9. Sé que suena súper cliché

272 19 1
                                    

En clase Español estábamos en medio de una investigación en el internet. El salón estaba sorprendentemente en silencio, todo estábamos atentos a las pantallas de nuestros celulares cumpliendo con la actividad que la profesora nos había pedido.

La investigación consistía en distintos conceptos de la lengua y, por suerte ya llevaba más de la mitad. Si me apuraba terminaría muy pronto antes de que dejara una segunda actividad. Estaba concentrado en copiar la definición de internet en mi cuaderno que me asusté un poco cuando saltó una notificación de WhatsApp en mi celular.

Acabé de anotar todo antes de entrar en la aplicación para saber quién era. Al mostrar la bandeja de notificaciones vi que se trataba de Javier, y había enviado una foto con la descripción «Mira». Levanté la vista hacia él, pero estaba completamente concentrado en su trabajo, miré a los demás pero igualmente estaban en lo suyo.

Dudoso abrí el chat y luego la foto, era su dedo. Justo abajo contestó: «Mi dedo». Rodé los ojos y sonreí torpemente. Automáticamente le contesté con un: «Menso». Y no tuve respuesta de regreso. El resto de la tarde todo fue normal y continuamos platicando como si nada, ni siquiera hubo una pequeña mención de su parte, ni de la mía.

Terminé pronto con la actividad, antes que mis amigos e incluso que Javier. Como ya no tenía nada que hacer y la profesora aún no dejaba la siguiente actividad me distraje acariciando el cabello de Javier suavemente. Él se dejaba hacerlo mientras continuaba trabajando en su investigación, tenía un pelo muy bonito. Sin quitarle la mano de encima volteé a ver a los demás para saber cómo iban y cuánto les faltaba por terminar y, Valeria me miraba fijamente con una gran sonrisa en los labios.

Me cayó el veinte. Si era muy evidente.

Quité mi mano lo más rápido que pude y me recargué sobre mi silla, Valeria soltó una pequeña risita y Javier solo se giró hacia atrás para ver lo que pasaba y después continuó con su trabajo.

—Ya me di cuenta —le susurré a Valeria para que solo ella pudiera escuchar—. Mejor no hago nada.

—Sí, Alonso. No hagas nada. —Soltó una risilla y se concentró en su cuaderno y celular.

***

Acababa de terminar de comer y me levanté de la silla del comedor con mi plato y vaso. Ya iba directo a la cocina cuando mi madre dijo:

—Los lavas, por favor. —Sin levantar la vista de su celular. Me conocía perfectamente y sabía que no tenía planeado hacerlo.

De hecho solo los iba a dejar en el fregadero y más tarde lavarlos.

—Ash... —Puse los ojos en blanco y me dispuse a lavar lo que había utilizado, odiaba hacerlo y más cuando me lo pedían.

Una vez que terminé, regresé al comedor por mi celular.

—Gracias —murmuró mi mamá.

Le dediqué una sonrisa falsa y fui directo a encerrarme en mi habitación, una vez ahí curioseé un rato en mi celular sin mucho ánimo. Estaba algo aburrido.

En el chat grupal con mis amigos estaban teniendo una conversación que no entendía para nada. Hablaban de un artista al que yo desconocía y mejor no seguí leyendo los mensajes. Justo antes de salir de WhatsApp apareció un nuevo mensaje de Javier. Con una gran sonrisa de satisfacción y completamente emocionado abrí el chat para contestarle. Había puesto un «JAJAJA», y solo le contesté con un sticker de un persona de una caricatura.

Unos segundos después contestó de vuelta argumentando que me parecía a ese personaje, lo cual yo negué rotundamente. Obviamente le pregunté a quién se parecía él. Envió un sticker de Barbie, respondiendo a mi pregunta. «Esos están bonitos» «Tú no» —respondí de vuelta. Pero obviamente no pensaba eso, así que le añadí algo más: «Bueno, más o menos» «Javiercito».

Persona correctaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora