CAPÍTULO 28 "AMBOS MUNDOS ABAJO"

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La tomé de los brazos y la aparte.

-¡Estas de mente!. -Exclamé molesto. -No te quiero volver a ver aquí, ni en mi casa, ni en la calle... En ningún lado. Así que toma tu saco imitación y largate.

-¡Tú no puedes estar sin mí, acéptalo!.

Se volvió a lanzar a mí, pero esta vez me tomó del cuello e intento besarme, evidentemente me hice a un lado, pero me tomó con fuerza del cuello. La tomé de las manos y la quite de encima.
Ambos miramos a la entrada y Barbie estaba mirándonos con una mirada de decepción en sus ojos.

-Barb. -Dije en voz baja.

Ella solo se dio la vuelta y se fue corriendo, salí tras de ella sin pensarlo.
No logré alcanzarla, solo vi como entraba al elevador y se cerraba la puerta, intenté abrirla, pero no lo logré, así que salí disparado por las escaleras.

Narra Barbara
Esa escena fue algo incomoda y dolorosa. Sentía como el estómago se me volteaba y casi casi se me salía por la boca.
Solo pensé en salir huyendo de ahí. El elevador abrió sus puertas y fui directo a mi auto, me contuve de llorar y solo respire hondo. Busqué mis llaves de mi bolsa, pero no podía dejar de temblar.

-Barbie. -Dijo Robert tomándome de los hombros.

-No. No me toques. -Dije mientras me safaba de su agarre.

-Déjame explicarte.-Dijo desesperado.

-Estaba desnuda enfrente de ti. -Dije con mi voz temblorosa.

-Pero yo no hice nada. No la toque...

-¿Y por qué no la sacaste de tu oficina?. -Dije tratando de contener mis lágrimas, pero brotaron sin control de mis ojos.

-Barbie, por favor. Te juro que no te sería infiel.

-Basta. Debo... Debo irme a casa. -Dije mientras abría la puerta de mi auto.

-Barbara, no te puedes ir así, merezco darte una explicación.

-Hablamos luego ¿Si?.

-Por favor. Déjame explicarte.

-¿Qué, qué fui una estúpida que confundió las cosas?. -Dije molesta. -Es que lo soy. Desde el principio ese era el plan, que tú volvieras con ella y yo solo sería tu cómplice... Que idiota. -Tape mi rostro con mis manos para que no me viera llorar.

-No. Jamás te haría eso.

-Pues ya lo hiciste. -Lo miré fijamente.

-Si me dejaras explicarte...

-Vi suficiente. -Interrumpí.

-Barb, Barb. Estas sacando todo de contexto. -Dijo alterado. -Escucha. -Dijo sacando algo de su pantalón.

Saco una caja que al abrirla dejo al descubierto un anillo precioso, con un diamante rosa.

-Compre un anillo de promesa para ti, porque quiero casarme contigo. Quiero que seas mi esposa, mi acompañante...

-Robert, ya. -Dije mirandolo un poco más firme. -Debo pensar muy bien si estoy lista para el matrimonio... Y sobre todo contigo.

-Barbie... Por favor.

Entre a mi auto y esta vez Robert no se opuso, me dejo ir y me fui a mi casa.

Narra Robert
Subí a mi oficina. Sentía que el elevador subía muy lento, mi mente estaba estancada. No queria perderla y menos que no quisiera que dejara su trabajo por lo que paso... Dios estaba sobrepensando mucho.
Llegué a mi oficina y Olivia seguí ahí, pero ahora tenía su saco puesto.

-Que tonta. Es muy de niñas salir corriendo como un correcaminos...

-¡Largate de aquí!. -Grité furioso. Mi ojos estaban llenos de lagrimas, pero me contuve de derramarlas.

-Robert, vamos tú y yo sabemos...

-Aquí no hay ni un tú ni un yo.

Presione el botón que estaba en mi escritorio que llama a los oficiales del edificio, los cuales llegaron en segundos.
Olivia, me miró confundida.

-Llevense a esta mujer de aquí y queda estrictamente prohibida su entrada a estas instalaciones y si la llegó a ver aquí, ustedes serán despedidos. -Dije mirando a ambos hombres.

-¡Robert, tú no me puedes hacer esto!. -Dijo molesta.

-Si que puedo. -Me pare enfrente de ella y la miré fijamente. -Y pondré una demanda en tu contra para que te mantengas alejada de mí y no te sigas metiendo en mi vida. -La miré desafiante y ella me miró igual, no bajo la mirada.

-¡No, no. Tú no me puedes hacer esto Robert, yo te amo... Y estoy segura que tú a mí también!. -Gritaba mientras los guardias se la llevaban.

Cerré la puerta y aún oía la voz desesperante de Olivia, puse el seguro de la puerta y me fui a mi escritorio.
Me senté en mi silla y me tape el rostro con mis manos.
Barbie estaba más que molesta, estoy seguro, pero tal vez tendría un poco de culpa por ello, pero yo no sería capaz de hacerle daño... Jamás lo haría. Yo estaba seguro de mis sentimientos.

LA CITA DE MI JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora