Ever Anderson:
Cuando llegue al aeropuerto estaba Alan, el asistente de mi padre, quien sostenía un papel con mi nombre, sonreí al verlo, tenía su cabello castaño recogido en un chonguito, me fije en sus ojos verdes los cuales estaban igual de brillantes que la ultima vez que lo vi, tenía una que otra cana, y cuando me miro se le salió una sonrisa de oreja a oreja.
- Como has estado – dijo dejando el papel a un lado y abrazándome.
- La verdad he estado mejor, y tu que tal? – pegunte.
- Pues desde que los mellizos nacieron no he tenido un solo día de descanso, de hecho, descanso más aquí que en mi casa, Sara que tiene una admirable paciencia, hay días que no puede más- se subió al auto, me estaba sentando en la parte de atrás cuando dijo.
- Ni lo pienses, pensaran que soy Uber, y con ser asistente de tu padre ya me basta- sonreí y me senté de copiloto.
- ¿Como se llaman tus mellizos? – lo mire fijándome en su cara, tenia unas arrugas y de lado se le veía una pequeña barba, disimulada pero linda.
- Matt e Inés – dijo entrando en la carretera.
- Sara eligió los nombres, ¿verdad? – me réferi al nombre de la niña, la madre de Sara se llamaba Inés y su hermano Matt.
- ¿Qué comes que adivinas? – se le salió una risa.
El resto del viaje fue en silencio mientras en la radio se escuchaba la voz de un hombre diciendo la temperatura del día, deje caer mi cabeza hacia atrás en el asiento y suspire, gire mi cabeza en dirección a la ventanilla, me dolía la cabeza y el sol no ayudaba mucho.
- Estamos llegando – aviso girando hacia un edificio.
Lo mire bien, era de color negro, al menos unos 12 pisos, en la parte de adelante tenia el logo de la empresa "metanoia" es una palabra griega, es un proceso de transformación que cambia la forma de pensar, de sentir, de ser o de vivir de alguien, es un proceso de autocuración, mamá fue quien dijo el nombre le gustaban los nombres con significado.
- Adelántate tu padre esta en el ultimo piso, luego vamos a dejar tus cosas al departamento – caminé hacia dentro, había una ventana en el techo la cual daba una increíble iluminación al lugar, un par de sofás en seguramente la sala de espera, las paredes blancas, una estantería con libros y revistas, me dirigí al elevador y aprete el botón al piso 12.
La vista era increíble, las paredes tenían un color verde pastel, y en una esquina estaba su oficina, estaba con vidrio por lo cual fue fácil saber que era el quien estaba dentro, me acerque a la puerta de cristal y toque, el levanto la cabeza y sonrió levantándose de su lugar.
- Ve aquí – dijo apenas abrió la puerta abrazándome.
- Yo también te extrañé – correspondí a su abrazo, estuvimos un rato así, hasta que se separó para mirarme.
- Me alegra mucho que estés aquí Ever, tenía pensado hace ya un tiempo en pasar a tu poder las empresas de la costa y también algunas de aquí – sonrió sirviendo agua en dos vasos.
- Pensé que no me encontrarías capaz para ello – me senté en una de las sillas frente a su escritorio.
- Jamás he pensado eso, al contrario, esperaba con ansias el día que me dijeras que querías continuar con las empresas, es tu decisión saber lo que quieres, no te dije nada sobre tomar el mando de algunas porque pensaba que no querrías venir por un tiempo para acá, ya sabes tus amigos y el instituto, pero me alegra que vinieras – se sentó junto a mí.
- Gracias por la oportunidad, y por confiar en mi – susurre mirándolo.
- Siempre puedo confiar en ti hija – sonrió tomando una carpeta que estaba encima de la computadora – estos son algunos de los papeles que tendrías que firmar para hacerte cargo y pasar estas a tu nombre, léelas con detalle, si algo no te parece podremos hablarlo y tratar de cambiar eso, ¿bien? – se veía realmente feliz, pero sabia que eso no es solo porque yo estaba diciéndole que quería ser parte de las empresas, había algo más.
- Si muy bien – le sonreí, y justo en ese momento entro Alan.
- Disculpa la demora – se paró frente a nosotros.
- No te preocupes, de hecho, ya terminamos de hablar ese tema – lo miro mi padre divertido.
- Oh, quería ver la cara de Ever cuando le dijeras sobre Amanda – quien era Amanda?
- No Alan ese tema aun no lo hablo – el sonaba un poco alterado.
- Ay no, yo recordé que dejé mal estacionado el auto en el lugar de los discapacitados – no se le vio la sombra cuando salió de la oficina.
- ¿Quién es Amanda? – pregunte mirándolo confusa.
- Ever tu sabes que he tenido un par de citas casuales desde que tu madre murió – si te fuiste y me dejaste sola mientras viajabas con ellas – pues resulta que ahora conocí a una persona con la cual ya no me gustaría buscar a nadie más – hizo una pausa – y me gustaría que la conocieras si es posible hoy en la noche – se rasco la nuca nervioso, no se quien sea esa mujer, pero vaya que le mueve el piso.
- Bueno, podría ser mañana, que hoy estoy un poco cansada con el viaje y me duele un poco la cabeza, me gustaría desempacar mis cosas primero, si no te molesta, me encantaría conocer a la mujer que te tiene nervioso hablando de ella – tome un poco del agua que estaba em el vaso.
- No hay problema, descansa y procura tomar con calma todo esto, de igual manera solo tienes 17 años, si necesitas algo solo dilo y me encargare de hacerlo llegar, y por el tema del instituto y el final de año, me encargue de que te cerraran el año antes.
- ¿Cuánto dinero diste? – tome la carpeta.
- Una cifra que no tenían la opción de negarse – sonrió de una manera victoriosa.
- Bueno Sean, me voy hablamos luego – me levante.
- Soy tu padre, luego de que firmes podremos hablar el tema de que me digas Sean – sonreí ante su comentario.
- Como digas – Sali de su oficina.
Al llegar al estacionamiento estaba Alan apoyado en la puerta del auto, hablando por teléfono, sonaba un poco molesto, cuando se percato que iba hacia el auto colgó.
- ¿Problemas con los niños? – pregunté apenas me subí.
- Realmente hay días en que no puedo más, son demasiado traviesos, no pueden estar tranquilos en un lugar – sonaba estresado.
- Son niños Alan, no adultos, solo ten paciencia y veras que con el tiempo serán más tranquilos – lo mire divertida.
- Tienes razón, solo están aprendiendo a descubrir el mundo.
Cuando estaba frente a ese edificio celeste con toques azules, y mire mi maleta junto a mí, sabía que estaba volviendo a comenzar, un nuevo comienzo desde cero, nuevas cosas que hacer y lugares que descubrir... pero sin ella.
- ¿Te ayudo con la maleta? – pregunto el castaño junto a mí.
- No te preocupes, ve con tus mellizos que seguro te esperan, ya es tarde – le di un beso en la mejilla.
- Descansa Ever, te ves como si te hubieran roto el corazón – me guiño un ojo, y se subió al vehículo para marcharse.
La verdad si tenía el corazón roto.
HOLIS DISCULPA MI AUSENCIA, PRMETO ESTAR MAS ACTIVA.
ESPERO QUE LES GUSTARA, NOS ESTAMOS LEYENDO :)
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Destinos cruzados
Teen Fiction¿Qué ocurre cuando te enamoras de la persona de la que no pensabas enamorarte?, o peor que ocurre si es la novia de tu "mejor amigo", eso era lo que mi mente pensaba hasta ese día, aquel día que me comenzó a desesperar aquel sentimiento que segurame...