capitulo 14

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Sophia trayls:

Los nervios me comían la piel, la sensación de sentirla cerca, de saber que esta a unos metros de mí, lo primero que pensé fue salir de ahí, pero porque lo haría si también quería seguir mirándola, si quería ir a abrazarla y que me hiciera sentir segura y a la vez tranquila, una tranquilidad que solo ella me puede otorgar.

- Ya está aquí – susurro Luis mirándome.

- ¿Te respondió? – pregunte dejando de mirarla.

- sí, dice que también esta en la segunda planta – sonrió.

- Y entonces ¿Cómo se llama? – mire intentando ver a alguien con su celular.

- Hanna, se llama Hanna – mire a la chica junto a Ever, cuando se presento dijo que se llamaba Hanna.

- Luis – le hice una señal con mis ojos para que la mirara – también se llama Hanna, y esta con su celular desde que llego.

- ¿Crees que sea ella? – pregunto mirándola.

- No lo sé, ve a hablarle – le di un golpecito en la espalda.

- Bien solo dame unos minutos para ver que le digo – murmuro.

- Lo estás pensando mucho – dije viendo como inhalaba y exhalaba.

- Va a pensar que soy un idiota – me miro, la verdad se parece bastante a Shira, en el color negro de su cabello y los ojos marrones, de igual manera en la nariz.

- No, serias un idiota si no le hablas – le sonreí.

- Bien, voy ­­– guardo su celular en el bolsillo.

- Pues ella viene para acá – dije dando un paso hacia atrás.

- Hey, creo que ya nos conocemos, me llamo Hanna – nos sonrió.

- Es un gusto – le sonreí amablemente.

- Si, si un gusto, yo soy Luis.

- Creo que eres mi cita – dijo ella enseñándole algo en el celular.

- Creo que tú también eres la mía – creo que esta es mi señal para ir a buscar a Audrey.

Cuando iba en los últimos escalones, Ever invadió mi mente, dios hace mas de un año y medio que no la veo, se veía increíble, de haber estado en otra situación, habría corrido a abrazarla como tanto deseaba, pero lo único que podía hacer era mirarla de lejos.

Y fue entonces cuando el tacón se resbalo, y me resbale por los últimos escalones.

- Miércoles – susurre mientras intentaba pararme.

Sali sobándome la pierna y dirigiéndome a una alguna mesa donde hubiera hielo, pero para mí desgracia no había nada.

- ¿Estás bien? – pregunto una voz familiar atrás mío.

- Pues me parece que si – me gire para verla, era Amanda.

- Ven vamos a la cocina por hielo, que estos de aquí ya están derretidos – sonrió abrazándome por encima de los hombros, cabe mencionar que es un poco más alta que yo.

Entramos en la cocina y abrió uno de las neveras, tomo un poco de hielo y lo envolvió en una servilleta.

- Ten – me sonrió pasándomelo.

- Gracias – le sonreí sentándome en una silla que estaba ahí, para poder colocarlo mejor.

- No hay de que – guardo la bolsa de hielo nuevamente en la nevera – ¿te caíste en las escaleras de casualidad? – pregunto tomando otra silla.

Destinos cruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora