Melissa Dagger
—¡Levántate de una vez papá! —Grite en dirección al bulto de mujeres apiladas sobre el hombre en el mueble de la enorme sala—. No tengo tiempo para esto—. Murmuré, y vacíe una jarra de agua con hielo sobre ellos.
Al instante el hombre se levantó y por reflejo me apunto con su arma, estando aún bajo los efectos de sustancias. Las cochinas ni se inmutaron. Mi padre Anthon Williams Dagger, no es el padre que yo hubiera pedido, ¿Que me ha dado? ¿Su apellido? ¿De qué me sirve su cochino dinero, si no me escucha? Desgraciadamente soy hija única y eso no me ha dado la vida de niña consentida que todos piensan que tengo. Me tocó sola, porque mi padre fue un desgraciado en mi niñez y adolescencia, y lo sigue siendo a mis 24 años. Tener un padre narcotraficante no es la mejor experiencia para una niña, que observa como otras personas tienen actitudes inadecuadas que ella no entiende, y que sin duda le causan temor. Los lujos en prendas y juguetes de las mejores marcas, no compensan todas veces que mi vida estuvo en riesgo por su negligencia, o porque algún rival intentaba usarme para debilitarlo a él, cosa que nunca le afecto demasiado, ya que me salvaba más en memoria de mi madre que por mi propio bienestar. No juzgaría la razón por la cual mi madre se fijó en él, pero sin duda no es el mejor candidato para tener hijos, ni una persona de completa confianza, por esto a pesar de lo posesivo y protector que podía llegar a ser con mi madre, ella nunca confió plenamente en él.
—Yo no puedo estar recibiendo tus negocios mientras tú te revuelcas aquí —, musite— tengo una marca que atender.
—Esos negocios te pagaron la vida, no hagas drama linda —la mención del ridículo apodo hizo que actuara por mis impulsos, por ende, le quite el arma como el mismo me enseñó desde niña. Di un golpe firme en su muñeca con mi mano derecha, mientras sostenía el cañón del arma con mi mano izquierda y la atraía hacia mí, para luego apuntar entre sus frondosas cejas
—Vuelve a llamarme así, y la próxima transacción que hagas será en un hospital. —Dispare al suelo junto a su pie derecho, el hombre se sobre salto por el impacto y tomo seriedad en el asunto.
Las cochinas empezaron a desaparecer de mi vista gracias al mismo impacto de la bala en la madera del suelo, así que mi padre metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones holgados.
—¿Que ocurrió ahora? —No deje de apuntarle.
—A tus socios —, hice énfasis en la última palabra— se les ocurrió la idea de ir a mi oficina a entregarme la plata de la mercancía que salió la semana pasada, cuando claramente les he dicho que no hagan eso, que si necesitan algo me llamen a mi número privado para verlos en un lugar menos riesgoso. He tenido que dejar las confecciones que tenía, para contar billetes. O los botas tú, o los boto yo.
—No, a mis hombres tu no los mandes —. Dijo desafiante, causándome una risa hipócrita.
—No me hagas reír Anthon, sabemos que aquí quien tiene más voz de mando soy yo, porque tú no puedes mantenerte limpio ni por un día de negocios, ¡ni por el puto cumpleaños de tu única hija! Así que hazte cargo de tu parte del negocio, y yo de la mía. Tu Sur y yo Norte, tu Sur y yo Norte. —Salí de la sala dejando el arma en uno de los muebles, no necesitaba esa basura negra, tenía la mía de Swarovski.
Me dirigí a los bancos del jardín trasero en la casa. A pesar de traficar droga odio el olor que siempre tiene esta casa, es como si su estructura estuviera echa de cocaína porque el olor estaba impregnado en ella, hasta la gente del servicio estaba podrida a ese asqueroso olor. En cambio, el jardín siempre había sido reservado para mí, desde pequeña pedí que nadie entrara, aunque me pidiera permiso, no quería que lo infectaran. Olía tan bien, tan fresco y ligero que por un momento me sentía parte de él. El numerito de esos hombres, no contribuyo de manera positiva al estrés que ya me causan los preparativos para lanzar mi línea de ropa, así como la responsabilidad de dirigir la línea que me dejo mi abuelo materno, el único ser de pureza que hubo en esta familia y en mi vida, si es que se le puede llamar así. Escuche los pasos de alguien acercarse y me alarme, pero pude notar que es mi padre de nuevo porque olía al aceite de baño que le regalé por si quería ir a verme o venir a mi jardín.

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Uno De Tres
Teen FictionSinopsis Me encuentro atrapada entre dos mundos, oprimida por una supremacía y perdiendo a causa del orgullo. Dentro de una ciudad, entre mundos diferentes formados por narcotráfico, moda, carrera de autos y una entidad policial, el habitual sistema...