Say My Name (Yeongyu)

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Actualización triple por llegar a los 100 segs🙈

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Beomgyu

Sus labios devoran los míos, hambrientos y ardientes, su lengua aniquila todos mis pensamientos lógicos.

Su cuerpo duro y musculoso se presiona contra el mío, inmovilizándome. Al adentrarme más en esta pared, una corriente eléctrica se activa en mis venas, demoliendo cualquier reserva que pudiera haber tenido hace minutos.

Ésta es una idea terrible. Probablemente una de los peores que he tenido. Pero, ¿a dónde me ha llevado ir a lo seguro? Entonces, por esta noche... sólo por está vez, haré un trato con el diablo. Jugaré sus juegos siniestros y cosecharé los beneficios. Es mi turno de ser egoísta. Siempre he sido yo el que se usa y se tira, pero esta vez no seré desechable. Esta vez, cuando lo tenga , seré yo quien decida marcharme.

Me sacan de mis pensamientos cuando unos dientes afilados muerden mi labio inferior con tanta fuerza como para hacerme sangrar, un silbido se me escapa un segundo antes de que la lengua de Yeonjun se deslice a través de él con dulzura. Cuando se retira, la sonrisa curvada en su labio, resbala con nuestra saliva compartida y mi sangre, es mitad sonrisa, mitad amenaza. Utiliza la yema de su pulgar para limpiarse el labio, succionándolo segundos después mientras sus ojos oscuros y tumultuosos se fijan en los míos, con una ceja perfectamente cuidada arqueada en cuestión.

—Entonces, ¿lo tomo como un sí?—A pesar de ser más duro de lo que probablemente haya sido nunca en mi vida, pongo los ojos en blanco y gimo.

—Si—dije—Pero sólo esta vez, después de que la nieve se derrita y me vaya a casa, pretendemos que esto nunca pasó.

Sus ojos brillantes brillan con arrogancia mientras me mira—Oh, cariño, es lindo que creas que podrás alejarte de mí una vez, estamos destinados.

Volviendo a rozar nuestros cuerpos, muerde mi mandíbula antes de continuar—Seré tu peor maldita pesadilla, tu nueva droga preferida, cariño.

Sus palabras envían un escalofrío por mi columna mientras mi polla palpita detrás de mi sudor. Levantando la mano y pasando sus dedos por mi cabello, tira de mi cabeza hacia atrás, exponiendo mi cuello a él. Sus dientes se hunden en mi carne mientras grito, mis caderas instintivamente empujan hacia adelante para encontrarse con las suyas. Siento mi piel como si estuviera conectada a un cable con corriente, y todo lo que toca se ilumina en respuesta.

Un gemido bajo sale de mí mientras él chupa el lugar que acaba de morder, elevando el dolor y sin duda dejando una marca. ¿Debería importarme? Si, probablemente. ¿Me importa? No, no me importa ni un poco.

Cuando vuelve a hablar, lo hace con voz gruesa y ronca—Voy a cortarte, abrirte, hacerte escurrir y cuando finalmente logres escapar de mis garras, estarás arrastrándote hacia atrás, rogando por más. Saldrás de aquí como un maldito demonio por la forma en que te haré sentir, te lo prometo.

Tengo la boca tan seca que no creo que pudiera hablar aunque supiera qué decir. Sin embargo, usa mi silencio como una invitación, chupando mi labio inferior con su boca antes de meter su lengua dentro, lamiendo la mía. Gimo cuando siento la barra corriendo por su lengua y la forma en que se siente enredándose con la mía.

Me pregunto dónde más está perforado... En un momento sus labios me están destrozando, y al siguiente me quedo allí, con la cabeza en una nube mientras él entra tranquilamente en una habitación, presumiblemente su dormitorio, dejándome seguirlo.

Tropezando dentro y cerrando la puerta para mantener a Nova afuera, me quedo boquiabierto, contemplando el espacio frente a mí. Parece que he entrado en una mazmorra. Toda la pared del fondo que está frente a mí está pintada de negro. Frente a la pared está su enorme cama tamaño king de cuatro postes. Es de estilo medieval, alto (casi tan alto como los techos) y hecho de madera oscura. Hay un estante incorporado encima de la cabecera, lo suficientemente alto como para que no te moleste si estuvieras sentado, sostiene velas negras y rojas, todos con distintos niveles de fusión. La ropa de cama es carmesí y negra, y frente a la cama hay un cofre de cuero negro lleno de Dios sabe qué.