Say My Name (Yeongyu)

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Beomgyu
Universidad, último año

Jeongin: Lo siento, cariño. No podré preparar la cena esta noche. Alguien llamó en el trabajo, así que tengo que cubrir el turno. No saldré hasta las 2. Te lo compensaré. Besos y abrazos.

Mirando el teléfono que tengo en la mano, trato de bloquear el nudo de decepción que se hace sentir en mi pecho. No es su culpa que tenga que trabajar, pero joder, tenía muchas ganas de que llegara nuestra cita. Es nuestro sexto aniversario, lo cual sé que parece una tontería querer celebrar, pero para mí es un gran problema. Jeongin es mi primera relación real, por lo que seis meses parecen un hito importante.

Tenía muchas ganas de invitarlo a una buena cena, luego llevarlo de regreso a su casa (porque él vive fuera del campus, mientras que yo vivo en los dormitorios) y mostrarle lo feliz que me hace.

Necesito dejar de enojarme. Hay otras noches en las que podemos hacer esto. Como mañana o el próximo fin de semana. Supongo que no tiene por qué ser hoy. La puerta de mi dormitorio se abre de golpe, desviando mi atención de mi teléfono a mi compañero de cuarto, Felix, que está entrando. Una sonrisa juvenil se dibuja en sus labios, sus ojos ya inyectados en sangre se entrecierran cuando me ve.

—¿Qué pasa, hombre?.—Debe notar mi estado de ánimo triste porque la sonrisa se desvanece.—¿Qué ocurre?

—Jeongin y yo teníamos planes de ir a cenar esta noche, pero él tiene que trabajar. Tenía muchas ganas de hacer algo esta noche.

—¿Dónde trabaja?

—Es camarero en una hamburguesería a pocas cuadras del campus.

Jeongin está aquí con una beca parcial, pero su familia no tiene mucho dinero, por lo que trabaja unos días a la semana para tener dinero extra.

—Bueno, mierda, lo siento Beom. Pero bueno, me dirijo a esa fiesta que da la hermandad esta noche. ¿Quieren venir? Es viernes, así que mejor aprovecha tu noche al máximo, incluso si no es con él.

—No lo sé.—murmuro.—No estoy de muy buen humor. Probablemente no seré nada divertido.

—Oh, cállate la puta boca.—dice arrastrando las palabras.—Fumamos un cuenco y vayamos hacia allí. La hierba te ayudará a salir de tu cabeza. Será divertido.—Miro mi teléfono y no veo nuevos mensajes de texto de Jeongin, suspiro y acepto.

Felix nos prepara un porro que fumamos de camino a la hermandad y, cuando llegamos allí, mi estado de ánimo ya está mejorando. La casa está repleta de gente, un suministro casi ilimitado de licor llena las encimeras de la cocina, los barriles se alinean en el patio trasero y la música suena y hace vibrar las paredes. Ambos tomamos una copa antes de regresar.

Algunos de nuestros amigos están jugando un acalorado juego de beer pong. Party Up by DMX suena a través del altavoz Bluetooth que tienen encima de uno de los barriles, un grupo de chicas bailando sobre el césped, ajenas a todo lo que les rodea. Probablemente estén en la hermandad, si tuviera que adivinar. Felix interviene y juega contra los ganadores a continuación. Su compañero es un chico de una de nuestras clases con el que ha estado intentando ligar durante algunas semanas. Los miro mientras reviso de vez en cuando mi teléfono.

Jeongin no me ha enviado ningún mensaje de texto, pero claro, tal vez esté ocupado en el restaurante. Decidiendo ser un buen novio, le envío uno.

Yo: Espero que tu turno vaya bien y estés dando muchos consejos. Te extraño.

Está ahí, en la punta de mi pulgar, decirle que vine a esta fiesta con Felix, pero no lo hago. A veces puede ponerse celoso o enojarse si paso demasiado tiempo con Lix o si voy a fiestas sin él. Él sabe que me he relacionado con un puñado de personas que frecuentemente llegan a este tipo de cosas, y eso lo hace sentir de alguna manera. Jeongin también piensa que estas fiestas son aburridas y una pérdida de tiempo. Preferiría quedarse juntos o salir a cenar, solo nosotros dos.