29. Goodbye, S15.

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29. Goodbye, S15.






























Neela fue la primera en correr del grupo de Takashi, siendo victoriosa en una carrera bastante reñida que no parecía tener fin, sin embargo, al final la morena se había encargado bastante bien de su contrincante.

Para cuando la carrera de Sean y D. K. estaba a punto de empezar, Earl comentó algo sobre revisar por última vez al Silvan S15, por lo que Hannah encontró una excusa para ir con él y ver al valiente extranjero.

Soltó una risita cuando lo vió, a lado de un estresado Twinkie que parecía querer golpearlo por haberlos metido en ese problema tan grande. Era una carcajada que llevaba tiempo soportando.

—¿Qué te hace tanta gracia?—. Se cruzó de brazos el de tez oscura.

—No sé, es que luces como mi papá cuando me caí frente a todos en una de sus juntas de negocios—. Dijo directamente, antes de girarse al muchacho. —Estas demente, ¿verdad? Porque solo esa razón encuentro para tu valentía—.

—Es indiferencia a la vida—. Corrigió el de pañuelo que cubría su cabello, últimamente lo llevaba así, y no se le veía para nada mal.

El castaño claro rodó los ojos, entrando al auto con las manos nerviosas en el volante.

—Una lección de Drifting me caería bien ahora—. Hannah pasó su dedo índice frente a su cuello, para luego sacar la lengua, simulando la muerte.

—Ninguno de los dos sabe derrapar, lo siento—. Se asomó ella por la ventana, empujando a Twinkie del lugar. —Pero por lo que he visto, girando el volante a tope y usando el freno de mano puedes sobrevivir—. Pasó su lengua por sus labios. —Y, oye, sé que esto puede sonar algo mal, pero por favor no dañes el auto. Es valioso—. Le pidió la joven, o más bien le rogó al muchacho.














La carrera comenzó cuando un hombre de traje negro se colocó en el medio de ambos autos, con un cigarrillo en su boca, tratando de hacerse el misterioso

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La carrera comenzó cuando un hombre de traje negro se colocó en el medio de ambos autos, con un cigarrillo en su boca, tratando de hacerse el misterioso. Primero señaló a una chica en la esquina izquierda, quien sonrió alegre.

¡Preparados!—. Chilló entusiasmada la joven debido a la atención.

Luego se giró a otra, quien colocó una de sus manos en sus caderas. —¡Listos!—. Continuó.

—¡A correr!—. Terminó la marca el presentador, dándole la señal a los autos para que ambos arrancaran y fueran veloces entre las vueltas estrechas de el estacionamiento.

Sean fue el más veloz, sin embargo, cuando llegó la primera curva, no pareció entender mucho el concepto de derrape, golpeando una de las barras de metal contra el auto que se abolló casi al instante.

Takashi fue el primero en perderse para subir al segundo piso, así que todos comenzaron a correr a los elevadores, buscando no perderse de ningún detalle de la tan aclamada carrera.

Hannah esperó entre las piernas de Han, quien lucía paciente, masticando una botana con tranquilidad, como si no fuera su auto el que estuviera chocando un extranjero novato.

El primer elevador fue de un montón de personas, Morimoto y Neela, quienes parecían tener exclusividad. El segundo fue de las chicas con Twinkie, Earl y Reiko, ambos hombres disfrutando la vista. Para cuando el tercero llegó, Han no permitió a nadie que subiera con él, a excepción de Hannah, quien golpeó suavemente su cabeza contra la pared de este.

—Va a destruir tu auto—. El muchacho observó el cacahuate que iba a meter a su boca, antes de darle una mirada a su chica.

—Sí, ya lo sabía—. Y no era exactamente que la rubia fuera una experta en autos, sin embargo, la sensación de perder algo tan valioso se había apoderado de su estómago.

—Adiós, S15–. Susurró con el rostro pegado en el metal del elevador.

—No hagas eso, está sucio—. Le pidió el hombre, separándola de la pared.

Para cuando la rubia logró ver la carrera, era Takashi quien tenía el control mientras Sean se estaba volviendo loco con el tipo de manejo que llevaban en Asia. El muchacho que iba de delantero, giró su auto quedando frente a frente con su rival, haciéndole señas con los dedos para que se acercara a él.

El americano así lo hizo, recibiendo como respuesta el comer el polvo que el mayor le dejaba, acelerado por la recta final de la carrera hasta terminar dando la última curva que le dió esa fácil victoria.

Cuando salió de su Nissan 35OZ negro, la gente lo aclamó con aplausos y gritos, dándole esa bienvenida cálida que tenía como rey, y abrazando a su amigo más cercano, el rubio pollo.

Sean salió de la curva muy a duras penas, con la defensa del S15 deshecha, con el rostro enfadado, humillado y cansado. A Earl casi le dió un infarto cuando lo vió, Reiko rodó los ojos, Hannah boqueó asombrada, Han solo se acercó algo amenazante y Twinkie le dio una mirada llena de desaprobación.

Al final, el novato -para sorpresa de nadie- había perdido, causando bastante desconformidad en sí mismo, y una especie de curiosidad en el moreno propietario del auto.















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Atte: R. A.

Hannah.| Tokio Drift.| Han Lue.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora