»¿Quién mató a Wongyoung?« [2 Hwang]

35

Mi cabeza punzaba al mil por hora, sentía como algo bajaba a un costado de mi frente, mientras que mi cuello dolía por haber estado sentada y en una mala posición. Empecé a abrir lentamente los ojos, solté una maldición y pude ver dónde me encontraba realmente. Mi visión fue borrosa al principio, pero después, logré captar dónde me encontraba.

Con toda la fuerza que me quedaba, logré levantarme y sujetarme con fuerza de la malla que me rodeaba. ¿Qué demonios era esto?

Un poco mareada aún, miré a mi alrededor y pude notar que no era la única que estaba aquí, encerrada en una malla.

—¿H-Hyunjin? — murmuré para mí misma, cuando realmente estuve segura de que era él, no dude en gritar. —¡Hyunjin, Hyunjin! — hice ruido al agitar la malla, cosa que lo hizo despertar, al parecer él también estaba inconsciente. Ví cómo se frotaba su nuca y soltaba una maldición. — ¡Hyunjin!

Él rápidamente busco mi voz, aún sentado, giró hacia atrás y me vió, al parecer, se alarmó por la sangre que tenía en mi frente, no dudo en ponerse de pie y sujetarse de la malla.

—¡Yeji! ¿Estás bien? ¿Qué te pasó en la frente? — pregunto preocupado.

—N-No lo sé, salí a buscarte y alguien me golpeó, pensé que... — levanté la mirada y lo miré, transmitiendole mi pensamiento con sólo mi mirada.

—No, yo no fui. Alguien me inyectó no sé que mierda en el cuello, intenté gritar, pero cubrieron mi boca y se me hizo imposible alertarte, lo siento — negué con la cabeza. 

—Está bien, estamos bien — mentira, sabía que si estábamos ahí, en cuadros de mallas y alejados, había la posibilidad de que el asesino nos haya traído aquí, la pregunta era, ¿Para qué? Si nos hubiera querido asesinarnos, lo hubiera hecho desde un principio.

—¡Yeji, Hyunjin! — me giré hacia detrás mío, me sorprendió bastante al ver a Bangchan, estaba golpeado del rostro, a su lado, pero a una distancia considerable, estaba Lily, quién se veía muy asustada.

—¿Bangchan, Lily, qué hacen aquí? — pregunté, sorprendida.

—No sabemos, ambos estábamos en mi oficina, revisando algunos papeles y la acta de defunción de...

—¡Yeji! — ahora, giré hacia mi lado derecho y abrí los ojos sorprendida, corrí hacia la malla de ese lado y la jale con fuerza, creando mucho ruido.

—¡Seungmin! ¿Q-Qué haces aquí? — él negó con la cabeza y miro a todos lados, hasta que su vista se poso en alguien más a su lado. Jadee de sorpresa.

—¿¡Qué haces aquí, hijo de puta!? — escuché a Hyunjin sacudir la malla y gritar tal ofensa hacia el castaño que estaba sentado en el suelo, recargado de la malla que lo rodeaba, mientras estaba tranquilo y sin preocuparse de nada. Estaba muy tranquilo.

—Oficial, ¿Quiere callarse? Estoy imaginando mi vida en el infierno, déjeme en paz — se cruzó de brazos y cerró los ojos, fingiendo dormir.

— Yeonjun, ¿Cómo saliste de prisión? — pregunté.

—Nunca salí, estaba siendo investigado aún, pero simplemente desperté aquí, además, no soy el único al que odias y está aquí. Allá está el amor de tu vida — señaló con su barbilla a un costado, mi mirada cayó hacia la dirección que señalo y mis ojos se abrieron sorprendidos.

— Han Jisung, ¿Qué mierdas haces aquí? — pregunté, él estaba agarrando la malla entre sus dedos y sonrió.

—¿Crees que estoy aquí por gusto o para ver tu jodida cara? Estás loca — bufó. —Me drogue unos momentos, ya sabes, para reducir el estrés y ¡Sorpresa! Estoy en una caja para gatos, ¿Y tú? ¿Qué se supone que haces aquí? — se cruzó de brazos y miré de reojo a Hyunjin.

—Alguien me golpeó con un bate de béisbol — no sabía porque decía aquello, pero ahora ni siquiera importaba desconfiar de alguien que iba a morir conmigo.

—¡Chicos! — ahora giramos hacia detrás de Hyunjin, miré con sorpresa a Changbin, este tenía la mejilla morada. —Me alegra verlos aquí y no ser el único idiota que se dejó golpear.

Sonreí de lado y miré a todos a mi alrededor, ¿Qué se suponía que era esto? ¿A qué estaba jugando la persona responsable de esto?

Salí de mis pensamientos al escuchar un sonido chocar contra el suelo de cemento, fruncí el entrecejo al ver las zapatillas negras de tacón alto, ese vestido negro con detalles de lentejuelas y un hombro con la tela más arriba y extendida, el color de cabello castaño grisáceo, fruncí más el entrecejo al reconocer parte de su rostro que quedaba descubierto por la máscara que estaba utilizando.

Sus labios se ensancharon en una sonrisa bastante tétrica.

—Un placer conocerlos a todos.

—Esa voz... — murmuró Hyunjin. Fruncí el entrecejo. —Se me hace conocida.

Ella sonrió aún más y subió su mano, quitándose de golpe la máscara, revelando su identidad, yo no evite soltar un jadeo de sorpresa y caí de trasero al piso.

No podía ser posible.