15. Si hubieras sido el indicado

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Lentamente comencé a abrir los ojos después de tanto dormir, al principio todo estaba borroso y la luz que se colaba en la habitación me calaba, pero en cuanto me acostumbre a ella pude ver con más claridad. A pesar de tener los ojos completamente hinchados gracias al llanto.

Me incorporé poco a poco y miré a mí alrededor, deduje que para ese momento me encontraba solo en casa y mis padres se habían ido a trabajar. Me estiré para tomar el celular y confirmé que no había nadie en casa, a esa hora siempre estaba solo.

En la bandeja de notificaciones había dos mensajes de Javier, los leí. «Perdóname» «Descansa y buenas noches», decían los mensajes. No los contesté, no me apetecía hablar con él en esos momentos. Tenía poca batería, así que conecté el celular a la corriente y salí del cuarto.

Pase rápidamente al baño para ver qué tan mal me veía. En el espejo pude darme cuenta que parecía un zombi con los ojos hinchados y rojos, y unas ojeras terribles. Suspiré y me refresqué el rostro con un chorro de agua fría.

La tristeza me invadió al recordar la conversación de anoche. El corazón se me comprimió y por poco me suelto a llorar nuevamente, pero pude luchar con eso y lo evité. Respiré en pausas hasta que poco a poco me pude normalizar. Sería mejor distraerme en otra cosa, aunque no iba a servir demasiado, ya que más tarde vería a Javier, naturalmente.

Pasé a la cocina para desayunar, aún faltaban algunas horas para ir a la escuela, pero era mejor irme alistando. No tenía ganas de hacer nada laborioso y tenía mucha flojera, así que terminé comiendo un cereal insulso, solo y en silencio. Al terminar regresé a mi habitación, revisé nuevamente mi celular y había nuevos mensajes de Javier. Sería mejor no contestarle, pero no me resistí.

«Hola» «¿Ya te despertaste?», respondí con que ya lo había hecho y no tardó tanto en escribir. «¿Estás triste?», preguntó.

Aquí iba de nuevo, los ojos se me cristalizaron y temblaba al exhalar.

Javiercito: Ay no

Javiercito: Me siento culpable

Yo: Pues sí

Yo: Es lo mínimo

Javiercito: Noo

Javiercito: Ni modo que estemos así todo el semestre

Yo: Pues no, pero necesito tiempo

¿Cuánto? Era la pregunta correcta. Tal vez unos cuantos días, una semana, o dos... un mes... o incluso menos que eso.

Javiercito: Pero seamos sinceros, yo no te di falsas ilusiones

Yo: Ah no?

Yo: Actúas diferente conmigo que con los demás

Javiercito: Te digo que estás bien menso

Yo: Ay lo que me faltaba

Yo: Olvídalo

Y boté el celular. Había sido suficiente.


Más tarde ya me había alistado para ir a la escuela, salí de casa en dirección a la parada de autobús y, mientras caminaba tenía la mirada fija en el suelo. No había música, no había nada. No tenía ganas de eso. Nada era como en las películas en las que cuando algo triste sucedía el clima era igual: gris, nublado o lluvioso; sin embargo, el sol estaba en su punto máximo, quemando todo lo que su luz tocaba.

Persona correctaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora