19. Descubrir el valor.

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Melissa Dagger

Insistió en que compartiéramos otra porción de pastel de arándanos, y a pesar de que mi estomago quería lo contrario acepté, lo hice por él, por pasar un rato normal como la familia que somos, como la única familia que tengo, y no me arrepentí de esa decisión porque luego recordé que hoy hay carreras, y que es una oportunidad para ir a la casa que indican las coordenadas del pergamino.

—Tengo que competir… —Comenté por lo bajo, cubriendo mi rostro con ambas manos.

—Melissa, ya tienes puesta tu pijama, déjalo así —. Respondió con la tranquilidad que caracteriza su voz—. Necesitas descansar.

—No sé cómo hacer eso…

—Si lo sabes, tienes la respuesta en frente de ti, solo tienes que estar dispuesta aceptarla.

—Te agradezco mucho todo lo que haces por mí, por quedarte siempre. Reconozco que eres muy importante en mi vida, pero debes saber que a veces, aún ni la propia familia puede salvar a las personas del infierno que llevan dentro — . Expresé, tan dulce como pude, para hacerle saber lo único que tengo claro, y de lo que estoy segura, para luego ir a cambiarme y competir.

—Familia… — Susurró a mi espalda—. Esperaré mientras estás listas.

Una vez más Ignore esos asuntos internos que tengo por resolver, porque ni siquiera soy capaz de identificarlos, no tengo tiempo para atender la incomodidad que me provoca la única vida que conozco, y eso me resulta irónico igual que estresante. Entré a la ducha por un baño de agua fría, y al ver mi reflejó en el espejo, descubrí una horrible tonalidad azul que sale de mi boca y se extiende hasta mis labios, de inmediato supe que esto se trata de la venganza por el labial en la cara de Luis, y que por esta razón me ofreció el pastel de arándanos. Esa travesura me robó una sonrisa, y al mismo tiempo una irá competitiva, la misma que sentía cuando jugábamos siendo niños. Me coloqué un atuendo de cuero lo más rápido posible, luego de luchar por quitar, y ocultar el color azul de mi rostro con maquillaje y labial rojo, bajé las escaleras de inmediato en busca de Luis.

—¿Tanto me extrañaste? — Se burlo, al ver mi expresión con evidente enojó— Es una venganza justa.

Subimos a mi auto discutiendo como niños, como alguna vez lo hicimos, una discusión inocente y sin mayor importancia, pero que de alguna manera resulta refrescante. Pasado unos minutos volvió el silencio que se está haciendo incómodo, un silencio que en esta ocasión emana desde mi amigo, y que me hace sentir en parte agotada, por lo que, en lugar de hablar, decidí seguir conduciendo hasta mi destino ignorando todo aquello. Los mismos rostros, el mismo bullicio me recibió, como si siempre hubiera un lugar para mí entre estas personas que, sin conocerme, aclaman mi nombré. Al igual que siempre, tuve que esquivar un poco la multitud para evitar tropezar demasiado con cualquiera, hasta que, en un punto frente al centro de apuestas, un hombre de mal aspecto y cabello a los hombros, grito a la multitud querer competir con el mejor del lugar, por supuesto que esa soy yo. Todos me miran mientras me acercó a él para aceptar el reto, el reto de una persona que al parecer es emigrante de carreras, va siempre por ahí buscando un nuevo escalón para su ego, sin detenerse a estudiar bien su próximo terreno.

Acordamos el precio descomunal que él estaba ofreciendo como apuesta, y luego de un rato entré el asombro y la preparación de las personas, nos posicionamos para comenzar. La noche es joven, y la luna comienza su reinado sobre el oscuro cielo, indicando el camino al iluminar la pista hasta las luces de la ciudad, dónde de nuevo tendría centro está competencia.

La estridente música proveniente de cada auto quedó atrás, una vez que pise a fondo el acelerador, haciendo que la velocidad de mi auto hiciera conmigo lo que quisiera, hasta llenar de adrenalina cada parte de mi cuerpo, tanto hasta ya no sentir otra cosa, solo la necesidad de arrebatar la victoria, el orgullo y el poder de la línea de meta. Al inicio, el auto de mi desafiante no permite gran diferencia entre nuestra distancia, uno llevando la delantera del otro a cada minuto, hasta que un grupo de autos salieron de la nada obstaculizando el paso, provocando que este perdiera ventaja. Luis me notifico en el auricular, que su señal está siendo interrumpida y que no podía guiarme como siempre, pero yo conozco la ciudad lo suficiente como para saber tomar ventaja, así que repase en mi mente cuál es la mejor ruta para llegar a la meta, y según recuerdo tengo un par de opciones, así que tomaré la primera cruzando a mi derecha, pero cuando iba hacerlo un grito de Luis en negación, me provoco un pequeño dolor en mi oído, porque la calle que tome estaba ocupada por un auto extraño, que según el parece estar esperándome así como también de alguna manera retuvieron a mi contrincante. El nerviosismo de mi amigo detrás del auricular le provocó la necesidad de venir hasta aquí, pero le dije que no era necesario a lo que esté se molestó porque ambos sabemos que él come donas está suelto, sin embargo, lo Ignore cuando vi que un sujeto de piel oscura y hombros anchos, bajo del auto caminando en mi dirección, con un arma empuñada. Al notar su andar heroico deduje que se trata de un policía, este se colocó en mi ventana sin dejar de apuntarme, así como yo mantuve la mirada en alto.

Uno De TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora