✓ Tan bonito y tan irreal (LGBT)

Capítulo 21.

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Eva

Y la besé, como hacía mucho tiempo no lo hacía, mordí su labio inferior y Scarlet gimió. Tomé el borde de su suéter y lo subí hasta quitarlo.

Ella sonrió nerviosa, pero yo estaba temblando.

Me acerqué a su cuello y lo besé, su piel olía delicioso, mis manos subieron a sus pechos y sentí como Scarlet suspiró. Luego volví a atacar su boca, sus labios sabían a chocolate.

Scarlet se separó de mi y yo la miré arqueando una ceja confusa. Se paró de la cama y me tomó de una mano.

— Ven —susurró.

Llegué hasta donde ella y me aprisionó contra la pared. Sus manos buscaron el borde de mi camiseta y la quitó. Sus ojos recorrieron mi cuerpo y sus manos bajaron hasta mis caderas. Me empujó hasta caer en la cama quedando encima de mi y yo solté un pequeño grito.

«Al parecer le sigue gustando ser la que manda»

—¿Puedo? —sus manos estaban en mis caderas tocando el borde superior de mis pijamas y yo asentí.

Luego de quitarmelo junto con mis bragas volvió y me besó. Sus manos tocaban cada parte de mi cuerpo.

«Vale, ya estoy empezando a perder el control»

Scarlet

Sigo tocando cada parte de su cuerpo y sus mejillas siguen sonrojadas.

«¿Por qué diablos es tan perfecta?»

 Sus labios hinchados de tanto besarla, su cuerpo desnudo debajo de mi...

Eva sonríe sobre mis labios y yo dejo su boca para bajar, primero beso su cuello, luego sus pechos y ella suelta un pequeño gemido que manda descargas de deseo por todo mi cuerpo. Mis labios siguen bajando y sus uñas arañan mi espalda hasta que llego al lugar entre sus piernas y la miro.

Sus ojos expresan deseo.

— Scarlet, por favor.

— ¿Por favor qué? —susurro con mis labios besando el interior de sus muslos, sus piernas se tensan.

— Quiero sentirte...

Mi lengua hace contacto con su entrepierna y Eva suelta un gemido que hace que pierda todos mis sentidos.

Nada se había sentido tan bien desde hace dos años comparado con como me sentía ahora.

Se cubre la boca y yo la miro.

—¡No! quiero sentirte Eva, solo yo puedo hacerte perder el control.

(...)

Los rayos de sol entran por la ventana, yo abro los ojos y no puedo evitar sonreír. A mí lado está mi chica. Y está tan linda.

Acaricio su espalda desnuda para luego quitar el cabello que cae sobre sus ojos.

— Ey preciosa —murmuro y Eva se retuerce tapando sus ojos con sus manos— Buenos días...

— Ugh.

— Venga, es hora de levantarse.

Sus hermosos ojos verdes se abren y sonríe.