Las plateadas pestañas del hombre se sacudieron cuando pestañeó, haciendo que ella recapacitara.
Soltó un suspiro para correr las mantas y levantarse.
El hombre de melena la siguió con la mirada, con duda. Se aproximó a él, corrió la mesa que tenía enfrente para acabar sentándose en su regazo. Arqueó una ceja, sin comprender qué sucedía.
—¿Lo hice esperar mucho, señor?— preguntó mientras pasaba sus manos sobre sus hombros con vergüenza, sin ser capaz de verlo a la cara.
—¿Disculpa?
—Si llegó hace ya un rato mientras dormía... Me hubiera despertado.
—Descansaba plácidamente, mi estimada dama. ¿Por qué molestaría su sueño?
Mantenía los brazos alejados de la muchacha, al tiempo en que sostenía la taza de té con una de ellas.
—Por lo que vino...
Deseaba ser tragada por la tierra. ¿Cómo era que aquello les salía tan natural a las mujeres de allí? ¿Cómo podían hablar, mirar a los ojos y coquetear a la misma vez?
—En realidad— comenzó diciendo —, me hicieron pasar a una de las habitaciones para "divertirme". Y me preparé un té antes de venir, así hacer un poco de tiempo y luego marcharme.
Frunció el semblante incrédula para esta vez si verlo al rostro, tratado de encontrar alguna señal que le explicara mejor lo que sucedía.
—¿Qué?— soltó bruscamente a medida que iba atando cabos de lo que acababa de decir.
—No es mi intención tocarla, mi estimada dama.
El rostro de _______ se enrojeció tanto por la vergüenza como por la molestia que sentía.
—¡Mierda! ¡Hubieras dicho antes!— exclamó para levantarse y cruzarse de brazos, dándole la espalda.
Se hubiese ahorrado tanto si desde un comienzo supiese eso.
Miró sobre su hombro al hombre de bigote que terminaba de tomar su bebida con tranquilidad. ¿Qué se suponía que estaba haciendo allí? ¿Tomar té gratis?
—¿Y cuál es tu motivo de estar acá?— preguntó de mala gana, apoyándose en la pared.
—Hacía un pequeño trabajo.
—¿Y eso?
—Es un pequeño secreto, mi estimada dama— sonrió para posar un dedo frente a sus labios, dando a mostrar que se trataba de eso mismo.
—¿Entonces usted no es el hombre que me reservó?
—En lo más mínimo.
¿Quién era ese tipo entonces?
Miró a todos lados, como si fuese a encontrar alguna pista de lo que estuviese pasando. Pero no había más que su abrigo y su sombrero en otra silla. ¿La madam sabría de eso? ¿Ella habría contratado a ese hombre para un "trabajo"? ¿A qué tipo de trabajo se refería? ¿Dónde estaba el señor Pemberton?
—Si sigo haciendo preguntas, caigo en la redundancia— rodó los ojos para ir hacia otra silla a tomar sus ropas y zapatos.
—¿Ya se marcha, mi dama?
—Por supuesto— tomó la manija de la puerta y salió de allí, evitando azotar la puerta de la vergüenza que había sentido.
Tras haber avanzado un par de pasos, se detuvo al pensar que debía de decirle que se marchara pronto así arreglaba ese cuarto.
Retrocedió sobre sus pisadas descalzas, y abrió de nuevo la puerta. Pero no alcanzó a pronunciar ni una sola palabra que dejó su mandíbula caer. Ya no estaba allí, y la taza reposaba sobre la mesa junto a una bolsita llena de monedas.
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DAMA |Jack el Destripador y tú|
FanfictionPodía tener la categoría más baja, pero seguía siendo una dama. A veces sus comportamientos no eran los adecuados, o su vocabulario, pero seguía siendo una dama. Todo el esfuerzo que realizaba no parecía de una dama, pero seguía siéndolo para él. An...