NOCHE 14

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Hacía frio.

No era un frio normal, era un frio realmente frio que les había impedido salir de la cama, Minato prefirió dormir durante toda la mañana que salir y hacer su rutina mientras que Mikoto solo podía encogerse entre las sábanas.

Por lo general ambos salían del colchón tan pronto se despertaban, no era su intención acercarse y tener momentos incómodos, eran dos adultos y se habían convencido de que era normal, pero era imposible que alguno saliera de la cama y tocara el frio suelo.

En cambio fingían dormir hasta que sus espaldas dolieran.

-Tendremos que salir a comer en algún momento.- Dijo Mikoto sintiendo a la gata dormida en sus pies, ella también se había metido a la cama en busca de calor.

-Sal tu.- murmuró Minato. -Tráeme el desayuno a la cama y te prometo no despreciar tu pizza con piña.

-Olvídalo, no saldré.

-Bien.

-Bien.

Mikoto observó el rostro tranquilo de Minato, y suspiró sintiendo su característico aroma.

Había aprendido poco de los omegas durante ese tiempo, y no esperaba aprender más viviendo con Minato ya que este hablaba poco de su naturaleza, siempre se apegaba a lo que Mikoto hiciera y muchas veces ignoraba sus preguntas.

Lo único que sabía de ellos es que los lobos comían más carne que los monos, por lo que se preocupó en comprar más carne sabiendo que su hermana lo odiaba en secreto.

También sabía que eran menos resistentes al frio que los monos... o eso debía ser porque Minato no dejaba de temblar.

Extendió su brazo y atrapó el delicado cuerpo del omega para abrazarlo y evitar un poco el frio, no estaba seguro de como Minato iba a reaccionar, pero lo que hizo fue simplemente acercarse a Mikoto y acurrucarse con naturalidad.

¿Qué significaba eso?

Que tenían frio, eso es todo, no había más que pensar.

Sintió la respiración del chico justo en su cuello e intentó ignorarla por varios segundos, hasta que se dio cuenta de ese detalle; Minato lo estaba olfateando.

Oh, Mikoto solo esperaba haberse duchado bien.

En realidad le ponía nervioso saber que estaba siendo olfateado por un lobo, tuvo que apretar cada músculo de su cuerpo para evitar accidentes, incluso intentó no sudar.

No supo en qué momento fue consciente de los latidos de Minato….  y de los suyos.

-¿Por qué no se siente como si estuvieras abrazándome en verdad?— preguntó Minato en un murmuro.

-Porque no puedo tomar nada.- Fue su extraña respuesta.

"Porque la última vez que abrace a alguien lo lastime y le dije que nunca lo soltaría." Pensó escuchando su propia voz en sus oídos. "¿Verdad? Yu...."

-Mikoto... Lo que me gusta de los monos...- La voz de Minato fue melodiosa. —Es que se abrazan y toman lo que aman de esa manera. Los lobos muerden hasta destrozarlo.

Mikoto intentó abrazar a Minato para darle consuelo a su dolorosa voz, pero sus brazos fueron incapaces de hacerlo. Se encogió un poco chocando su frente contra la de Minato y aspiró su dulce aroma a omega, o a Minato.

-No van a destrozarte.

Minato alzó el rostro y lo miró con bellos ojos oscuros, una mirada extraña que Mikoto no pudo descifrar en ese momento.

Su corazón no tenía derecho a latir tan rápido y fuerte, pero cuando Minato se acercó y dejó un suave beso sobre la esquina de su boca pareció detenerse.

Cuando se apartó sus miradas se mantuvieron una sobre la otra.

-¿Puedes abrazarme más fuerte?

No.

Mikoto no podía.

RELEASE [MikoMina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora