12. Proceso y meta.

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Winston Hill

La impotencia corre por mis venas, el enojo, la tristeza, el dolor; un acumuló de emociones demandantes de toda mi atención, aunque es la culpa quién busca con esmeró apoderarse de todo mi ser, mostrando ante mis ojos las razones por las que debo desfallecer. Más que emociones demandantes, debo luchar conmigo mismo, porque fue mi persona quien me había metido en este lío. Dominar mi propio dominio, mi propio carácter, doblegar lo que para mí es intocable. Una muralla en fortaleza siempre a habitado en mi ser, impidiendo el paso de todo aquello que no fuera proveniente de mi propio criterio, y de todo aquello que representara una debilidad, quitando así la sensibilidad y ternura que trae consigo la entrega del amar, poniendo en su lugar algo que, si pudiera controlar, como la pasión por mi trabajo y el compromiso que siento por siempre dominar.

Mi esposa se había ido, o yo la había dejado ir, en cualquier caso, me encuentro solo en casa de nuevo como en los últimos meses, sin saber que hacer porque fracasé, tenía planes esperanzadores para hoy que significarían un nuevo inicio, pero fracasé. Intento con todas mis fuerzas entender su posición y reunir la paciencia para tratar con su dolor, porque quién está en deuda soy yo, le debo atención como cuidado y le ruego a Dios que mis esfuerzos a continuación valgan la pena. No la juzgo por rechazarme ni por odiarme, puesto que es el dolor de una madre lo que emana de ella. Dicen que el amor de una madre es la fuerza más grande del mundo, entonces es correcto decir que el dolor por la pérdida de un hijo es igual o incluso más fuerte. Me preguntó si es tan difícil perdonar para ella, perdonarme desde su posición, ¿No es mi dolor y mi culpa relevante? ¿Acaso yo no ame igual a mi hijo?, en todo caso, me he convencido de que soy yo quien debe pagar, esta vez debo ser yo quién amé y se sacrifiqué.

Por ahora le daré su espacio, la respetaré y confiaré en su palabra; me dijo que estará de guardia 72 horas y a pesar de tener mis sospechas de que eso es falso, esperaré de cerca y me mantendré ocupado con mis responsabilidades en la agencia.

De seguro mi asistente había notificado mi ausencia el día de hoy en la agencia, así que nadie me estará esperando, por lo que puedo usar esto a mi favor o en contra de los demás. Llegaré de sorpresa. Tomé mis cosas y emprendí mi camino hacia mi única forma de distracción; mi trabajo, el que una vez me quitó todo pero que hoy sirve de mediador entre el proceso y la meta. También es mi otra responsabilidad, velar para que en esa agencia y por consecuencia en esta ciudad se cumplan las leyes que la delincuencia un día borró. Esto solo será un plazo de tiempo, porque me niego a renunciar a ella.

Respiré profundo antes de entrar, dejando así toda preocupación para concentrarme en el ahora que es ordenar esta pocilga.

La cantidad de personas en el lugar, donde cada una se encuentra sentada frente a su computador, encerrada en un cubículo para distribuir el espacio entre los 250 agentes, da la impresión de una colmena, lo que hace el lugar un poco abrumador, sin agregar el hecho de la mala organización y la deficiencia, que se nota cuando corren de un lugar a otro al sonar un teléfono o en este caso, por la alarma que representa mi presencia.

—Buen día —, sonreí— esperó que sea grata mi llegada —, capté la atención de los que aún no me habían notado.— También esperó que alguien me tenga listo el reporte de la zona que le pedí al oficial Jones, para comenzar hacer el barrido desde el norte, pero que como podrán notar, fue trasladado al departamento de archivos.

—Señor — Un hombre de mediana edad, que supuse es parte del refuerzo que Susana había conseguido, se acercó a mí con una carpeta marrón de un grosor considerable—, le será conveniente que nos sentemos para conversar sobre lo que hay en esta carpeta —. Levantó el objeto en el aire, dando a entender así la seriedad del asunto.

—A mi oficina, por favor, o lo que sea ese nido—. El hombre de tés clara y ojos cálidos, me dio una buena impresión con su porte de confianza y ética profesional.

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