Dos personas.
Dos vidas totalmente distintas.
Ella huía de su pasado, de sus cicatrices, de sus recuerdos.
El huía de su vocación, de su creencia, de su propósito.
Ambos marcados por distintas tragedias, ¿Serán capaces de ayudarse mutuamente a s...
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"Salgamos juntos Sungho. Encontremos la luz al final del túnel juntos"
Sungho no dejaba de pensar en aquella frase. ¿A que se había referido Kara al proponer aquello?
Recordó todo lo que había pasado la noche anterior.
Él ni siquiera pudo responderle. Se quedó mirándola fijamente, con el pulso acelerado. Kara, al darse cuenta de su silencio, esbozó una débil sonrisa y cambió de tema ingeniosamente.
—"No tienes que responderme ahora, puedes pensarlo y tomarte tu tiempo antes de responderme—hizo un breve silencio y luego continuó—. Si quieres podemos comer algo, tengo mucha hambre. Se me antoja comer Tteokbokki, ¿habrá un puesto carca de aquí?"
Sungho carraspeó su garganta y logró salir ileso de la incómoda situación. Se alivió de que Kara hubiera cambiado de tema. Su proposición lo había tomado desprevenido y lo había dejado desarmado, sin tener idea de qué responderle.
La llevó a un puesto de Tteokbokki muy conocido en las calles de Seúl. Y el estado de ánimo de Kara cambió drásticamente luego de comer. Sonreía y hablaba con más energía. Y él se sintió agradecido cuando ella no volvió a mencionar nada relacionado con lo que había dicho en el auto.
Y aunque lo intentó, no dejó de pensar en aquello durante toda la noche. Al punto de llegar a sentirse frustrado.
¿Porqué aquella mujer estaba empeñada en hacerle despertar emociones que el quería mantener enterradas bajo tierra?
Últimamente el solo echo de mirarla lo hacía sentir extraño. Su forma dulce de hablarle y cómo lo trataba con tanta atención y devoción, le generaba una emoción que él no quería sentir.
La manera en que se encargaba de todo en la casa, cómo le preparaba sus bentos para llevar al trabajo y cómo lo esperaba todas las noches, lo estaba llevando a sentir un sentimiento de dependencia que no le gustaba.
Y se sorprendió a sí mismo pensando en algunas ocasiones, si así se hubiera sentido tener una esposa.
Recordó las tiernas facciones de Kara mientras hablaba y reía. Parecía una niña pequeña disfrutando de su platillo favorito. Sus mejillas se tornaron rojas debido al Soju. Y sus ojos brillaban como las estrellas.
Antes no le parecía tan atractiva. Kara distaba mucho de ser bella. Si bien no era fea, no poseía esa belleza que volvería loco a cualquier hombre, o al menos no a él. Sus rasgos físicos no le impresionaron tanto en un principio. Entonces, ¿Porqué de repente Kara le parecía la mujer más hermosa que hubiera visto?
¿Qué rayos le estaba sucediendo?
Quiso abofetearse cuando se sorprendió a sí mismo detallando su rostro mientras ella le contaba algo acerca de su libro. Hablaba tan risueña, tan llena de vida y de emoción, que Sungho sintió que todo su cuerpo se estremecía. Se fijó en aquel lunar en la comisura de sus labios, y se sintió ansioso. Aquel detalle era el toque final de aquella obra de arte que poseía su rostro.