25. Supongo que nunca sabré

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Pasó algo de tiempo para que pudiera darme cuenta de que Javier se estaba distanciado. Lo malo era que no lo hizo poco a poco, sino, que decidió hacerlo todo en un solo movimiento.

Todo pasó muy rápido para mí.

Desde la vez que me ignoró por completo después de intentar darle un abrazo comenzó a comportarse raro. A partir de ese momento no me miraba para nada, y si por casualidad nuestros ojos se cruzaban volteaba rápidamente hacia otro lado.

Lejos de sentirme triste, estaba confundido. Pues yo jamás le había hecho algo que pudiera dañarlo o perjudicarlo. Todo lo contrario, siempre vi porque él estuviera bien y me esforcé por hacerlo saber. Pero para ese punto ya no sabía si Javier había notado todo esto y simplemente decidió ignorarlo, o jamás había prestado la debida atención.

Recién de que todo esto comenzó y no tenía idea de lo que iba a pasar, le hice un chiste, con la obvia intención de que se riera. Su única respuesta fue mirarme, poner una expresión como si fuera un bicho raro y después voltear hacia el frente nuevamente.

Quedé súper confundido, pero no se me hizo extraño de su parte, pues estábamos en medio de una clase y posiblemente quería prestar atención. No le tomé importancia y seguí con mis asuntos.

Hasta que todo se volvió más grande. Y nada volvió a ser como antes.

Por más que así lo quisiera.

Ya ni siquiera hablamos... me ignora por completo. Cuando hablo sobre algo se voltea y no presta atención a mis palabras. Platica con los demás y les cuenta sus cosas, pero conmigo jamás lo hacía. Si pasaba a mi lado era como si no existiera. Al contar un chiste era el único en quedarse callado, si él lo hacía me reía, con la única esperanza de que volviera a ser el mismo de antes.

No me saludaba al llegar y no se despedía de mí al irse...

Pareciera que fuéramos un par de completos desconocidos que sus destinos nunca fueron unidos.

Con todos los demás actuaba con normalidad y siguiendo con su clásica personalidad encantadora. Sin embargo, a mí ni una sola palabra me dirigía.

Obviamente me estaba muriendo de ganas por hablarle, pero si él no lo hacía yo tampoco. Sentía que Javier tenía que ser el primero en romper el silencio, pues yo ya lo había intentado todo antes, y no había funcionado para nada. Todo fue en vano.


Al iniciar el tercer semestre cada uno habíamos elegido un taller, al que teníamos que cumplir tal y como si fuera una clase más. En la prepa había todo tipo de estos talleres: danza, teatro, fotografía, pintura, literatura, música y primeros auxilios. Y fue este último el taller que yo escogí.

Javierhabía elegido el mismo y al principio me había alegrado, pero después de todolo sucedió ya no supe si era buena idea estar ahí los dos juntos. Sin laschicas ahí, todo se volvió más difícil. Por suerte también estaban Isabel y susamigas, y era con ellas con las que platicaba la mayoría del tiempo.

Por la misma razón de que no todos teníamos el mismo taller, nos obligamos a "convivir" con alumnos de otros grupos —pero del mismo semestre—, que también habían elegido el mismo taller. Por suerte solo era durante los talleres, y las demás clases todo sucedía con normalidad, como siempre.

Fue así como Bianca y Alicia se hicieron de nuevos amigos y cuando nos los cruzábamos por la prepa, ambas los saludaban alegremente. Era raro, pues nosotros de primeros auxilios no hacíamos lo mismo.

La clase de matemáticas acababa de terminar, y no de la mejor manera. El profesor había anunciado que tendríamos examen la próxima semana, y eran tan malas noticias que no sabía qué hacer. Las matemáticas no eran lo mismo y les tenía terror.

Persona correctaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora