CAPÍTULO 22 "UNA NOCHE JUNTOS"

669 30 0
                                    

Después de un rato, estábamos recostados en el césped sin hacer nada, solo viendo las nubes.

-¿Recuerdas la tarde qué estaba tan desesperado por leer y saber a fondo de los documentos del caso Mcntyre?.

-Lo recuerdo muy bien. Fue uno de los primero casos que llevamos. Me sentía con la necesidad de ayudarte a salir victorioso. -Expliqué sin dejar de ver el cielo.

-Recuerdas que bañé los papeles en café y estaba casi a punto de llorar por la desesperación y la frustración. -Soltó una risa. -Pero llegaste a mi salvación.

-Lo sé. Lo bueno que los documentos que te di eran una copia y yo tenía los originales. Porque presentía que te frustraria ese caso.

-Ya se. Fuiste como una luz en la oscuridad. Y siempre has sido así.

Dijo mientras se giraba para acostarse de lado y mirarme fijamente.
Hice lo mismo y ambos nos mirábamos. Dios. Era tan hermoso, no podía creer que mi propio jefe despertaría ese sentimiento en mí.

-Barbie. Quiero quedarme esta noche contigo. -Dijo en modo de suplica. -No mal pienses. Quiero que vayamos a mi casa y hacemos lo que quieras, vemos una película, comemos chucherías, nos recostamos a ver el techo... No lo sé.

-Me agrada la idea de ver una película. -Sonreí.

Robert sonrió de felicidad y se veía victorioso.

(...)
Llegamos a su pent house y era más sencilla y pequeña de lo que pensé. Creí que sería de esos con alfombra más cara que mi paga, o cosas tan caras que daría hasta miedo tocarlas y que se dañen.
Pero no, su decoración era un poco mínimalista, se veía muy bonito, casi todo era negro y me llamó mucho la atención.

-Wow. Es muy bonito tu hogar. -Dije mientras iba hacía el sofá.

-Gracias. No me gustan los colores tan extravagantes en las decoraciones o así... Probablemente en ropa si, pero soy un poco más exigente en ese aspecto.

-Si, ya lo sé. -Sonreí.

Me senté en su sofá y estire mis piernas sobre este, él tomó mis piernas y se sentó a mi lado, poniendo mis piernas sobre su regazo. Me quito los zapatos y me comenzó a dar un masaje, que me sirvió a quitar el leve dolor en mis pies.

-¿Sabes dar masajes?. -Frunci el ceño.

-Hago el intento.

-Pues lo haces bien. Hace mucho que no me daban un buen masaje.

Robert sonrió y siguió dándole masaje a mis pies.
Se acercó a mí y lo tenía encima de mí, acaricie su rostro y sonreí a causa de los nervios de volver a tenerlo así de cerca.
Se acercó y nos besamos.

(...)
A la mañana siguiente desperté y no había nadie en la cama. Me estiré y tomé mi celular, eran las siete de la mañana.
Me levante y seguía con una camisa de Robert puesta.
Anoche solo nos quedamos viendo unas películas y nos dormimos antes de la media noche, y me dio su camisa para poder dormir agusto.
Salí del cuarto y no encontraba a Robert, después de unos segundos llegó y estaba con ropa deportiva y con una bolsa de papel en sus manos. Al verme se quito sus audífonos y se acercó.

-Buenos días. -Se acercó y me dio un beso. -Lamento no estar en cama, es que acostumbro a ir a correr en las mañanas antes de trabajar.

-No te preocupes. -Dije mientras me sentaba en una silla del comedor. -Acabo de despertar, de hecho.

-Bien. Entonces desayunemos y nos vamos a la oficina.

-Perfecto. Igual tengo algo de ropa en mi escritorio... Ya sabes... Por si ocurriera un incidente en la oficina o así. -Sonreí.

-Claro. Igual si quieres ir a casa a ducharte y...

-No. Tranquilo. Solo si me gustaría que me dejes darme un baño aquí... Claro si no es mucha molestia. -Sonreí.

-Para nada.

Puso la bolsa en la mesa y sacó un desechable con waffles y dos vasos de café.

-Es café con almendras. No se si te guste.

-Lo probare y te daré mi opinión.

Ambos desayunamos y después de eso me fui al baño, me sentía incomoda y tomé un jabón nuevo que tenia en su lavamanos para lavarme.
Me desnude y entre a la ducha, era mucho más gigante que la de mi casa y me sentía por un momento como una chica rica.

Narra Robert
Entre al baño y Barb ya estaba en la ducha, iba a darle una toallas para que se seque.
No pude evitarlo, la miré en la ducha y solo pude ver su silueta... Era perfecta, se veía muy bien y algo en mí quería entrar ahí.
Me quite la camisa y estuve a nada, di unos pasos, pero me detuve, le había hecho una promesa y la iba a cumplir.
Así que deje las toallas encima del lavamanos y tome mi camisa para salir de ahí.

LA CITA DE MI JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora