CAPÍTULO 18

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La rutina en la mansión Agnes para el joven invitado del Marques consistía en entrenar por la mañana junto a Aron, quien aprovechaba en aprender nuevas técnicas con la espada. 

"Me rindo." 

Las gotas de sudor que caían por las mejillas del heredero Agnes eran absorbidas por la camisa antes blanca de su uniforme. 

Tras dos horas de entrenamiento participaba de las comidas junto a la familia del Marques y luego se dirigía a la habitación de la pequeña dama a la que cuidaba. 

"..."

Apoyándose en la puerta tras ingresar a la habitación dio un largo suspiro de cansancio, pues a pesar de haber llegado hace ocho días a al territorio aún no estaba acostumbrado a lidiar con la primera señorita del marquesado, quien constantemente insistía en querer acompañarlo, pero que después de largos recorridos a la mansión seguía en la posición de permanecer con él.

Afortunadamente, el lugar en el que estaba era uno seguro, a veces la Marquesa y su esposo visitaban a su hija para saber como iba el tratamiento, otras era Aron quien invadía la habitación y se iba luego de observar a su hermana con cariño, sin embargo, cuando se trataba de la señorita Seshia no se escuchaba nada, al parecer la relación entre hermanas no era muy buena, algo de lo que no estaba muy interesado en un inicio, pero que por alguna razón empezó a llamar su atención, sobre todo desde que empezó a compartir sus pensamientos. 

Era un tanto confuso pues la joven que dormía plácidamente en la cama no era capaz de emitir alguna respuesta, sin embargo, se sentía cómodo, ya sean mensajes del libro que leía, preguntas que venían a su cabeza o quejas de cosas que le incomodaban. 

"...¿Por qué aún no despiertas?" 

En algún punto empezó a sentir curiosidad, ya que eran pocos los comentarios que Aron decía sobre su hermana, entre ellas se resaltaba la amabilidad con la que ésta solía tratar a los demás, una sonrisa brillante o lo peculiar que era su belleza. 

"Bonito."

Según escuchó del mismo Aron o de las doncellas que intercambiaban susurros al momento de cambiar las ropas, la señorita que dormía gozaba de una belleza rara, algo que a simple vista podría tratarse del color de cabello. 

Acercándose un poco más pudo sentir el mismo aroma dulce de siempre. 

"...!"

Fue entonces que al percatarse de su cercanía fue sorprendido por dos diamantes azules, estos se escondían tras largas pestañas y actuaban como espejo.

"..."

Separándose al instante de la pequeña que lo veía con curiosidad trató de simular que nada había pasado, pero fue incapaz de ocultar la vergüenza que sentía al ser descubierto, pues la calor en su pecho era muy fuerte y parte de sus orejas parecían quemarse. 

"...Gael."

"...!"

De pronto aquella calor desapareció por completo y fue reemplazada por otro sentimiento. 

Ahora sentada la pequeña niña observaba con tristeza hacia su dirección, aquellos ojos azules lo veían directamente mientras derramaba lágrimas que transmitían nostalgia. 

El joven heredero de una gran fortuna observó a la dama lleno de confusión, no entendía el porque actuaba de esa forma o el porque conocía su segundo nombre, sin embargo, no pudo obtener respuesta alguna ya que alguien había ingresado a la habitación y gritado un nombre con alegría. 

Pronto la mansión fue un caos, la segunda señorita del territorio Agnes había despertado. 

(...)

Llegada la cena el comedor estaba muy animado,  donde la mayoría de los platillos preparados consistían en alimentos fáciles de digerir, algo que molestó a una sola persona pues sabía el motivo de ello. 

Habían transcurrido varias horas desde que Dalia Agnes había despertado y tras unos chequeos con el medico de la familia se dijo que su despertar había sido un milagro, pues las condiciones que mostraba su cuerpo eran muy buenas a pesar de no haber consumido alimento. 

Los miembros de la familia Agnes se mostraban felices de saber que todo estaba bien y agradecieron al responsable de ello, entre ellos Aron aseguró serle fiel hasta el final de sus días sin la necesidad de ser familia. 

"¿Cariño? Dalia aún llega." 

Dijo la Marquesa a su esposo como un aviso de que iría a verla, sin embargo...

"Iré a ver que pasa." 

Dos personas se ofrecieron al mismo tiempo a cumplir con esa tarea, estos al darse cuenta se observaron el uno al otro, donde el primero parecía algo confundido por el ofrecimiento del segundo y el segundo trataba de evitar por completo a la hermana del primero luego de notar su intención de sentarse junto a él. 

Sin esperar mucho el joven Duque se levantó de la mesa y partió hacia el segundo piso sin mirar hacia atrás donde cierto chico lo apuñalaba con la mirada.

"Lo asustaste." 

Dijo Aron con un tono amable hacia su hermana pequeña. 

"..."

Seshia ignoró por completo al que le habló para luego observar al Marqués, con una cara seria y de pronto una sonrisa de oreja a oreja dijo:

"¿Cómo puedo asustar a mi futuro esposo?"

 Esto último dejo perplejo a todo el comedor, pues era una declaración muy fuerte por parte de una niña. 

Para aquellos que trataban poco con la niña podría escucharse como una simple confesión de amor, pero para la Marquesa quien últimamente había compartido tiempo con Seshia era un tema muy delicado, pues se percató del comportamiento territorial que la niña mostraba. 

"¿Mamá?" 

La niña sentada a su lado parecía querer recibir su apoyo. 

"¿Si?...creo que el primer amor es muy lindo." 

Seshia no estaba satisfecha con esa respuesta, pero lo dejó pasar pues se dio cuenta de algo. 

'¿No estaban tardando mucho tiempo?'

La sola idea de saber que su media hermana también se interesara en Izan por un poco de amabilidad le irritaba. 

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2024 ⏰

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