capitulo 53

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Gema.

3:00 AM - Portofino, Italia.

La oscuridad de la madrugada se mezclaba con el frío cortante y mi equipo de la FEMF se movía con precisión por el terreno. Con Christopher liderando la operación desde otro frente, yo me encargaba de la ofensiva directa. Éramos una máquina aceitada, moviéndonos con destreza entre los callejones, eliminando a los guardias y los halcones que vigilaban la mansión Mascherano.

No me quedaba otra opción más que liderar el ataque. Si no tomaba el control, nadie lo haría. Pasé junto a uno de los cuerpos ensangrentados de un guardia que intentó disparar contra nosotros. Un tajo limpio en su cuello fue mi respuesta, rápido y letal. A cada paso que daba, el eco de mis botas resonaba con la certeza de que hoy Antoni Mascherano pagaría por cada una de sus acciones.

Llegamos al corazón de la mansión, el salón principal, donde me esperaba él: Antoni, de pie, con esa sonrisa torcida que sólo me provocaba asco. Junto a él, Ali Mahala, su perro más leal. O al menos eso creía.

-¡Mátenla! -gritó Antoni, ordenando a Ali acabar conmigo.

Pero lo que Antoni no sabía es que yo siempre estoy un paso adelante.

Ali, mi hombre, mi carta oculta, dio un paso adelante con el arma en la mano. Lo vi vacilar, pero no por mí, sino por la actuación que debía dar frente a su amo.

-Hazlo, Ali -ordenó Antoni nuevamente, con desesperación en la voz.

Una risa sórdida escapó de mis labios. Antoni seguía creyendo que tenía algún control. Pobrecillo.

-Ali... ya no eres tan bueno siguiendo órdenes, ¿verdad? -dije, disfrutando la confusión en el rostro de Antoni.

Ali me miró con una expresión que solo yo conocía: lealtad absoluta. Bajó el arma y giró hacia Antoni.

-Lo siento, jefe, pero siempre aposté por el caballo ganador.

La expresión de Antoni se desfiguró en una mezcla de incredulidad y rabia. Sabía que estaba perdido. Sabía que lo había traicionado su hombre de confianza.

-¿Qué...? Ali, ¿qué demonios estás haciendo? -gritó, retrocediendo un paso.

-Ali trabaja para mí -respondí, acercándome lentamente hacia Antoni, sintiendo la adrenalina recorrer mi cuerpo-. Lleva años trabajando para mí. Siempre he estado un paso delante de ti, Antoni. Mientras tú confiabas en tus planes y estrategias, yo simplemente los desmantelaba desde dentro.

Antoni no tuvo tiempo de procesar el impacto antes de que Ali le apuntara.

-Es un maldito traidor... -escupió Antoni, su voz quebrada, intentando mantener la compostura, pero la traición lo estaba destrozando.

-¿Ahora te das cuenta? -le sonreí, acercándome aún más-. Todo este tiempo pensaste que tenías el control. Y mientras te revolcabas en tus mentiras y juegos, yo ya había ganado. Fuiste tan fácil de manipular que resultaba aburrido.

Antoni me miró con puro odio, su rabia bulleciendo en cada músculo. Pero no me importaba. La sensación de victoria me llenaba, y cada segundo en su presencia era un recordatorio de mi superioridad.

-Termina con esto, Ali -ordené.

El cuerpo de Antoni se tensó cuando uno de mis hombres arrastró a Emili dentro de la sala. Ella, la única que él nunca imaginó volver a ver.

El rostro de Antoni, normalmente frío y controlado, cambió al instante al verla. Intentó acercarse a ella, desesperado, como si el peso de su pasado lo estuviera aplastando en ese mismo instante. Pero antes de que pudiera dar un paso más, le apunté con mi pistola, deteniéndolo en seco.

Renacida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora