Say My Name (Yeongyu)

26

Yeonjun

Después de la forma enojada en que Beomgyu salió del bar antes, pensé que preferiría golpearme en la cara antes que dejarme entrar a su casa, pero, por desgracia, aquí estoy, parado en su entrada a pocos centímetros de él. Está medio desnudo, vistiendo sólo un par de pantalones de pijama morados y negros, su pecho desnudo y suave, piel pálida y lechosa con músculos apenas visibles tensos, ondeando por la tensión.

—¿Qué te da derecho a presentarte así en mi casa?—pregunta con una mueca de desprecio.

—¿Por qué no?

—Porque te lo dije la última vez...

—Sin embargo, me dejaste entrar de todos modos.—respondo.

—Por qué crees que es, ¿Cariño?—Él se burla.—Tal vez porque no quería discutir contigo en el pasillo, donde cualquiera pudiera oír. Eso es un poco grosero y perturbador.

Una sonrisa se dibuja en mis labios—Oh, ¿todos los vecinos que tenemos en este piso?—Abre la boca como si quisiera decir algo, pero finalmente lo cierra de golpe.

Doy un paso adelante hasta que estoy casi al mismo nivel que él. Donde se nota su dificultad para respirar.

—¿Podemos saltarnos estos juegos previos de disputa por una vez y seguir con ello ya?—Sin esperar una respuesta, lo atraigo hacia mí por la nuca, nuestros labios chocan brutalmente. Él jadea y deslizo mi lengua, barriendo la suya. Sabe a hierba y a algo más que no puedo entender.

Sus labios lujosos, la sensación de su cuerpo tembloroso contra el mío y el sonido de sus inhibiciones al irse en un suave maullido empujado hacia mi boca hacen que mi sangre se caliente.

Venir aquí no era mi plan. Salí del bar y regresé a casa con la intención de entrar a mi casa y dar por terminada la noche. Cuando llegué al pasillo entre los dos apartamentos, no pensé en nada cuando levanté el puño y llamé a su puerta. Fue automático. Un impulso subconsciente de mi deseo descarado por Beomgyu.

Durante los últimos días, principalmente desde que volvimos a estar juntos, he estado tratando de identificar qué es lo que me tiene tan fuera de mi mente. Nunca ha sido así para mí. Desde Minho (e incluso antes que él) estaba bien estando solo. Está bien con encuentros sin sentido y aventuras de una noche. Nunca anhelé sentir a alguien a mi lado, nunca anhelé tener la carne de alguien contra la mía mientras dormía. Sin embargo, la otra noche, cuando se fue después de que follamos sin pensarlo dos veces, sentí un dolor punzante en el pecho. Un sabor amargo en la parte posterior de mi lengua. Picó.

Con los labios aún cerrados, paso un brazo alrededor de su cintura y nos llevamos de regreso a su sala de estar. Su trasero golpea el respaldo del sofá y uso mis manos en sus caderas para levantarlo. Las piernas de Beomgyu me rodean, sus brazos rodean mi cuello mientras inclina su cabeza, abriéndose más para mí.

Nos besamos como si nunca más tuviéramos la oportunidad de volver a hacerlo, y diablos, tal vez no lo hagamos si su lado terco se sale con la suya. Pero si ésta es realmente la última vez, no la voy a desperdiciar.

Apartando mis labios de los suyos, siguiendo su afilada mandíbula, tomo el lóbulo de su oreja entre mis dientes, tirando y mordisqueando. Beom gime y sus manos agarran mi camisa con fuerza. Luego, muerdo su cuello, chupando la carne salada, marcándolo exactamente como sé que ama. Para alguien que jura que no me soporta, le encanta mostrar la evidencia de que estuve aquí.

Ver el chupetón en su cuello antes en el bar que sabía que yo se le había hecho encendió mi sangre. Debido a que nunca he sido muy aficionado a los sentimientos o las relaciones después del desastre que fue Minho, la posesividad nunca ha sido lo mío... pero con Beomgyu, es feroz. No sólo quiero poseerlo a puerta cerrada; Quiero que todo el puto mundo sepa que él me pertenece. Quiero orinarle en la pierna y marcar mi territorio para que todos lo vean.