EPÍLOGO

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Dos meses después…

Gael conducía una vez más a New York. Aquella ya era la cuarta vez que viajaban a la ciudad. En cada visita, se había permitido ir avanzando en su proyecto de expansión, aunque debía admitir que todo había sido mucho más fácil gracias a la ayuda de su tía Kiara que desde un primer momento se ofreció a facilitarle algunos contactos. Contactos evidentemente de peso.

Había avanzado más de lo esperado. De hecho, si todo seguía el mismo ritmo, esperaba poder iniciar el proyecto en unos ocho meses. Tiempo más que suficiente para perfilar y estudiar en profundidad el mercado de distintas zonas. Y eso, era algo que lo hacía muy feliz.

La situación con Nathaniel no había variado. De hecho, cada vez que él y Amelia aparecían por New York él desaparecía, aunque Taylor aseguraba que no se encontraba en otro lugar que no fuese su piso. Motivo por el que intentó ir a verlo, aunque todo fue en vano, pues de estar dentro jamás contestó.

—¿Piensas decirme a qué se debe esa sonrisa que eres incapaz de borrar?

—Estoy feliz, pequeña.

—Eso ya lo veo…

Gael sonrió y dispuesto a contarle su plan, apagó la emisora de radio. Rápidamente sintió la intensa mirada femenina analizándolo, lo que le hizo reír a carcajadas…

—¿Vas a escupirlo de una vez?

—Dijiste que querías crecer laboralmente hablando…

—Sí, eso dije, aunque creo que no es el mejor momento para hacerlo.

Gael arrugó el entrecejo. No estaba de acuerdo.

—¿Por qué no?

—Miranos, Gael. Primero necesitamos asentarnos y después podré buscar esa estabilidad laboral de la que te hablé.

Visto así, no le faltaba razón a Amelia, pero él tenía otros planes mucho mejores.

—Trabaja conmigo —soltó con los cinco sentidos puestos en la carretera.

—¿Qué has dicho?

—La sucursal que abra en New York necesitará una responsable en el área financiero y nadie mejor que tú con tu capacidad y tus estudios para estar al cargo de ello.

—¿Me estás tomando el pelo? Mi experiencia es nula, por no hablar de que en estos momentos trabajo para tu padre. 

Gael sonrió. Le fascinaba tener absolutamente todo pensado…

—La experiencia es algo que se va adquiriendo con el tiempo. Nadie nace sabiendo. Además, yo mismo estaré encantado de ayudarte. Respecto a mi padre, he pensado que podríamos darle soporte con los pagos desde el banco. Me parece interesante poder dar este tipo de servicio que en el futuro podremos implementar en más empresas — El silencio se hizo en el vehículo y Gael la miró por unos segundos — ¿Te parece mala idea?

—Para nada, cariño. Las empresas estarán encantadas de deshacerse de la tediosa tarea que supone el cierre mensual, por no hablar del tiempo que ganarán.

—¿Pero…?

—Si eso funcionase, habría que contratar más personal o incluso buscar un espacio más grande.

—¿Y dónde está el problema? Crearemos empleo y prestaremos un servicio único que nos hará ganar más clientes importantes.

Amelia sonrió ante la explicación de su pareja. La idea era estupenda.

—¿Y de verdad quieres que yo esté al frente?

—¿Por qué no? Ya controlas los ficheros del bufete. De hecho, ni siquiera te he tenido que ayudar este último mes, así que… dame un único motivo por el que no deba confiar en ti para este proyecto.

Gael - La Leyenda De Un Moore | Erótica + 18 | Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora