CAPÍTULO 21 "ADOLF... IDIOTA"

764 42 0
                                    

Lo miré y note que se veía confundido, no sabía que demonios acababa de hacer.

-Robert... Yo también tengo sentimientos por ti y no se porque empece a sentir esto, tal vez fue lo bien que la pasamos en la fiesta o no sé. Vi una parte de ti que nunca había visto y sobre todo conocer.

-¿Y qué te parece?. -Preguntó acercándose un poco.

Me acerque y estuve a escasos milímetros de sus labios, los miré y no pude evitar lamer los míos.

-Que me gusta mucho. Me encanta el hombre que eres y me gustaría que no aparentes ser otro solo para agradarme.

-Si. Tienes razón. Estoy fingiendo. En realidad yo de noche soy un stripper de un club de viejitas desesperadas con ganas de tocarme y...

-Que asco. -Dije riendo y le di un empujón.

-Este soy yo. Un abogado exitoso que acaba de ganar algo más que un caso... El amor de una mujer espectacular. -Sonrió.

Me acerque y lo abracé. Me sentía tranquila a su lado y era un abrazo cálido.
Me separé de él y suspiré, quería desahogarme con él. Él había abierto su corazón para compartirme su pasado y sacar todo lo que le hace sentir esa parte de su vida.

-Mi madre fue una mujer extraordinaria. Fue madre soltera, mi padre murió en un accidente automovilístico. Un enfermo iba drogado y chocaron muy horrible, una semana antes de que yo naciera. -Suspiré y trate de contener mis lágrimas. -Mi mamá lucho como una guerrera hasta el fin, me ayudó a siempre perseguir mis sueños y lograr lo que me proponga. Estuvo con un hombre por ocho años... Y tuvieron un hijo, yo lo cuide como si fuera mío, pero un día el pequeño dormía tan profundamente que no me di cuenta que... Estaba muerto. -Dije con la voz quebrada. -Adolf entró y cuando vio que el bebé no despertaba se altero y no supo que hacer, mi madre cayó en una depresión terrible después de eso. Y Adolf día con día me decía que fue mi culpa... Yo solo tenía ocho años. -No me contuve y quebré en llanto.

Robert me tomó en sus brazos y me abrazo. Lo abrace tan fuerte que sentí que lo había lastimado, pero no medí la fuerza con la que lo había hecho.
Pero hablar sobre mi hermanito me toca una parte sensible de mí, porque aunque ahora estoy consiente de que no fue mi culpa, un cargo de conciencia me persigue, porque pude haberlo evitado y no lo hice. Es algo que me carcome el alma.
Levante la mirada y limpie un poco mis lágrimas.

-Me atormento por más de cinco años. Cada día, durante cinco malditos años, Adolf me recordaba que mi hermanito murió por mi culpa... -Solloce. -Mi madre y él se separaron después de que él se enterara que mi mamá tenía cáncer... Decía que no podía con eso y que era un sacrificio que no pensaba hacer, no quería estar en hospitales, comprar medicamentos, asistir a las quimioterapias... No quería nada. Además de que él quería otro bebé y mi mamá no se lo pudo dar. -Tomé aire y suspiré. -Mi mamá falleció años después, fue tan horrible tener que velar a mi mamá, a mi amiga, mi fuerte, mi heroína, mi compañera... Mi todo. Enterrarla en un horrible féretro... Y ver a ese... Ese... -Cerré los ojos y contuve las ganas de insultarlo. -Hombre, llorar al lado del cajón de mi madre diciendo que la amaba y que era el amor de su vida y tanta mierda que... Me repudio, me quemaba la sangre al oírlo decir todo eso y que nunca hizo nada por apoyarla en su enfermedad. Adolf no merecía a mi mamá. Fue demasiada mujer para él. Me quedé sola... Pero poco a poco trabajé y me conseguí lo mío, hasta que me decidí en estudiar leyes... Porque como te dije hace unos días, mi mamá amaba la Ley y el orden y es estúpido, pero en esa serie se refleja la realidad del mundo... Y yo quería, anhelaba ayudar a personas que fueran culpables injustamente.  -Sonreí al recordar cuanto amaba mi mamá esa serie.

Sonreí forzosamente y limpie las lágrimas que quedaron en mis mejillas.

-Wow. Tal parece que ambos estamos igual de jodidos por dentro. -Sonrió de lado.

-Pero aquí estamos para arreglarnos y pegar cada parte rota el uno del otro. -Sonreí y lo miré con un poco de pena.

Se acerco para abrazarme y yo hice lo mismo. Acarició mi espalda y sonreí, me sentí tan bien y acurruque mi rostro en su pecho.

LA CITA DE MI JEFEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora