Se cumplía la segunda semana de mi llegada a la mansión del Marques y mi relación con los sirvientes mejoró bastante, podría decirse que supe ganarme el cariño de algunos, entre ellos el cocinero Jhon."Aquí tiene princesa, galletas con chocolate extra para calmar el frío."
El guiño y la sonrisa de cómplice al ocultarla en la cesta eran muy divertidos.
"¿Señorita?"
"...!"
La voz de la ama de llaves se escuchó cerca y ambos estuvimos alerta ante lo que venía.
"Aquí estaba, señorita ya le dije que no puede entrar directamente a la cocina-"
"¡Muchas gracias!"
Dije de prisa para darme a la fuga y así evitar una gran charla de etiqueta noble.
"¡Ya le dije que no puede correr!"
La desesperación en su voz era tan dramática que a veces me sorprendía.
"Una dama con un vestido lindo siempre mantiene la calma-"
"¡Adios Jhon, adiós señora Leti!."
La razón de mi apuro se debía a que iríamos de visita al bosque.
Al llegar el invierno y al caer la nieve era más fácil encontrarse con las manadas de lobo, mi padre al igual que el antiguo Marques habían criado específicamente a esa especie como un pasatiempo suyo, por lo que aprovechando la conexión con ellos mantenían vigilado el territorio.
"¡Dalia, Cariño!"
La marquesa grito en cuanto vió a su hija correr sin algún tipo de freno. A pesar de que los sirvientes limpiaban la entrada de la mansión con regularidad para evitar accidentes con el carruaje la nieve caía por momentos.
"Ya estoy aquí mamá."
La mujer no se dejó convencer por la sonrisa infaltable de la pequeña y optó por un piquete con los dedos en la frente.
"Ah-!"
Las mejillas rojas de la niña por el frio al igual que la nariz y sus manos pronto fueron cubiertas por una chalina y guantes.
"Ten cuidado con el piso resbaloso."
Dijo la Marquesa con un rostro preocupado para luego dejar un beso en la frente herida.
"Esta bien... y ¿Papá?"
Respondiendo ante el puchero de su hija la Marquesa rio internamente.
"Ya viene, fue por tus hermanos."
Tal y como se había dicho un hombre de aspecto elegante se hizo presente con dos personas en cada lado.
"¡Papá!"
El llamado de Dalia hacia el Marques lo contentó de muchas formas y al igual que como había pasado estos últimos días, sus brazos se abrieron para cargar a su hija.
Ante tal bienvenida la pequeña corrió a los brazos de su padre sin perder el tiempo y la sonrisa de ambos lleno el lugar de alegría, obviamente no fue así para todos.
Seshia no soportaba ver tal cercanía entre su padre y la invasora que tiró dos veces de la ropa de padre logrando captar su atención.
"Yo también quiero un abrazo."
El hombre aceptó gustoso en lo que bajaba con cuidado a Dalia e hizo lo mismo con Seshía quien se sonrojó un poco al ser la primera vez que hacía este tipo de cosas.
Aron por otro lado no había dicho palabra alguna hasta el momento por la vergüenza de haberse escondido hasta ahora que pensaba si acompañarlos era lo correcto.
"Cariño, te ves apuesto."
Contrario a los pensamientos pesimistas que tenia sobre el viaje y sobre si mismo la marquesa lo trababa igual que siempre.
Incluso su pequeña hermana Dalia lo veía con cariño. Se sentía triste de no poder corresponder a esa mirada pues la relación con Seshia estaba en juego.
No quería malograr el estado de ánimo de la pequeña ahora que por fin había salido de su habitación, pero tampoco quería herir los sentimientos de Dalia así que fingió no darse cuenta y sonrió como de costumbre.
El viaje hacía el bosque fue super corto puesto que la mitad del camino debía hacerse de a pie, sin embargo, al estar todos juntos el tiempo pasó volando entre que se observaba a distintas aves u otros animales pequeños.
La vigilancia que el Marques había traído consigo era un mínimo al tratarse de un territorio pacífico así que en su mayoría el trabajo de los caballeros consistía en llevar la cesta de su señorita.
"¿Qué es eso?"
De entre la nieve dos orejas puntiagudas resaltaban junto a un par de ojos azulados.
La pequeña de cabellos blancos se emocionó al notar de que se trataba.
'Una cría de lobo.'
Con cuidado de no asustar a la criatura se acercó hasta cierto punto donde sonrió de oreja a oreja.
El cachorro al darse cuenta se encogió un poco antes de saltar hacía ella como si se tratará de una presa, solo que por el contrario no tenía intenciones de hacerle daño incluyendo el movimiento de su cola.
"¡Que lindo!"
Los presentes estaban sorprendidos por la buena conexión que hubo entre ambas criaturas que no pudieron evitar estar conmovidos.
Seshía por otro lado estaba celosa de no poder jugar con el cachorro al igual que Dalia así que optó por acercarse, sin embargo el pequeño lobo al percatarse de esto mostró sus dientes de manera amenazadora.
Ahora que lo veía con detenimiento, tanto el pelaje blanco como el color de ojos se parecía a alguien.
"Seshia, hija retrocede."
El Marques se alertó al ver que a unos pocos metros de donde estaban las niñas se acercaba de entre los arboles la manada de lobos que estaban buscando pero con un aura amenazante.
Los ojos de las bestias estaban enfocados únicamente en Seshía, quien provocó alterar al cachorro y provocó que estuvieran alerta.
"Dámelo."
La niña de cabellos negros hizo caso omiso a la advertencia de su padre y quiso tomar por la fuerza al cachorro sin darse cuenta que su vida corría peligro.
"Lo estás asustando."
"...!"
La mirada retadora de Dalia coincidía con la del cachorro y eso molestó aún mas a la joven dama.
"Seshia, ven aquí."
El Marqués detuvo a los caballeros de armar alboroto y provocar a la manada, con pasos cautelosos se acercó hasta donde estaba su hija, pero ésta seguía sin prestarle atención.
"¡Te dije que me lo des!"
Todo pasó muy rápido, el grito de Seshía alertó a los lobos al ver que el cachorro era cogido con fuerza y en defensa de este corrieron hacia ella.
El marques alertado cogió a la niña en brazos dejando caer al cachorro quien asustado lanzó un aullido.
Los ojos del Marques se posaron por un segundo en su esposa y notó que esta veía en cierta dirección aterrorizada, al fijarse en ello vio como Dalia cubría con su cuerpo al cachorro para luego ser enterrada por pelaje.
"¡Nooo!"

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REVENGE
Acak"Ódiame si eso te hace sentir mejor." No importaba en lo mínimo. "Porque aún así me perteneces."