Me recargué sobre la barandilla del pasillo afuera del salón y miré por un costado hacia abajo. Alumnos pasaban de un lado al otro, platicando y bromeando unos con otros, mientras los miraba desde las alturas. Alicia y Bianca se sentaron frente a mí, se recargaron en la pared y la segunda se cruzó de brazos.
El viento hacía que las hojas de los árboles del jardín volaran por todas partes, en un baile hipnotizante, unas cuantas aterrizaban en mi cabello y otras en la ropa. Se respiraba un aire de tranquilidad y mucha paz.
Volteé a ver en dirección a las escaleras para ver si llegaba alguien más, faltaban alrededor de diez minutos para que la primera clase comenzara y no debían de tardar mucho. Aparecían varias personas, pero solo eran chicos de otros salones.
Un rato después solo faltaba que Javier llegara, y afortunadamente tampoco había rastro de ningún profesor. Caminé por el pasillo de un lado al otro, ansioso, dentro de mí sentía que algo iba a pasar, algo muy grande. Tenía el gusanillo de la curiosidad rondando en mi cabeza sin parar, pidiendo saciar su hambre por saber.
Al voltear nuevamente al pasillo de repente apareció Javier, caminaba hacia nosotros con tranquilidad y con una mano detrás de la espalda. Nuestras miradas se encontraron a lo lejos y al hacerlo bajó la vista al suelo, junté las cejas y entorné los ojos al notar su extraña forma de actuar.
—Hola —saludó y esbozó una sonrisa nerviosa.
Nuevamente nos miramos fijamente y él mantenía la mano atrás.
—¿Javier? —murmuré.
Supiró.
Volteó en mi dirección y volvió a sonreír. Tomó mi mano con dulzura y me atrajo hacia él, humedeció sus labios y se me antojó lanzarme a ellos y besarlo con locura. Pero me contuve respirando profundamente.
Por primera vez descubrió su mano oculta, en la que sostenía una hermosa rosa. La alzó hacia mí y sonrió con dulzura. Podía ser obvio, pero yo no sabía qué era lo que estaba pasando.
Lo miré fijamente observándolo con atención, intentando leer sus expresiones y averiguar si estas me decían algo, pero no había claridad en ellas. Los demás estaban a nuestro alrededor, chillando de emoción... ellos sí que sabían que era lo que pasaba.
—¿Javier? —repetí, y alcé una ceja.
—Alonso... —murmuró—. Ya no puedo ocultar lo que siento por ti. Me gustas.
Estaba pasando... finalmente.
Sus palabras resonaron en mi mente, y a pesar de eso no pude reaccionar a tiempo. Estaba en completo shock. Por supuesto que estaba emocionado, pero aún no comprendía del todo la noticia como para demostrar la emoción.
—¡Ah! —gritó Bianca.
Eso me hizo volver en sí y me permití sonreír de oreja a oreja. Tomé la flor que Javier me estaba ofreciendo y la apreté en mi mano con fuerza.
—Alonso...
Me lancé a él y lo abracé con fuerza. Hundí la cara en su hombro y el aroma de su perfume que tanto me encantaba me hizo sentir completo. Nos separamos un instante y nuestros rostros se quedaron a escasos centímetros.
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Persona correcta
Teen FictionAlonso es un adolescente gay que vive tranquilamente como cualquier chico de su edad. Pensando que su segundo semestre sería perfecto junto a sus amigos, pronto queda flechado por un chico nuevo y todo va a dar un giro que él para nada se esperaba. ...