Hogwarts, Sala Común De Slytherin. 1 de Septiembre de 1991.
Harry no durmió bien la noche anterior, se despertó temprano por la mañana, mucho antes de lo que estaba acostumbrado. Por lo general, su rutina y entrenamiento con Arcturus exigía que estuviera listo en el vestíbulo alrededor de las 7:30, por lo tanto, era su costumbre despertar a las 7, tomar una ducha relajante de agua fría para terminar de despertarse, vestirse adecuadamente con las túnicas de duelo y leer hasta que Kreacher anunciara que el desayuno estaba servido y Lord Black lo estaba esperando a la mesa. Después de desayunar dedicaría la mayor parte de su mañana practicando su lanzamiento de hechizos y habilidades de esquiva, bajo la supervisión de su abuelo adoptivo y el maldito elfo domestico que, estaba seguro disfrutaba cada vez que una de las pelotas de tenis desterradas y endurecidas mágicamente impactaba en su cuerpo. El oji-verde consideraba una victoria personal el salir ileso de su entrenamiento matutino, después de todo, no era para nada apetecible terminar cubierto de moretones y apestosa pasta de díctamo mientras trataba de consumir su almuerzo al mediodía. Aunque Kreacher era un bastardo loco y vicioso, Harry no podía negar que el pequeño elfo cascarrabias era probablemente el mejor cocinero del mundo mágico. El resto de su rutina diaria era estudio meticuloso en la biblioteca personal de Lord Black hasta la hora de dormir. Al final terminaría tan exhausto que tomaría todo el tiempo disponible para dormir como si fuera un valioso tesoro. Es por ello que despertar a las 5 era realmente irritante para el chico.
Harry saltó de su cama y se puso de pie con un gruñido de molestia, su falta de sueño no se debió a la cama, que sin duda era cómoda y ostentosa, casi al nivel de la suya propia en la Mansión Black y Grimmauld Place. El problema era el mal sabor de bocas del día anterior, la cara de sufrimiento de Marcus Flint en sus sueños no fue agradable en absoluto, y pensar que los estudiantes podrían verlo con ojos de miedo y desesperación debido al incidente era una perspectiva poco atractiva. Si, él pretendía llegar a la cima de Slytherin y cambiar a la casa para bien, honrar su sangre y llevar su nombre a la grandeza, pero no a través del miedo, él no era Voldemort, no era una patética escusa de mago que se escondía bajo un semblante de matón que aterrorizaba al mundo con actos de violencia y crueldad, no necesitaba subyugar al mundo. Él era Harry Potter y, aunque no temía infundir temor, esperaba que ese miedo fuera por su habilidad, destreza y poder, en lugar de ser simplemente fruto de intimidación y crueldad de su parte, después de todo, no deseaba terminar como su primo Dudley quién, junto a su pandilla, tenían que golpear a niños pequeños para sentirse superiores, una vergonzosa práctica que sin duda traería una deshonra total a su linaje y convicciones, y que arruinaría su propósito en Hogwarts.
El pelinegro salió de sus pensamientos y esbozo una sonrisa cuando escuchó un pequeño silbido a su derecha, sabía que se trataba de Gaia, su serpiente mascota a quién había traído de contrabando a Hogwarts dentro de la habitación oculta en su baúl, sería un verdadero pecado dejar a su compañera sola en Grimmauld place.
—Buenos días Gaia, parece que tuviste una noche interesante ¿te aseguraste de que nadie te viera? —. El oji-verde entonó en un suave silbido pársel, mientras acariciaba con delicadeza las escamas blanquecinas de la serpiente-
—Nadie puede atraparme Harry, la gente no suele mirar al suelo con regularidad y no había mucha gente por la noche—. Gaia declaró con entusiasmo, le encantaba la aventura, la exploración y la caza. Para ella Hogwarts era como un enorme patio de recreo.
—El castillo es enorme. Pude contar 142 escaleras, algunas eran muy amplias y despejadas, otras estrechas y destartaladas. Algunas se movieron tan pronto como me acerque por segunda vez y me llevaron por un lugar totalmente diferente. Otras eran muy molestas, tenían escalones que desaparecían mientras me deslizaba—. La serpiente emitió una especie de gruñido que parecía similar a un puchero. Era comprensible, después de todo Gaia era muy joven, con apenas 6 meses de edad. Sus colmillos apenas si producían veneno cuando cazaba. Aunque su tamaño no concordaba con su edad, pues Gaia ya media cerca de dos metros de longitud y pesaba tres kilos y medio, era una serpiente muy fuerte que empleaba la constricción para compensar la falta de veneno al cazar.
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Harry Potter El Heredero De La Muerte.
FanfictionDespués de una infancia llena de miserias Harry Potter descubre que las palabras de sus tíos son reales, el no es un humano, más bien es un ser superior capaz de lograr hazañas que ninguno de ellos creería posibles.