La madrugada estaba completamente silenciosa, todo estaba tan calmado y me sentía en completa paz. Estaba tumbado en mi cama mirando hacia el techo. Hacia la nada. Pero pensando en Javier.
La oscuridad de mi habitación me tenía sumergido por completo y esto hacia que mis pensamientos se visualizaran de una mejor forma. No podía quitarme su imagen de la cabeza. Era tan hipnotizante.
Tenía unos preciosos ojos color marrón que me hacían flaquear con cualquier contacto visual, además eran ligeramente rasgados hacia abajo. Su nariz era tan perfecta, a pesar de tener una pequeña curvatura, lo hacía lucir bastante guapo. Además, tenía unos labios que siempre mantenía humedecidos, haciendo que no dejara de mirarlos todo el tiempo. Mucho más cuando los ponía en forma de beso, llamándome a hacerlo con locura.
Su rostro estaba en mi mente todo el tiempo y no podía sacarlo de mi cabeza. Era imposible por más que quisiera. Poco a poco el sueño me fue ganando y sin darme cuenta me quedé dormido, con él en la mente.
Desperté mientras una hermosa sonrisa se dibujaba en mis labios. No había soñado con él, pero si fue mi primer pensamiento del día. De verdad no podía sacármelo de la cabeza. Tenía algo que me mantenía completamente hechizado.
Toda la mañana no lo pude sacar de mi cabeza, su imagen era la única que rondaba en mi mente. Durante el desayuno, comía con torpeza y lentitud y mi madre pudo darse cuenta de esto, en cada oportunidad que tenía me apresuraba para que terminara pronto.
En la bañera, al vestirme y en todo momento él estaba ahí. ¡Todo el maldito tiempo! Y no era queja, disfrutaba mucho de tener su imagen completamente memorizada en la cabeza.
***
Javier comenzaba a integrarse en el grupo sin dificultades. Su verdadera personalidad iba saliendo, dejando atrás la timidez que demostraba anteriormente. Era un poco más alocado y juguetón. Disfrutaba de platicar con Emma y yo al ser el más cercano a él ya que se sentaba delante de mí, también interactuaba mucho con él. De vez en cuando aclarábamos dudas en conjunto y comparábamos respuestas de los ejercicios. Realmente me la estaba pasando muy bien.
Algo que hacía muy a menudo era echar chistes realmente malos y me encantaba, de alguna forma lograba hacerme reír sin ningún problema. Los demás miraban emocionados nuestra interacción, cuando él no se daba cuenta comentaban que nos veíamos muy bien juntos. Pero tampoco quería ser tan evidente, apenas y estábamos empezando una amistad y no quería que todo cambiara tan de repente.
Acababa de terminar una clase y afortunadamente teníamos una hora libre antes de que comenzara la otra. Javier aprovechó para ir al baño en cuanto el profesor salió. Aprovechando su ausencia los chicos comenzaron con sus fuertes emociones en picada.
—¡Ya! —exclamó Ramiro. Esbozaba una alegre sonrisa de complicidad hacia conmigo, pero yo no entendía nada en absoluto—. Deberías hacértelo novio.
—Sí —añadió Emma—. Se ven muy bien juntos.
—¡Mis papis! —gritó Bianca—. Ya ponte las pilas.
—¡Basta! Ni siquiera sé si es hetero o gay o... bisexual —argumenté. Al tenerlo siempre en mi cabeza también era una pregunta que me irritaba el cerebro, pero trataba de no pensarla demasiado y era mejor distraerme con su hermosura.
—Pues pregúntale mijo —dijo Alicia como si fuera lo más obvio del mundo.
—¡No! —exclamé—. ¿Cómo crees? ¡Que vergüenza! —Apoyé mis codos sobre la butaca y uní las manos haciendo como si rezara. No quería hacerlo, en verdad no quería. Si era posible mejor lo evitaría a toda costa.
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Persona correcta
Teen FictionAlonso es un adolescente gay que vive tranquilamente como cualquier chico de su edad. Pensando que su segundo semestre sería perfecto junto a sus amigos, pronto queda flechado por un chico nuevo y todo va a dar un giro que él para nada se esperaba. ...