CAPITULO 33

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Lo único que puedo agradecerle a Víctor es haberme regalado una parte de él que son mis pequeños gemelos, su amor es lo único que necesito para sanar esas heridas que su padre me hizo sin piedad

—¡Tía, ya llegué!

Mi tía es la que se encarga de ellos cuando trabajo hasta tarde aunque no es casi seguido pero ella siempre me ayuda con ellos al ir por ellos a la escuela.

—Mey, al fin llegas, comenzaba a preocuparme por ti. Oye, te tengo una sorpresa.

—¿Así?

Ella entra a su habitación y luego sale acompañada de mis padres dejándome atónita, ¿Qué hacen ellos aquí, ni siquiera saben de mis hijos? Me van a matar, seguramente me van a matar.

—No puedo creerlo —Papá me abraza con una sonrisa enorme —Mi niña, estas hermosa, tantos años... y luces espléndida.

Me quedo sin habla porque no se que decir, si estoy emocionada de volver a verlos, pero al mismo tiempo estoy que me da un infarto porque me van reprochar...

—Vimos a nuestros nietos... cariño, son hermosos. Sabía que serias una buena madre.

—¿Qué? —dije desconcertada —Esperen... ¿no están molestos... por eso?

—Mey, un hijo siempre será una bendición, y si son dos, mucho mejor.

Ellos no deja  de observarme con una sonrisa, así que los invité a cenar afuera ya que según lo que dicen, acaban de despertar y no han cenado. Conversamos de todo lo que había pasado, esperaba que me reprocharan pero lo único que me reprocharon fue que nos visitara y que no les dijera sobre la existencia de sus nietos así que les dije la verdad de que temía que me obligarán a abortar así como lo pensaba de Víctor

—Hija, como se te ocurre creer que te diríamos tal cosa, sabes cuanto deseábamos una noticia tuya de que al menos de que estabas comprometida.

—Mamá, casarme no están en mis planes y no creo que lo esté por ahora, mi único interés son mis hijos, —ellos me dicen que estaba bien, pero me dejaron sin palabras cuando me preguntaron si el lo sabía —No, Víctor no lo sabe y no lo sabrá. El nunca quiso más hijos de los que ya tiene, así que no sabrá de ellos, nunca.

Pensé que me dirían que algo más pero cambiaron el tema rápidamente y mi tía se limito solo a escuchar nuestra conversación, luego ellos se fueron a dar un paseo con mis gemelos mientras que mi tía me aconsejaba pasar más tiempo con ellos haciéndome la sugerencia de irme a vivir nuevamente a país natal.

—¿Tía... me estas echando?.

—Mey, sabes perfectamente que en mi hogar siempre serás bienvenida, pero tus padres te necesitan y además esta el hecho que seguramente quieren pasar más tiempo con los niños.

Mi tía tiene razón, pero yo no quiero regresar allá, en ese pueblo no hay un buen hospital, no como esta en la ciudad y regresar en la ciudad seria peligroso ya que Víctor se la pasa moviéndose de un lugar a otro y podría verme a  mí o mis hijos, y lo que menos quiero es eso, jamás pude perdonarlo

Regresar allá no estaba en mis planes, pero, ver a mis padres... me hizo entender que son unos ancianos que me necesitan y me siento mal porque les arrebaté años de convivencia con sus nietos, sabía que debía decírselos pero el miedo me impidió hacerlo y ahora siento culpa.

Apenas estaba llegando a mi espacio de trabajo cuando uno de mis compañeros entró diciendo que el Médico que se iría a la ciudad donde viví por un tiempo, sufrió un accidente automovilístico así que corrí hacia la habitación donde se encontraba. Al verlo postrado en la cama, sentí pena por él sus piernas estaban fracturadas.

—Ah, Maya, aquí estás. —dijo el supervisor —Es una pena ¿no?

—Si, ayer lo vi y estaba entusiasmado por el cambio. ¿Como fue que pasó?

—Iba por su hijo a casa de su madre cuando un ebrio venía conduciendo en contra vía. Escucha... Matt dijo que tu eras de New York, y que te haría feliz tomar su lugar por eso he decidido darte ese puesto a ti como la directora, tienes dos cuatro dias para presentarte. Mucha suerte.

—¿Espera que? —dije desconcertada. —No, director esperé...

Intenté alcanzarlo pero el entró al área de cirugía así que no pude entrar, cabreada fui directamente por Matt ya que es el responsable de que esto esté pasando.

—¡¡Matt!! —grité a todo pulmón cuando lo vi en la cafetería con una chica,

Escupió su café al verme. —¡Ay mierda!.—quiso huir pero logré detenerlo —Mey, hola —dice nerviosa —Luces radiante como siempre...

—Cállate, —murmuro entre dientes —Idiota, acaso te das cuenta de lo que acabas de hacer.

—Bueno...

—Mati, felicidades por tu ascenso. Maya —¿ascenso?. me mira a mi la pediatra —Felicidades por el puesto de directora.

Lo miro molesta ya que ahora entiendo la razón de recomendarme a mi para ese puesto, quería golpearlo por lo que hizo, sabía que algo tramaba y que no era sexo ya que tenia mucho tiempo que lo rechazo, solo quería mi puesto y no lo imaginé.

—¿Pero porque estas enfadada? Serás directora y yo amablemente tomaré tu puesto por sugerencia del jefe.

—¡Escoria!.

Salí molesta de la cafetería mientras escucho decirme que debería estar feliz y estar festejando, tomé mis cosas y me fui a casa, antes de abrir la puerta respiré profundo ya que no quería que mis hijos me vieran de esta forma.

Al abrir la puerta, ellos estaban haciendo su tarea, cuando me ven corren hacia a mi y me abrazan dándome la bienvenida, mis padres me preguntan si pasó algo y yo ni siquiera sabía por dónde comenzar para decirles que debía mudarme al lugar donde todo comenzó.

—¿Qué?... ¿Pero porque no te opusiste?.

—Papá, decirle que no al director es como hablar con la pared. —los nervios explotan y me levanto de mi lugar al pensar que podría suceder —Lo peor es que no quiero, siento que tengo una bomba de tiempo sobre mi desde el momento que me dijo que tenía cuatro días para presentarme.

—¿Qué puede pasar cariño? —dijo mamá —New York es grande, es imposible que se encuentren en una ciudad tan grande.

—Mamá,  todo puede pasar

Cuatro días, ¡cuatro días! El tiempo estaba en mi contra y yo estoy que me muero de los nervios porque no quiero irme y arriesgarme, me tomó años recoger los pedazos de mi corazón y aún lo sigo haciendo.

placer Ilicito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora