Capítulo 3: El reencuentro.

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—¿Cuánto tiempo piensas quedarte?

Gael contemplaba con atención a sus padres que parecían estar sometiéndole a un tercer grado. Había respondido ya a varias de sus preguntas, pero… ¿Cómo podía responder algo que ni él mismo sabía? Ni siquiera se había planteado regresar de manera indefinida a New York, pero tampoco se había marcado una fecha para volver a Washington.

—En realidad, no lo sé.

—Puedes quedarte el tiempo que necesites —indicó Dorian con la mirada perdida.

—Gracias, papá.

Gael sabía que ahora no era el mejor momento para marcharse. La familia no pasaba por su mejor momento y su padre era muestra de ello, por no mencionar lo perdida que se veía Melanie. Dorian se dirigió en silencio a su despacho, donde se refugió tras su escritorio como un alma en pena…

—¿Estás bien? —preguntó a su madre que asintió de inmediato — ¿Quieres que hablemos?

Melanie no dudó y se sentó junto a su hijo, afligida.

—Me preocupa tu padre…

—Lo sé. ¿Has hablado con él?

—Sí. Kiara debe viajar a España y nos ha ofrecido que nos marchemos un tiempo con ellos. Piensa que tanto a tu abuela como a tu padre les vendrá bien un cambio de aires.

—No me parece una idea tan descabellada, la verdad. ¿Él qué opina?

Su madre suspiró. Convencer a un Moore no era tarea sencilla.

—Dice que no puede dejar el bufete de abogados sin más. Está desbordado de trabajo.

Gael contempló con rapidez a su padre. Este se escondía tras su portátil y algo le decía que no era por ocio… De pronto, intentó recordar las últimas vacaciones en las que se había permitido disfrutar con todos ellos, perdiendo en el intento.

—¿Y Gardenia?

En ese preciso momento, llamaron a la puerta. Los invitados comenzaban a llegar.

—Ayuda todo lo que puede… Ya encontraremos la manera.

Melanie se levantó esperanzada y fue a abrir la puerta. Mientras tanto, Gael siguió contemplando con orgullo a su padre hasta que inevitablemente la escuchó. Había coincidido con Amelia en el entierro de su abuelo, pero ambos habían permanecido completamente separados, como dos desconocidos. Él, porque había permanecido junto a su abuela Briona y el resto de la familia, y ella, porque a pesar de estar saliendo con Nathaniel, había permanecido en un segundo plano junto a sus padres; Jhonny e Isabella.

Gael se puso en pie cuando la vio entrar. Había cambiado su vestido negro por unos vaqueros y una camisa azul que remarcaba su cintura. Amelia había crecido, su cuerpo había cambiado y ahora sabía que ante él, tenía a una preciosa mujer que ya no necesitaba defensa. Ella sonrió y como si el tiempo no hubiera pasado se abalanzó para abrazarlo.

El mayor de los hermanos Moore la correspondió de inmediato, envolviéndola entre sus brazos. La agradable fragancia femenina lo embriagó y el simple roce de su cuerpo le hizo estremecer, lo que le llevó a preguntarse por qué diablos accedió en el pasado a besarla y no una vez, sino en reiteradas ocasiones, pues estaba seguro que de haberse negado la situación sería muy distinta.

—Siento mucho lo de tu abuelo —dijo ella instantes antes de mirarlo a los ojos.

Gael sintió arder en el infierno y por ello, se vió obligado a centrar su mirada en el resto de la familia, para por último, regresar a ella.

—Te ves muy bien, pequeña.

Aquel "pequeña" le picó en el fondo de la garganta. ¿Era posible que una simple palabra pudiera doler tanto? Sí, sin duda sí. De pronto, se sintió torpe frente a ella e hizo lo que consideró mejor, separarse de la fémina para ir a saludar al resto de familiares que iban llegando. Su padrino, Jhonny, lo abrazó con evidente emoción…

Gael - La Leyenda De Un Moore | Erótica + 18 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora