Uno De Tres

3. Invitación al baile.

Winston Hill

 
—Soy Winston Hill, nuevo agente del FBI y por nuevo no quiero decir “inexperto”. Tengo más de diez años trabajando en diferentes partes del país, atendiendo diferentes casos. Así que aprovechen y absorban todo el conocimiento que puedan de mí. Nos vemos la siguiente semana.

Termine mi clase introductoria con los estudiantes de FBI. Mientras la mayoría de ellos salieron de la sala de reuniones y algunos se acercaron a mi para hacerme preguntas, presentarme casos e hipótesis y otros simplemente para saludarme.

—No no, de ninguna manera, un caso así no puede perderse de vista —, un joven pregunta sobre la sospecha de abuso de sustancias en una familia con menores— se deben aclarar las sospechas con una investigación exhaustiva del terreno, así como de los integrantes.

—Si, pero ¿Qué pasa si hay constante insistencia de su inocencia de parte de los mismos integrantes de la familia? ¿Se investiga a la fuerza?

—En ese caso lo que hay que… — Recibí una llamada en mi IPhone y atendí sin antes despedirme del joven.

—Señor, estamos en la agencia esperando por usted, para hacer el barrio por la zona norte.

—¿Ya tienen reportes de los últimos días?

—Eem, si mi seño… eh digo no… — Me molestan las irresponsabilidades. Caminé en dirección a la salida de la sala de conferencias.

—¿Y es que acaso no saben hacer algo sin mi presencia? ¡Estoy esperando ese reporte desde hace dos días! ¿Dónde está?

—Se-señor el agent —lo interrumpí.

—¡Se lo estoy pidiendo a usted Jones! No voy hacer ningún barrido sin ese reporte—. Colgué la llamada mientras llegaba al estacionamiento de la institución, el sol me segó por unos segundos lo cual contribuyó con mi enojó. Subí a mi moto, la encendí e hice rugir el motor antes de emprender mi camino a la agencia del FBI.

Este recién llegado me está agotando la paciencia con su lentitud, y juro que si no mejora en los próximos días lo voy a transferir al departamento de archivos. En mi campo necesito agentes que tengan la misma velocidad, e incluso que sean más veloces que yo, más veloces que el crimen. Que desastre es esta ciudad, no hay orden, el crimen es un desastre, no hay respeto, hay tráfico de drogas y ni hablar de la falta de buenas autoridades. Cuando mi superior me pidió venir a este lado del país, inmediatamente supe el gran dolor de cabeza que me causaría. Mientras conducía a mi destino, me permití detallar las calles y lo que hay en ella. Sin duda hay mucha falta de respeto, faltan valores y honestidad. Como me gustaría implementar leyes que inviten a la educación en este país. Pude notar como los conductores violan las leyes de tránsito, comportamientos que incitan a la violencia y alteran el orden público, violaciones de leyes sanitarias en locales de comida rápida, explotación laboral, violencia doméstica, maltrato infantil y animal, y no podían faltar las pandillas en las esquinas alumbrando nuestros caminos.

Vamos a ver qué puedo hacer por aquí. ¿Por dónde empiezo? Haciendo las cosas a mi manera y a mi criterio, lo primero que hare será poner a prueba la confiabilidad y la capacitación de cada agente de esta cochina agencia del FBI.

—Buenos días —. Capté la atención de todos en la enorme sala donde cada uno estaba en sus computadoras, seguramente revisando sus redes sociales y no haciendo sus trabajos— Como se abran enterado, soy el nuevo jefe de esta agencia —, observé por un segundo la reacción de todos, y pude notar algunos gestos de disgusto, otros estaban perplejos e incluso a unos se les notaba algo de alivio— así que esperó trabajar bien con ustedes—. Concluí.

—Señor, aquí tengo las rutas de patrullaje de esta semana —, recibí la carpeta despreocupado— en las primeras cuatro cuadras al norte están las patrullas 23, 68, 103 — un hombre me dio toda esta información y me pareció irrelevante, porque ninguno de esos patrullajes están organizados de forma efectiva.