abajo, veo su polla entrando y saliendo de mí. Me excita verlo.

-¿Te gusta mirar?- pregunta.

-Sí. Joder. Me encanta- contesto.

-Pues gime más.

Se agarra del cabecero, comienza a penetrarme más rápido. Doy un grito de placer.

-¡Alex!- gimo.

-Joder. Quiero llenarte con semen. Quiero preñarte Viktoria. Que sepan a quién perteneces y a quién pertenezco yo- dice entre gemido y gemido.

-Me voy a correr.

-Yo también nena. Te voy a llenar como te gusta. Vas a chorrear mi semen. ¿Verdad?

-Sí- gimo.

-Eres mía joder.

-Tuya. Y tú eres mío.

-Tuyo.

Siento el líquido caliente en mi interior. Me corro con él.

-He cruzado océanos de tiempo para encontrarte- susurra Alexander en mis labios.

-Drácula- sonrío.

-Drácula- sonrío

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Deteniendo el tiempo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora