Julieta Hamilton era un prodigio. A los 15 años ingresó al MIT, y antes de cumplir 20 ya había obtenido sus doctorados en física e ingeniería, lo que le permitió fundar su propio imperio: Industrias Hamilton. Su empresa de defensa se especializaba en desarrollar y fabricar tecnología avanzada y armas de última generación, logrando firmar contratos millonarios con las potencias mundiales.
Cinco años después, ya era multimillonaria, gracias al éxito de sus prototipos y a su incansable dedicación.
Una noche, Julieta se encontraba en su sala de estar, tocando suavemente el piano. Las notas fluían en el ambiente, cuando el eco de los pasos de su esposo interrumpió la melodía. Ella dejó de tocar y lo miró mientras él cruzaba el umbral de la puerta.
—Mi amor, ¿cómo estás? —le preguntó, con una suave sonrisa.
—Siempre tan querida —respondió él, con una frialdad que resonó en el aire.
—¿Amor? —preguntó ella, aunque sabía bien a qué se refería.
—Siempre tan perfecta, tan trabajadora… tan rica —respondió él, cada palabra acercándolo más a ella.
Julieta entrecerró los ojos, manteniendo la calma.
—Sabes que estoy enterada de lo que intentas hacer —dijo con un tono helado.
Había descubierto su plan: él y su amante planeaban matarla para quedarse con su fortuna.
—Pero, aunque me mates, no tocarás ni un centavo —continuó Julieta, firme.
—¿A qué te refieres, maldita loca? —su voz ya se llenaba de rabia.
—Toda mi fortuna será donada a mis fundaciones benéficas, y mis empresas serán vendidas. El dinero irá a los trabajadores que dedicaron su vida a este sueño —sentenció ella.
—¡¿Qué?! —gritó él, fuera de sí. Incapaz de contener su furia, sacó un arma y disparó tres veces—. ¡Ojalá te pudras en el infierno! —le gritó, al verla desfallecer.
Con sus últimas fuerzas, Julieta lo miró, sus ojos reflejando un brillo implacable.
—Y tú en la cárcel, maldito infiel.
Dando su último suspiro, Julieta Hamilton dejó el mundo terrenal, llevándose consigo el triunfo de su espíritu.
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Renacida.
FanfictionSe me había dado una segunda oportunidad y no estoy dispuesta a desperdiciarla es por eso que me volveré indestructible