CAPÍTULO 10

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Llegada la hora de salida el Marques esperaba en la entrada de la mansión junto al carruaje, habíamos decidido pasar por una de las boutique para comprar ropa de mi talla y así dejara de usar los vestidos de Seshia, no sin antes pasar por un restaurante y comer algo delicioso. 

"¿Estás lista?" 

Era un viaje entre padre e hija ya que Aron se negó en participar por temas de estudio, mi madre tenía planes de asistir a una fiesta de té y Seshia aún seguía recluida en su habitación. 

"Si, hoy es un bonito día." 

Dije alzando los brazos hacía el aire, quería ser consentida de cierta manera al menos por ahora y como el Marques era un buen hombre me sentía cómoda. 

'Tiene una cara muy bonita para ser un hombre de edad.' 

Después de todo, cuando esta persona quedó viudo hubo varias damas que estaban dispuestas a asumir el rol de madrastra.

Ya en el carruaje el Marques contaba varias historias acerca de su familia y de algunas noticias que corrían por el imperio, un viaje cómodo hasta llegar a las calles de la ciudad donde se podía observar a muchísima gente. 

Ver por la ventana era siempre placentero ya que sentía la brisa del viento y las diversas voces del público. 

'Extrañaré esto.' 

"Dalia." 

El marques llamó a su hija quien parecía estar perdida en sus pensamientos y sonrió en cuanto la pequeña se acercó. 

El restaurant en el que se habían detenido pertenecía a un hotel que era muy conocido por solo tener clientes de un estatus alto, prueba de ello tanto el exterior como el interior resaltaba demasiado. 

"Una vez que terminemos de almorzar podemos pasar por la boutique." 

Dijo el Marques con un tono amable llamando la atención de algunos que pasaban por ahí. 

"¿Lo viste?, su cabello como la de una anciana."

Esto se debía más a mi apariencia poco común. 

"¿Será una nueva enfermedad?" 

Conforme entramos al interior del hotel las miradas se iban acumulando, podía ver que no todos se sentían cómodos. 

"Señor, tenemos un espacio exclusivo para clientes prestigiosos, si ustedes desea podemos-" 

"No será necesario." 

"...!"

El tono serio de mi padre alertó al empleado y el ambiente se volvió más tenso. 

"Quiero el especial del día." 

"...Como usted desee." 

Aún sentada de espalda a los demás podía sentir sus ojos. 

"Papá..." 

"No les tomes importancia, aquellos que no te conocen no tienen el derecho de hacerte sentir mal." 

El Marqués se arrepintió de poner en esa situación a su hija, pero si se retiraban ahora entonces no podría dejar en claro que ella también era una noble. 

Varios rumores ya circulaban en el imperio acerca de su nuevo matrimonio y por ello Dalia era un blanco muy fácil. 

Un hijo ilegítimo dentro de una familia noble era muy extraño de ver, puesto que todos valoraban el honor y prestigio de cada familia, es por eso que ahora o nunca debía dejar en claro su respaldo hacía ella. 

"Ese hombre no tiene vergüenza, mira que traer a otra que no es su hija a este lugar.."

Los susurros podrían ser crueles en su mayoría, pero no estaba dispuesto a darles importancia, para él era mas importante ver la actitud de su hija. 

Que comportamiento tendrá ante estas situaciones y como se desenvuelve ante ellas. Para un niño de tan corta edad las lágrimas podrían ser su única solución o eso pensó hasta ver que la respuesta a su pregunta llegó más rápido de lo que creía. 

'Nada.'

Aún cuando trajeron la comida la niña disfrutaba de sus alimentos sin tomarle importancia a los demás. 

"Delicioso" 

Las mejillas rosadas y la sonrisa ingenua de la niña cautivaron una vez mas al duque. 

"Pide lo que quieras." 

La expresión de Dalia se hizo mas brillante.

"¿Puedo?" 

"Tu padre tiene mucho dinero." 

Terminando el almuerzo tanto padre e hija se dirigieron a la boutique en busca de ropa nueva donde la situación con el público parecía ser el mismo. 

"Me llevó todo esto." 

Aún cuando los empleados se notaban reacios en atender a Dalia debían admitir que su apariencia no era tan mala al probarse los atuendos. 

"¿Podemos comprar un regalo para mamá?" 

La relación que el hombre y la niña también dejaba con la boca abierta a muchos, pues nadie imaginaria que un noble tratase de esa forma a alguien que no tuviera su sangre. 

"Compremos varios." 

Sin embargo, ninguno decía una palabra frente a ellos, pues se trataba de un Marques después de todo. 

Fue así como el día paso entre risas y muchas compras que al final terminó por crear un vínculo muy especial entre el Marques y Dalia. 

Llegada la noche después de un viaje largo, el carruaje llegó a la mansión y de él bajó un hombre con su hija dormida en brazos.

"¿Cómo les fue?" 

La marquesa sonreía enternecida de ver tal situación y depositó un beso en los labios de su esposo con cuidado de no despertar a su hija. 

"Puedo decir que me la he ganado." 

"Entonces te felicito." 

El marques negó con la cabeza ya que no quería unas simples palabras como recompensa. 

"Espérame lista." 

"...!"

El rostro sonrojada de la mujer se escondió tras sus delgadas manos y después de unos segundos susurró.

"Entonces date prisa."

Para luego correr hacia un punto en específico, dejando al Marques con cierto impulso de perseguirla en el acto. 

Al observar hacia abajo notó que la pequeña aún seguía dormida, con cuidado de no alzar mucho la vos al callar a los sirvientes durante su camino llegó a la habitación de Dalia. 

Depositando el cuerpo sobre la cama se dijo a sí mismo que no estaba tan mal hacer estos unas cuantas veces a la semana. 

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