NOCHE 15

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Un día las náuseas de Minato desaparecieron, ya no se despertaba en las mañanas para correr a vomitar y por lo tanto Mikoto había estado llegando tarde a su trabajo durante los últimos días, no quiso quejarse porque era una buena noticia para el omega, poder dormir y despertar tranquilamente es lo que hubiera querido cualquier persona.

Así que Mikoto solo se despertaba tarde e iba a trabajar sin hacer ningún ruido, su gata se encargaría de ocupar su espacio vacío en la cama.

Lo último que hacía antes de salir era despedirse de Patricio para ver si él podía tener un grandioso día encajado en esa maceta.

Su día de trabajo transcurrió con normalidad, los regaños de su jefe solo hicieron un poco más interesante el día ya que tomó un pequeño grupo de meseros y les habló de manera general por culpa de Mikoto, estaba bien para Mikoto, para los demás no.

Así que comenzó a trabajar sin dar quejas y siendo especialmente amable con las personas para ver si eso solucionaba el enojo del hombre.

También estaba pensando en la lista de compras, a Minato realmente le gustaba la carne a término medio así que había investigado recetas porque descubrió que amaba cocinar.

Mikoto jamás pensó que su actividad favorita despues de la fotografía sería la cocina, era un gusto trabajar en su pequeña casa y llenar el lugar de aromas deliciosos y calentarla con el horno o la estufa, aunque dudaba que quisiera dedicarse a ello ya que no podía ignorar la caótica vida de Sarada entre los sartenes.

La pobre chica apenas y podía respirar en las mañanas más concurridas, así que estaba bien como pasatiempo.

Su refrigerador había dejado de tener comida congelada y estaba repleto de ingredientes nuevos cada semana.
Entonces fue un día agradable, cuando regresó a casa, todo estaba en orden y tranquilo, perfecto para solo pasar el resto del día de tranquilidad.

-Mikoto, no sé si quiero tenerlo.

Ah.

La voz de Minato era realmente triste y temerosa, como si no estuviera seguro de sus palabras, pero Mikoto tan solo lo miró por un largo rato intentando detener la avalancha de pensamientos.

Minato podía hacer lo que quisiera, Mikoto no tenía voz para decidir sobre él y dudaba que alguien la tuviera más que él mismo, pero sus palabras se cortaron como cualquier cosa y su buen humor comenzó a transformarse.

-Justo antes de cumplir las doce semanas, estás a tiempo.- Dijo sin más desviando su mirada - Pero no tengo dinero para pagar algo así... supongo que tampoco tenía dinero para pagar un parto. Ah... Creo que si deberías vender tu ropa guchi.

Minato no habló por largo tiempo y tan solo se mantenía en su lugar, incluso la gata dejó de moverse y se escondió en su cama.

El ambiente era tan tenso que podía cortarse con facilidad.

¿Qué más podía decir Mikoto?

Desde un principio no debió entrometerse en la vida de Minato, tan solo dejarlo vivir ahí o darle indicaciones para que buscara otra ayuda.

-¿Estás molesto?- preguntó Minato.

-No importa lo que yo siento, no puedo decidir por ti.- Se limitó a decir comenzando a organizar todo para la cena. - Sé que dije que era pro-vida, pero en realidad no puedo hacer nada si no quieres tenerlo... tampoco te daré dinero para que lo hagas porque no tengo.

-¿Y si lo tuvieras?

- Igual te haría vender tus cosas para pagarlo - Dijo encogiéndose en hombros. - Tuviste tiempo para pensarlo, ahora te toca decidir rápido antes de que se te acabe el tiempo.

Bien, todo estaba en orden.

Mikoto tan sólo tropezó con un par de cosas y las desparramó en el suelo, también pisó un frasco de vidrio y lo rompió y por último tiró el libro de cocina que hizo rodar varias cosas hasta que cayeron sobre su celular.

Perfecto.

Todo perfecto. Soltó una risa nerviosa y miró al omega frente a él, después señaló a la puerta.

- Voy por leche.....-

Mikoto mintió y corrió como un niño hacia la azotea del edificio.

RELEASE [MikoMina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora