NOCHE 18

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-¡Oh por dios!- Casi gritó el hombre frente a ellos, la bata blanca junto con los lentes le hacían parecer una persona distinta, pero él era muy similar a Sarada, incluso tenían el mismo color de pelo a modo de espejo. -¿eres un omega? ¿Cuántas semanas? ¡Déjame adivinar! ¡Trece!

Minato lo miró de pies a cabeza por varios segundos.

Mikoto sabía de alguna manera que el lobo no era de discriminar a las personas por lobos y monos, había aceptado a Mikoto y a su hermana con bastante facilidad y jamás les había echado en cara sus diferencias, nunca se quejó y siempre se mantuvo con la mente abierta respecto al comportamiento de Mikoto.

Por eso no podía explicarse por qué no podía dejar de mirar atento al hombre y dar un paso hacia atrás como si quisiera huir.

—D-oce... - Respondió Minato siento tímido.

-Ahh... - Sarada titubeó.

Mikoto le había pedido dos cosas a su amiga; uno, no preguntas y dos, mantener el secreto. Y si alguna de esas dos cosas se rompía entonces Mikoto no tendría otra opción que contarles a todas las personas que Sarada  se orinaba en la cama hasta los quince años y que dormía con un peluche siempre.

Entonces Sarda tan solo lo aceptó siendo una grandiosa amiga y a la vez rehén.

-Ya veo.- El  hermano de Sarada sonrió dando un paso hacia atrás, se veía mucho más calmado que antes. -No te preocupes, no me acercaré si no te sientes seguro, por ahora tomaré tus datos.

-Mikoto ven aquí.- Sarada lo tomó del brazo y lo jaló fuera del pequeño consultorio, justo en la sala de espera. Despues le dio un golpe que apenas se sintió. —¡¿Qué haces con un lobo?!

-Te dije que no quería preguntas.- Respondió regresándole el golpe. -Y su nombre es Minato, te lo presente.

-Bien, no preguntas...- Dijo Sarada apartando su vista hacia la puerta cerrada. — Pero ¿Cómo esperas que mi hermano atienda a un lobo? Ellos no se dejan tocar por los monos, mucho menos un omega con cachorros, es imposible que el pueda trabajar con normalidad.

-Pensé que era su sueño atender a un omega.

-¡Lo es! Pero es ese tipo de sueños que no se pueden cumplir, pensé que estabas bromeando cuando me preguntaste sobre ello. Ese omega no dejará que mi hermano lo toque.

-Minato es diferente.- Habló sin pensar, al no conocer a otros lobos, realmente no sabía si Minato era o no igual que los demás. — él me ha dejado tocarlo antes.

-Pues sí, creo que tienes que tocarlo para ponerle adentro a un cachorro.

-¡No tengo nada que ver con eso!— casi gritó. – Él... él ya estaba así cuando nos conocimos.

-¡Peor! ¡¿sabes que te hará su alfa cuando te encuentre?!- Gritó Sarada con la voz muy baja. -Te estas metiendo en un problema enorme Mikoto, los lobos no son como los monos, a ellos no les importan nuestras leyes o reglas.

-Estas exagerando.- Suspiró Mikoto apartándose. -¿Qué quieres que haga? ¿Qué le diga que se vaya y lo saque de mi departamento?

-Si, de hecho.- asintió Sarada con inocencia. -apuesto a que tiene un alfa que lo está buscando, un alfa que es el padre del cachorro. Cuando ese alfa lo encuentre él no estará en problemas, lo estarás tú.

Mikoto suspiró dándole la espalda.

La puerta se abrió y Minato corrió hacia él en silencio colocándose justo detrás, como si estuviera escondiéndose mientras cubría y protegía su vientre.

El hermano de Sarada les sonrió.

No hubo necesidad de palabras, Mikoto supo que Minato no dejó que el se acercara.

RELEASE [MikoMina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora