6 - Noche estrellada

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911 | S2 - E5






—¿Una estafadora? —pregunté después de que atendiéramos a una mujer que se tiraba detrás de los autos para cobrar el seguro.

—Sí, su fémur se partió como una rama de apio —explicaba Chim. Reí, esta vez yo no iba conduciendo, lo hacía Buck, así que al estar frente a Chim aproveché de enterarme de lo sucedido con la estafadora lisiada.

—727-L-30, solicito unidad médica en el cementerio Parkview —dijeron a través de la radio, el camión condujo hasta aquel lugar y nos bajamos, había varias personas con carteles de "Los soldados mueren por el matrimonio homosexual", fruncí el entrecejo al verlos.

—Sargento Grant —dijo Bobby al ir junto Athena y caminar al paciente.

—Capitán, aquí don amabilidad comenzó a toser, se tocó el costado y se cayó. Puede ser apendicitis —dijo Athena, vimos a un hombre en el suelo, tenía sobrepeso y apenas podía moverse. Bobby le vio el costado.

—Oh, rayos, tenemos una bolsa de colostomía, el contenido estará reingresando —dijo Bobby—. Hay que entubarlo. Trate de relajarse, estos paramédicos tratarán de atenderlo.

El hombre se quejaba y noté que alzó la vista, vio a Hen y Chim —. Claro que no —comentó—, hazlo tú.

—Señor, yo no soy paramédico, no puedo entubarlo. Ellos sí —dijo Bobby.

—Entonces estoy bien —dijo el hombre.

—Señor, no está bien. Su intestino está obstruido —dijo Chim, el hombre levanto la mirada hacia él con desagrado—, Se ahogará con sus propios deshechos y morirá.

—Al-ejate —le dijo a Chim el hombre.

—Señor, si se niega el cuidado, no podemos aplicarlo por la fuerza —dijo Bobby, el hombre alzó nuevamente la vista y miró a Eddie.

—¿Qué hay de él? —Bobby lo miró y asintió.

—Díaz —dijo Bobby, Eddie se inclinó al hombre.

—¿Díaz? ¿Qué clase de nombre es ese? —preguntó el hombre. Todos parecían tener la misma reacción, de dejar al hombre solo.

—Mi padre es mexicano. Mi madre sueca, si quiere puedo ayudarlo con la parte sueca, pero nadie me dijo cuál de las dos es esa mitad —el hombre negó y Eddie se alejó.

—¿Quiere que llame a otro equipo que sea todo blanco? —preguntó Bobby con sarcasmo.

—Sí... pero tú, mujer, igual puedes trabajar —todos se voltearon a mirarme.

—Strand, puedes hacerlo —dijo Bobby, ahora me arrepiento de haber hecho un curso de primeros auxilios.

—Con un dem... —tomé los instrumentos para entubarlo.

—¿Tú no eres de otro país? —me preguntó apenas.

—No señor, nací en New York —dije al esforzarme en entubarlo antes de que siga hablando, sin embargo, detuvo mis manos.

—¿Y no eres homos...al? —apenas podía hacer las preguntas. Sonreí forzada y entregué los instrumentos a Hen.

—No señor, pero soy judía —él me echó de inmediato y yo retrocedí.

—Regurgitara popo —dijo Hen, el hombre comenzó a escupir y todos retrocedimos, pero de inmediato nos acercamos a auxiliarlo, una vez entubado lo subieron a la ambulancia y Hen junto a Chim se lo llevaron. Vi a Buck y Bobby acercarse a Athena y una mujer castaña, sin embargo, a mi lado se me acercó Eddie.

—¿Así que judía? —preguntó él, sonreí.

—Mi madre lo es, creyó que sería perfecto que sus hijos siguieran ese camino sin consultarle a nadie, ni a mi padre —dije —. ¿Qué hay de ti? Sueco.

—Mitad, mi padre era un rompecorazones, así que mi madre no pudo evitar amarlo —río.

—Que lindo —dije sin pensar.

—Bien equipo, nos vamos —dijo Bobby, todos subimos al camión y regresamos a la estación. El transcurso del día pasó y nuestro turno había acabado.

—Hay que ayudar a Maddie con los muebles que compró —dijo Buck a Eddie y Chim, a la distancia mis ojos encontraron los de Eddie y me despedí con la mano.

Los días de descanso parecen pasar muy lento, me siento en el sofá mientras observo la televisión apagada, me veo en el reflejo de esta y solo me pierdo en mis recuerdos, hasta que mi celular comienza a vibrar, veo de cerca y es un número desconocido.

—¿Hola? —dije al contestar.

—Hola, Teresa, soy Eddie —dejé la cerveza de lado.

—Sí, hola —repetí inconscientemente, me di un golpe en la frente. Lo oí reír un poco del otro lado de la línea.

—Me preguntaba si querías salir a beber algo, hoy.

—Sí, claro ¿a qué hora? —pregunte.

—¿Te parece a las 8?

—Sí, me parece. Nos vemos —colgué la llamada y de una forma casi cómica corrí a ducharme, cambiarme y arreglarme.

Me puse unos jeans, una camiseta blanca y una chaqueta negra encima, cuando Eddie llegó por mí no pude evitar sentirme algo incomoda dado que no sabía cómo iniciar la conversación, sin embargo, en el bar después de unas copas sentí más confianza, reímos, hablamos de lo maravilloso que es Chris y sin darme cuenta terminamos durmiendo en mi casa.

Esa noche por primera vez cerré los ojos y las pesadillas no me invadieron, me sentí en paz, y entendí por qué me sentía tan cómoda con Eddie desde nuestro primer encuentro.

—¿En qué piensas? —me preguntó Eddie al momento de verme a los ojos, yo acaricie su mejilla y cabello. Estaba sentada sobre él, abrazándolo, la luz de los postes ingresaba por las ventanas entreabiertas.

Sus ojos brillaban como el cielo estrellado.

—En que fue bueno ir a comprar justo ese día —dije, él me beso.

𝐒𝐓𝐀𝐑𝐑𝐘 𝐒𝐊𝐘 - 911 [Eddie Díaz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora