CAPÍTULO 27

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CAMILLE

Caminaba de un lado a otro por mi habitación, leer esos documentos me hizo cuestionarme demasiadas cosas, trace un plan para eliminar a mis hermanos, con el mismo ser que mato a mi madre de una manera tan cruel.

¿Que haré ahora? Estoy sola, Enzo no aparece, Sander no responde mis llamadas y Max. Maximiliano me dejo por Mel, no se en que momento se dio esa relación; Pero si de algo estoy segura es que fue mi culpa, fui egoísta y una estúpida que jamás pensó en sus necesidades como hombre.

Mel seguramente le dio lo que necesitaba, le dio la atención que el se merecía y no solo me dejó por ella, También se caso con ella. Dejándome a mi en este maldito sentimiento de culpa y soledad, porque yo no tengo a nadie y ella como siempre gana en todo momento, aún cuando mi abuelo la despreciaba y golpeaba ella siempre recibía los buenos tratos de las empleadas, la consentían con sus comidas favoritas y lloraban con ella al limpiarle sus heridas. El perder a Max fue mi castigo, fue mi Karma por todo lo que le hice y me lo merezco pero no los dejaré ser felices.

Ellos pagaran por esto, pero antes debo encontrar a Enzo ya que me debe demasiadas explicaciones. Por primera vez en semanas salgo de mi habitación con los documentos que mi padre me entró el otro día, necesito hablar con el; convencerlo de que me arrepiento de lo que hice para que me diga donde esta Enzo. Así que al escuchar su voz baje a la sala, esta solo y con lentitud me acerque.

–Perdóname, me deje llevar por lo que el me dijo...

–Cállate, Camille, lo hablaremos luego.

–No, es enserió yo no lo sabia, jamas me dijo lo que le hizo a mamá y por eso lo ayude a llegar a mis hermanos,–No entendia el porque solo cubria su rostro con sus manos pero segui hablando –me deje llevar por el poder que me ofreció y por eso planeé la forma de manipular a mi hermana, y así llegar a Alaska con mis hermanos.

–¿Que demonios acabas de decir?–Su voz me hizo querer correr y abrazarlo, pero la mirada de odio que dirigía hacia mi me deja paralizada– Tu fuiste la que planeo todo, no solo fue obra de Enzo.

–Max, ¿Que haces aquí?–Pregunte con miedo por la forma en que me mira.

–Te dije que callaras, Camille.

Mi padre se levantó rápidamente de silla y se quedó frente a mi, mirando a Max. Quien caminaba hacia nosotros, hacia mi de manera que le hacia notar lo furioso que estaba.

–Lo sabias–Dijo mirando a papá–Lo sabias e ibas a callarlo.

–No le harás daño.–Papá tomó mi mano y me pego más a su cuerpo, ¿Que esta pasando?

–Quítate de mi camino, Axel, Eres un maldito hipócrita. Le prometiste a Mel la darle justicia a Albert, pero la protejes a ella.–Dirigió su mirada hacia mi y juro que deseaba huir, aunque no entiendo el por qué.

–¿Que esta pasando?–Pregunte– Max, ¿Tu como sabes de Albert?

–Camille, ¿Quieres venir conmigo? – Su semblante cambio al preguntarme eso, me veía como antes y su sonrisa era de amor, así que no dude en responder.

–Si, ¿A donde vamos?

–No te la llevaras–Papá volvió a tomar mi mano fuertemente, lo sentía temblar.–Ella no hace parte de esto.

–Ella ya decidió venir conmigo, Vamos Camille, te llevare con tu abuelo.

Si, que el me lleve será el momento perfecto para recuperarlo, ¿Que importa que esta casado? Es solo un maldito papel, con otro papel lo podría liberar de Mel y todo lo que le atrae de ella.

–No te metas papá, déjame ir con Maximiliano. Tenemos cosas de que hablar y yo quiero ver al abuelo.

–Ve a tu habitación, y tu no des un paso más.

–¡YA NO SOY UNA NIÑA DEJAME!–Lo empuje y al estar aun débil, se tropezó fácilmente y golpeó si cabeza en la mesa.

Cayó inconsciente, ¿Lo mate? Max se acerco sin asombrarse por lo que acabo de hacer, coloco sus dedos en su cuello y luego se levantó para caminar hacia mi.

–Tranquila, el esta bien–Dijo acariciando mi cabello–Ven conmigo, luego te disculparas, ¿Me extrañaste?

–Si, te extrañe mucho Max.

Tiene razón, luego me disculpare y se ve que papá está bien. Yo estaré bien, Max aún me ama y no me hará daño.

–También te extrañe Cami, ven conmigo yo te cuidare, sabes que estarás segura a mi lado.–Extendió su mano y la tome.

Algo me decía que debía correr, pero era una tontera causada por la adrenalina de lo que acabo de hacerle a mi padre.

–¿A donde iremos?

El caminaba rápido hacia su auto, aun sosteniendo mi mano. Abrió la puerta del copiloto para que yo entre, me coloco el cinturón y beso mi frente.

–No temas, confía en mi.

Sonreí, el cerro la puerta y camino hacia el otro lado, al entrar se acerco a mi rostro. Cerré los ojos esperando el beso pero no llegó, volví a abrir los ojos y el solo me veía con admiración.

–Eres hermosa, siempre lo has sido, tienes unos labios muy suaves y un cuello tan frágil, ten esto–me dio una botella de agua–tómala pareces sedienta.

Mis manos temblaban y esa misma conciencia me gritaba que no la bebiera, pero ignore toda esa estupidez y tome de la botella. No ocurrió nada así que me relaje, el encendió el auto y empezó a conducir. Quería hablar, preguntarle muchas cosas pero no podía.

Mi lengua estaba adormecida y sentía que todo me daba vueltas, el sonreía y trate de decir su nombre pero no podía, solo toque su mano y el me miró por unos segundos, luego regreso su vista a la carretera y me hablo:

–Déjate llevar Camille, entre más luches por despertar, más desesperación sentirás. ¿Creíste que te saldrías con la tuya? Toda tu vida es un error, pero haber dicho todo eso delante de mi fue lo peor que hiciste, debiste obedecer y guardar silencio, No debiste meterte con mi hermano.

Lo último no lo escuche, no lo entendí. ¿Hermano, a que se refiere? No importo cuanto luche, mi mundo se torno oscuro y si, debí obedecer y correr cuando debía.

Ludus mendacium  (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora