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Yeonjun

—¿Hola?, Oye, ¿estás ocupado?.—La voz de Yeji suena alegre en mi oído mientras estoy entrando por la puerta de mi apartamento. Me quito los zapatos y luego cuelgo las llaves y digo: —Acabo de llegar a mi. hogar. ¿Qué pasa?

—¡Chanyeol y yo nos vamos a casar!.—Me ahogo con mi propia saliva, toso y me aclaro la garganta rápidamente.—Mierda, hermana. ¿Cuando pasó eso?.

—Anoche. Salimos a cenar por nuestro aniversario y él tenía todo planeado.—Su voz se quiebra.

—Felicitaciones, hermana. Estoy jodidamente feliz por ti.

—Yo, uh...—Ella se aclara la garganta.—Quiero que me acompañes hasta el altar.—Mi garganta se llena de emoción. Mi hermana siempre reservó eso para nuestra padre, pero cuando él murió de un ataque al corazón hace cinco años, ella perdió ese sueño.—Por supuesto que lo haré.—Es amargo ver cuánto se preocupa  Yeji por nuestro padre. No puedo entender cómo el mismo hombre que me golpeó y me votó cuando era adolescente por ser gay es el mismo hombre que la adoraba y la malcriaba.

Estoy feliz por ella, porque recibió el amor que se merece, pero eso no hace que sea una píldora menos difícil de tragar. Es como si tuviéramos infancias completamente diferentes viviendo bajo el mismo techo.—Gracias, Jun. El mes que viene celebraremos una fiesta de compromiso. Por favor ven.

—¿Viene mamá?—Es una pregunta jodidamente estúpida.—Por supuesto que ella vendrá.—Lo dice con una risa aireada, tratando de aligerar el ambiente. Incluso a través del teléfono, sé que ella puede sentir mi inquietud. —Jun, tienes que dejar pasar esto. Ella está tratando de aceptarte.

—Yeji, no lo digas.—le advierto. Abro la nevera de un tirón, tomo una cerveza, le quito la tapa y tomo unos tragos.—Yeonjun, han pasado años.—suplica.

—¿Podemos por favor dejar todo esto atrás?.—Sé que tiene buenas intenciones, que no está tratando de ser insensible.—No tienes ni puta idea de la mierda que me hicieron, Yeji.

—Entonces, dímelo.—grita por teléfono, seguido de un inconfundible suspiro.—Solo háblame de eso por una vez, Yeonjun.—La presión aumenta detrás de mis ojos y me enoja aún más. Pasándome una mano temblorosa por el pelo, agarro la botella y bebo lo que queda antes de tirarla a la basura. Eso no bastará esta noche. —Me tengo que ir, Yeji.—Mi voz sale seca. Aclarándome la garganta de nuevo, trato de reunir toda la energía que puedo mientras agrego:

—Felicidades por su compromiso. Estoy jodidamente feliz por ti.—Por supuesto, fallo y parezco abatido en lugar de genuino. Sin molestarme en esperar una respuesta, que probablemente se convertiría en una discusión, cuelgo el teléfono, lo tiro sobre el mostrador y busco el tequila en el congelador. Renunciando por completo al vaso, le quito la tapa, le doy un trago y luego otro. Con la botella en la mano, entro a mi habitación y me dirijo directamente hacia la ventana. Hace demasiado frío para salir, pero necesito fumar, así que esto será suficiente. Saco el paquete de cigarrillos de mi bolsillo y coloco uno entre mis dientes. Enciendo el encendedor rojo y lo acerco a la punta del cigarrillo hasta que brilla en la habitación oscura y el humo tóxico llena mis pulmones.

No sé por qué nunca le dije a Yeji lo que pasó entre mis padres y yo y ese maldito campamento. Es como si no importara cuánto los odiara, simplemente no podía hacerle eso. No podía destruir las estrellas en sus ojos que tenía cuando los miraba. No merecen su amor, pero ella tampoco merece que se destroce su imagen. Supongo que, a mi manera, estaba (estoy) tratando de protegerla. Y créeme, quiero mirar más allá de todo. Quiero poder mirar a mi mamá y no enojarme por dentro. Pero yo simplemente... no puedo. No puedo mirarla y olvidar todo lo que pasó.

Say My Name (Yeongyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora