Dos personas.
Dos vidas totalmente distintas.
Ella huía de su pasado, de sus cicatrices, de sus recuerdos.
El huía de su vocación, de su creencia, de su propósito.
Ambos marcados por distintas tragedias, ¿Serán capaces de ayudarse mutuamente a s...
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Analizo el objeto que tengo sobre mis manos una vez más. Se que no es mío, y también se que esto podría llevarme a la calle si Sungho se llega a enterar de que lo había sacado de la pequeña caja que encontré en la habitación, y que no se lo había devuelto junto a las demás cosas.
Era una biblia pequeña, y aunque no me consideraba una persona religiosa, si creía en Dios. Mi abuela solía contarme muchas historias bíblicas cuando era pequeña. Cuando era feliz. Y, al ver aquel objeto de valor no evité quedármelo, porque me recordaba a ella, a la única persona que formaba parte de mis mejores recuerdos.
Me preguntaba de quiénes eran aquellas pertenencias, ¿Porqué Sungho las conservaba en aquella caja? Lo que si quedaba claro era que le pertenecían a una mujer, porque en el interior de aquella caja junto a la pequeña biblia, solo habían cosas femeninas.
¿Le pertenecían a alguna ex novia de Sungho? ¿A su madre? ¿A su hermana?
Tenía mucha curiosidad al respecto, pero no pensaba preguntarle nada acerca de su vida personal bajo ninguna circunstancia, porque aquello conllevaría a que él también indagara sobre la mía y yo no iba revelarle ningún dato sobre mi vida.
Guardando la biblia dentro del cajón de la mesita de noche que quedaba al lado de la cama, me dispongo a hecharle otro vistazo a la habitación. No era tan grande como la habitación principal, pero estaba bien. Me sentía agradecida de que Sungho mostrara tal generosidad dejándome quedar aquí, aún si conocerme. Lo que menos quería era causarle problemas o hacerlo sentir incómodo, por eso me había propuesto ayudarle en todo lo que estuviera a mi alcance, como por ejemplo la limpieza del apartamento y la comida.
Ya habían transcurrido dos días viviendo juntos, y aunque parezca sorprendente, Sugnho y yo no nos habíamos encontrado. Empezaba a sentir que estaba evitándome. Se despertaba muy temprano en la mañana, supongo que para ir a trabajar. Y luego, llegaba muy tarde de la noche, cuando ya estaba dormida.
Eran las seis de la tarde y todavía no había regresado, y aunque no estoy segura de si podré verlo hoy, estoy dispuesta a esperarlo. Después de pensarlo un poco, decidí que cocinaría algo rico, como gesto de agradecimiento por todo lo que estaba haciendo por mi. Me dirigí a la cocina, puse un poco de música en mi celular para despejar de mi mente todos los abrumadores pensamientos, y comencé a cocinar.
•••
Sungho
Luego de un día de trabajo agotador y estresante, abro la puerta de mi apartamento cansado, arrepentido de estar en casa tan temprano. No había sido uno de mis mejores días. Ni hoy, ni ayer, ni antes de ayer. Estaba evitando a Kara a toda costa. Había salido a tomar con algunos compañeros luego del trabajo durante estos dos días, para mantenerme alejado de mi nueva realidad. Quería desahogarme y contarle a todos mis compañeros, la estupidez que había cometido al dejar quedar en mi casa a una completa extraña, sin embargo no dije nada. Me mantuve callado todo el tiempo mientras mis compañeros parloteaban acerca de lo aburrido que era llegar a casa y convivir con sus esposas, viviendo la misma rutina todos los días.