Capítulo 8.

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Eva

Hoy era viernes y la mañana estaba estupenda, luego de ponerme mi bikini y desayunar bajé a la piscina. El día estaba soleado y habían muchas personas en el bar que se encontraba a unos metros. Al mirar bien logré ver a los chicos y me acerqué a ellos.

— Buenos días...

— Hola preciosa —dijo Alex.

— Ven Eva, come algo —me gritó Andrea que se encontraba sentada con una gran copa de helado de menta.

— Oh, no gracias —dije nerviosa, todavía no tenía confianza con los chicos de la banda— Scarlet....

— Durmiendo —respondió Dean— Ve a despertarla como en la bella durmiente.

—¡Vaya!, si no me hablas no noto tu presencia— lo reté con la mirada.

—Ahora me caes mejor— respondió el y se paró de su silla para caminar directo a la piscina.

— Toma —dijo Alex y me entregó una tarjeta— Hagamos como que no te di eso. 

—¿!Por que diablos tienes la llave de Scarlet¡?

Subí al ascensor y caminé directo a su habitación. Estaba un poco nerviosa, acomodé mi cabello y respiré ondo.

«Oh, hay un pequeño problemita jejeje»

Solo traía un bikini puesto. No es como que Scarlet nunca me halla visto en bikini pero igual era un poco incómodo.

Volví a respirar ondo y pasé la tarjeta. 

«¿Por qué eres tan regada Scarlet?»

Su habitación parecía recién salida de un terremoto.

Había ropa en el sofá, zapatos en el suelo, la maleta en el medio del cuarto.... En fin, un caos.

Al llegar a la cama sonreí y me arrodillé a su lado. Estaba súper linda. Dormía de lado con su cabello suelto que le caía a los lados de su cara. Miré sus labios.

«Podría hacerle caso a Dean con eso de la bella durmiente...»

— Pequeña —murmuré y le di un pequeño beso en la mejilla.

Ella hizo una mueca y metió su cara debajo de la mantita.

— Agh, unos minutos más...

— Venga despierta, el día está hermoso.

Scarlet

— Venga despierta, el día está hermoso —sentí que murmuró una voz a lo lejos.

Anoche pasé la noche componiendo canciones ya que "alguien" me había quitado el sueño y por supuesto no había dormido mucho.

«Eva , es Eva»

Metí un pequeño brinco y terminé sentada. Eva se calló de culo al suelo.

— ¿!Siempre despiertas así¡?

— ¿Como diablos entraste? —dije asustada.

— Un buenos días no estaría mal...

Yo reí.

— Sería una frase demasiado cursi para mí pequeño corazón de piedra cariño —ironisé riendo mientras me estiraba todavía sentada.

— Pesada —respondió Eva mientras se paraba del suelo y fue cuando me di cuenta.

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