Capítulo XVII

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—Mi querida mocosa~

Al canturreo de Isabella, frunció el semblante, mientras se hallaba colgando algunas prendas en la azotea del edificio.

—¿O cómo es que te dice?— quedó pensativa la mujer mientras veía el suelo —Cierto...— asintió lentamente —Mi estimada dama~

Entonó sin muchos ánimos, provocando que ______ tiñera sus pómulos de rojo sin siquiera quererlo.

Por lo sucedido la noche anterior, en la que Jack se quedó a comer, no hizo más que sentarse a su lado y estar atento a cada cosa que ella así, al tiempo en que la fémina trataba de ignorar de alguna manera todo ello. Pero el color en su rostro la delataba.

Y desde que se había levantado, prostituta que la veía, prostituta que la molestaba.

—Tienes un cliente que es muy amoroso contigo— continuó Isabella, descolgando las prendas que ya estaban secas.

—No es mi cliente— gruñó ya cansada de sentirse tan nerviosa.

—Deberías tener los mismos ánimos de Cordelia.

Rio con ironía para bajar la cabeza, apenas tocando la cuerda con sus manos.

—Ahora tengo que tener la ilusión de que ese imbécil me pedirá matrimonio, me sacará de aquí y viviremos felices para siempre. ¿No?

—Podrías intentarlo.

—No— dijo firme para continuar con lo suyo.

—¿Por qué no?

—Porque no, y ya deja de molestar con eso.

Permanecieron un rato en silencio, acabando con sus tareas. La más joven fue la primera en finalizar, mientras se dedicaba a ver el paisaje desde allí, posando las manos en la cadera.

—Ojalá Louis hubiese sido así...

Regresó a mirarla tras oír su lamentoso murmuro. La vio con pesar, dejando caer sus hombros.

Cuando Isabella se percató de que tenía su atención sin haberla buscado de forma intencional, arqueó una ceja.

—¿Qué? ¿Una mujer no se puede lamentar?

_______ permaneció en silencio, dándole a entender que tenía toda la libertad del mundo.

—Eso ya es pasado... Solo espero que no se halla vuelto a casar para hacerle la vida miserable a otra estúpida.

—Eh, no trates de estúpida a mi estúpida chimenea. Ojo— sonrió de lado, provocando que la mujer apenas soltara una risita.

—Eres una gran mocosa— quedó viéndola con la misma ternura que una madre ve a un hijo —. Y deseo que tengas una buena vida fuera de esta pocilga, y si Jack es quien te la puede dar, yo le daré tu "sí".

—Dale nomás— se quejó para dirigirse a tomar la canasta para regresar a la planta más baja.

Eso de que las demás estuviesen molestándola con él, más lindo hacían que lo viera. Y eso era lo que ______ quería evitar.

Se aferraba a la idea de que solo quería acostarse con ella en algún momento, pero primero quería endulzarle el oído de aquella forma. Lastimosamente, ese pensamiento se esfumaría ni bien lo tuviese enfrente. ¿Qué efecto era que tenía sobre ella?

—¡Bajen ya! ¡Tienen que leer esto!— exclamó Charlotte cuando se topó con ellas en las escaleras, para bajar rápido, sosteniendo su falda.

—¿Qué pasa?— preguntó Isabella con la ropa al hombro, sin comprender demasiado.

DAMA |Jack el Destripador y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora