Capítulo 22: Una noche inolvidable.

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Gael llevaba prácticamente desde esa misma mañana preparando lo que iba a ser, sin duda, una velada especial. Había faltado a su palabra, pues ni siquiera se había pasado por el bufete, aun así Gardenia lo tenía todo tan sumamente atado que dudaba que su ausencia pudiese entorpecer el ritmo habitual de trabajo, a excepción del de Amelia, que le había escrito en un par de ocasiones.

"¿Quieres que me pase a recogerte?"

"Me ha traído mi padre en moto. Necesito hacer una parada en casa para coger algo de ropa limpia."

"Estoy justo en la puerta. No tardes."

El Moore llevaba cinco minutos aparcado en doble fila esperando a que la Trambel abandonase el bufete para sorprenderla. En cambio, se había visto obligado a escribirle al ver como la mujer se excedía de su horario laboral. Cuando por fin sus ojos se encontraron, sintió que todo había valido la pena, pues ni siquiera iba a permitir que el triste recuerdo de Nath empañase aquello.

—Buenas tardes, pequeña.

—¡Gael! ¡Te he echado de menos!

La mujer se tiró a sus brazos, abrazándolo con anhelo mientras reprimía las intensas ganas que tenía por besarlo. Ganas que Gael compartía.

—Ponte el cinturón. Estoy deseando desaparecer de aquí para poder besarte.

Amelia dibujó una amplia sonrisa en su rostro y obedeció de inmediato. El Moore, enseguida se puso en marcha ignorando la respiración acelerada que tenía su acompañante.

—Me gustaría cambiarme —murmuró ella mientras se frotaba los muslos producto de su propio nerviosismo.

—Estas perfecta —prorrumpió él seguro de lo que decía.

—Gael… ¿Dónde vamos?

—A casa. He preparado algo para tí.

A la mujer se le secó la boca, pero Gael estaba tan impaciente que ni siquiera pudo esperar a llegar, por lo que aparcó el coche en el primer callejón de la ciudad y tras apagar el motor la besó con gula. Sus lenguas colisionaron entre ellas, mientras que las manos de Amelia buscaban donde agarrarse. El deseo entre ellos cada vez era mas evidente y también la pasión.

—Me encanta cuando haces eso —susurró ella con los ojos prendidos.

Gael la miró obnubilado mientras se preguntaba cómo habían podido estar tanto tiempo separados pues ahora que la tenía no contemplaba poder vivir sin ella. Finalmente retomó el trayecto, pues en realidad se moría de ganas de llegar y que la Trambel viese lo que tenía preparado. Sin embargo, antes de acceder a la casa, se vió en la obligación de aclarar;

—Te dije que te prepararía algo especial y creo que esta noche lograré sorprenderte. No obstante, quiero que sepas que esto no te condiciona a nada.

—Gael…

—Escúchame pequeña… Si tiene que darse, se dará sin más. Hoy, mañana o en un par de meses, da igual. Solamente quiero que sepas que no lo he hecho con la intención de llevarte a mi habitación, sino porque quiero agradecerte y devolverte un poquito de todo lo que me das.

Amelia asintió con los ojos empañados. No obstante, su cuerpo, su corazón y su mente tenían claro lo que deseaban, sabiendo que lo que pudiera hallar al otro lado, poco o nada tenía que ver con su decisión. Decisión que, por supuesto, ya estaba tomada.

Él la tomó de la mano y la llevó hasta la entrada. Las luces automáticas no se encendieron como de costumbre, pero lo que más llamó la atención de la mujer era el increíble olor a rosas que predominaba en el pasillo.

Gael - La Leyenda De Un Moore | Erótica + 18 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora