CAPÍTULO 6

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Las sirvientas que esperaban dentro de la habitación quedaron congeladas en cuanto recibieron la primera orden de la niña recién llegada.

"¿Cambiarse?"

"Quiere que le ayudemos a cambiarse?"

Exclamó una de ellas con un tono de asombro y ofensa.

¿Cómo se atrevía alguien de los barrios bajos actuar de forma tan prepotente?

"Aún si quisiéramos ayudarle no contamos con lo necesario."

Dijo la otra doncella con un tono calmado.

"¿Qué significa eso?"

El tono inocente con el que Dalia se dirigió hizo que las doncellas bajaran la guardia y procedieran a actuar como estaba previsto.

"Artículos como el shampoo o el jabón son muy difíciles de adquirir y el monto que nos entregaron para decorar la habitación fue escaso."

Con una mirada decaída y una actitud agradable las sirvientas agacharon la cabeza esperando que la niña incrédula creyera sus mentiras.

"¿Es así?"

Con un tono de tristeza la pequeña parecía darse cuenta de cual era su lugar en la casa del Marques.

"Pero no se preocupe pequeña dama, me encargaré de la hablar personalmente con la jefa de sirvientas para hallar una solución"

"Por el momento... ¿Qué le parece cambiarse por un atuendo bonito y saltarse el baño?"

Del armario sacaron un vestido muy sencillo y con unos toques muy particulares.

Era obvio que los detalles caros del atuendo fueron arrebatados con fuerza y suplantados con encajes de distinto color.

"El amarillo resalta el cabello de la dama"

Dijo alguien sujetándome del brazo como si tratara de convencerme a la fuerza de que esa es la única verdad.

'Pareces tener un gusto único al vestirte.'

Dalia recordó uno de los comentarios que recibió al llegar con esa ropa a la cena en su primer día como noble.

"Es lindo"

Una de las doncellas no pudo aguantar la risa y se retiró diciendo que necesitaba tomar un poco de aire, mientras que la otra aseguró traer un poco de agua para lavarle la cara.

"..."

Nada había cambiado.

(...)

No había tiempo que perder, las sirvientas se habían ido de la habitación y el momento adecuado de actuar.

"Quiero ver sus sonrisas cuando sepan lo que hicieron mal."

Saliendo de la habitación me dirigí directamente hacia el comedor, en el camino traté de evitar al mayor personal posible y antes de llegar me escabullí entre un jarrón y el reloj de pared.

Marcando las seis en punto de la noche se escuchaba el sonido de un carruaje llegar a la entrada, como era costumbre el Marques no faltaba a la cena y siempre era puntual al llegar.

La mujer que lo esperaba en la entrada no era otra que mi madre, quien con una sonrisa tímida le dio la bienvenida.

Se veía como una dama noble de pies a cabeza pues su comportamiento era tranquilo y sus actos delicados, además de ello el hombre que la acompañaba estaba notablemente fascinado.

"Llama a los niños"

El marqués dio la orden al mayordomo y seguido de ello escoltó a la dama hacia el comedor.

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