Amelia no dejaba de reír. Gael se había despertado de muy buen humor, tanto que había lamido cada centímetro de piel que había encontrado a su paso hasta centrarse en su sexo. Una vez ahí, la había mirado fijamente a los ojos, se había agachado y se había puesto a juguetear con su clítoris. En ese momento, ella había dejado de reír para jadear mientras envolvía la melena de Gael entre sus dedos.
Él rodó la lengua alrededor mientras la miraba fascinado. Amelia estaba totalmente desinhibida y además se estaba dejando llevar de tal manera que se estaba viendo tentado a colocarse encima y ofrecerle su miembro mientras seguía degustandola. Y quizá lo hubiese hecho, de no ser por el portazo que lo sacó de su ensoñación.
—Gael… ¡Ya estamos en casa!
La voz de Melanie, su madre, resonó por toda la planta baja.
—¡Mierda! —bramó mientras se levantaba y le lanzaba la ropa a Amelia.
—¿Tus padres? ¿Qué están haciendo aquí? ¿No se suponía que estaban en España?
Efectivamente. De hecho, no tenía constancia de su regreso, pero estaban allí y ellos estaban sin tiempo. Ambos se vistieron con rapidez, mientras que Gael se ocupaba de rescatar los preservativos usados y pensar una coartada, pero… ¿Qué excusa podía haber para aquella pillada? Ninguna.
Ambos se escoraron en la pared más próxima mientras que Gael pegaba la oreja a la puerta. Este al no escuchar nada la abrió con lentitud, cerciorándose asi de que ningún adulto estuviese en el pasillo. Instantes después, tiró de Amelia con la intención de llevarla hasta su coche y abandonar el lugar del delito. Sin embargo, la voz de Dorian lo sorprendió:
—¿Gael? ¿Amelia?
Gael se quedó paralizado ante la voz autoritaria de su padre a quien se vió obligado a plantar cara. Los ojos de Dorian bailaron hasta la hija de Jhonny que se refugiaba tras el enorme cuerpo de su hijo que se mantenía firme ante él.
—Papá, iba a llevarla a casa.
—Llevala antes de que la vea tu madre. Por cierto, date prisa. Tenemos una conversación pendiente.
La dureza en la voz de Dorian le advirtió; se avecinaban problemas. La pareja se subió al coche y tras hacer los primeros cinco minutos en un silencio sepulcral, Amelia se atrevió a hablar.
—¿Qué le vas a decir?
—La verdad.
—Gael… Me queda un mes de prácticas.
Él tragó con dificultad. Conocía a su padre lo suficiente como para saber que no tomaría represalias contra Amelia, pero él era otro cantar. No dudaba que lo escucharía, pero lo que más le preocupaba era defraudarlo.
—¡Maldita sea! —clamó aporreando el volante.
Amelia mareada por la situación bajó un poco la ventanilla para recibir un poco de aire en la cara.
—Da media vuelta. Lo afrontaremos juntos.
Gael negó con la cabeza. Conocía a Dorian y sabía que solamente lo esperaba a él.
—Es mi padre. Yo hablaré con él.
—Siento todo esto, Gael —murmuró la Trambel con la voz tocada.
—Ey, todo va a estar bien. ¿De acuerdo?
Ella asintió mientras que el Moore detenía el coche en la puerta de la entrada. Ambos se miraron, sin saber muy bien como despedirse, hasta que finalmente Amelia tomó la iniciativa y abrió la puerta dispuesta a marcharse. Sin embargo, Gael no la quería dejar ir así, no después de la maravillosa noche que habían pasado, por lo que la agarró de la mano y se abalanzó para besarla. La hija de Jhonny correspondió prácticamente temblando entre sus manos.
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Gael - La Leyenda De Un Moore | Erótica + 18 | Completa ✅
RomanceGael Moore se ve ante la necesidad de renunciar temporalmente a su vida en Washington y regresar a New York, junto a toda su familia. Allí se dará cuenta de que el duelo que debe lidiar es mayor, pues no solo tendrá que afrontar el dolor de perder a...