Capítulo XIX

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A la mañana siguiente, presenciaba en silencio como Juliet abandonaba el prostíbulo con su bolso en mano, sin voltear a ver a nadie. Por lo que había mencionado minutos antes, se marcharía tan lejos como pudiera e intentaría encontrar un nuevo trabajo. Y volvió a disculparse con ______, quizás por centésima vez; la mujer no pudo soportar el miedo y la culpa de lo que sucedió la noche anterior.

Dejó escapar aire por su nariz, desmoronando apenas su postura.

—Iré a terminar de limpiar la cocina— indicó mientras daba media vuelta, haciendo que Agnes volviera a verla.

—Entonces yo iré a comprar algo de comida.

—Voy contigo entonces.

Se detuvo en medio de la cocina, para rascar su nuca sin muchos ánimos

—No.

Ante la negación de la mujer, regresó a verla con incredulidad.

—Es temprano y luego iré a visitar a mi familia. También intentaré hablar con alguna prostituta de la calle, por si le interesa trabajar aquí ya que la madam me lo pidió— enumeró lo que tenía en mente.

_______ quedó en silencio, mostrando cierto decaimiento.

—Ni se te ocurra ponerme queja de que vas conmigo o algo así— la señaló con un dedo, frunciendo el semblante —. Iré con un palo, y no para partirselo a algún tipo, sino para partirtelo a ti si me quieres acompañar.

—Bien... Me quedo— alzó las manos, para dar media vuelta para ordenar un par de cosas en la mesada y echarle una rápida mirada al horno —. Si no llegas antes del mediodía, saldré a buscarte como loca.

—No te pongas así, que tengo bastante para hacer y no creo que vaya volando— se dirigió a un rincón de la cocina para tomar la canasta —. Y guárdame un pedazo de tarta.

—Sí, por eso hice dos— informó para enderezarse y verla salir.

Bajó lentamente la mirada al suelo. Sentía todo tan extraño. Ni siquiera sabía si su vida tenía un equilibrio en la actualidad. Por una parte, estaban los problemas que rodeaban la palabra "prostituta", y por otra, las lindas cosas que le hacía sentir Jack Smith. Él le hacía olvidar por momentos todo lo malo. Tampoco supo hasta qué hora quedaron conversando y cuándo ella cayó dormida.

Ladeó la cabeza con la intención de estirar el cuello, para ver apenas el horno. El hombre de grises cabellos le confesó en la noche que le gustaban las cosas dulces, por lo que optó por hacerle una tarta.

Dejó escapar aire por sus fosas nasales, para luego pasar una mano por su rostro. Llegaba a sentir un nudo en su garganta de todas las cosas que estaban sucediendo en tan poco tiempo.

Quería que todo se solucionara. Y, quizás, podría intentar algo con Jack.

De solo pensarlo, se ponía nerviosa y su rostro se pintaba de rojo mientras mostraba un serio semblante.

De solo pensarlo, se ponía nerviosa y su rostro se pintaba de rojo mientras mostraba un serio semblante

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DAMA |Jack el Destripador y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora