10. Gaijin.Metió a su boca el alimento del gran tazón con fideos que comía, observando a su amiga que le explicaba -o al menos trataba- las básicas que habían aprendido en la clase. Algunas veces usaba el japonés, cosa que la muchacha entendía muy poco, pero era necesario para poder aprenderlo.
Para cuando sus apuntes estuvieron completos, Neela feliz por la comida y la muchacha terminando su té helado, ambas suspiraron viéndose fijamente. Necesitaban aclarar algunas cosas.
—Twinkie dice que estás metida con la mafia—. Ella formó una mueca con los labios ante sus palabras.
Pareció meditar unos segundos sus respuestas, observando la nada sin tener en cuenta que palabras usar. —Sí—. Terminó por confesar, manteniéndose recta. —Tenía 10 años cuando mi madre murió, y no recuerdo mucho de ella, solo sé que trabajaba en Kabukichu, al menos eso dice Takashi—.
—¿Kabukichu es el barrio en el que...?—. No completó la pregunta, porque la joven asintió antes de siquiera poder pensar en hacerlo.
—La abuela de Takashi me adoptó, y entonces crecimos y bueno... él se convirtió en D. K., pero estaba involucrado en esa vida desde que nació y yo fui arrastrada con él—. Ella pelirroja se mantuvo quieta, sin saber qué más hacer o decir.
—Tengo muchas preguntas—. Admitió en un susurro avergonzado.
—Hay cosas que puedo decirte, pero otras no por tu seguridad—. Ella asintió.
—Entiendo, es como en las películas—. Neela ladeó el rostro con confusión, sin entender de que estaba hablando. —Ya sabes, que lo mafiosos no pueden decirle nada a la recién agregada porque pueden ponerla en peligro—. Subió y bajó las cejas, causando que la joven de cabello negro no comprendiera la manera en la que trataba de no mostrarse aterrada ante la idea de tratar con la Yakuza.
—Una parte de mí quiere sigamos siendo amigas, pero otra siente que lo mejor sería que te alejes de mí para que evites cualquier peligro—. Ella arqueó una ceja.
—Que bueno que eso es mi decisión—. Decretó ante las palabras contrariadas de su amiga. —Y, bueno... no quiero alejarme de ti. Eres como una hermana, además, creo que Twinkie también está involucrado en todo esto. Todo mi círculo social está involucrado—. Neela sonrió, tratando de hacer una broma.
—¿Y ahora que? ¿Te cortarás el cabello y serás una gangster?—. Hannah soltó una carcajada.
—Creo que podría serlo, pero honestamente, no sé si me vaya bien el cabello corto—. La morena pareció hacerse una imagen mental con aquella descripción.
—Te quedaría muy bien—. Expresó.
—¿Seríamos socias o algo así?—.
—Sí, Twinkie sería nuestro vendedor y nosotras la cara de todo nuestro negocio—. Confirmó ella, pareciendo hablar en serio.
Hannah soltó una risita, lo que le quitó completamente la seriedad a la plática. Honestamente, el hecho de que estuviese tratando de bromear con algo tan serio como aquello, solo lo hacía un poco más ligero para pasar por aquel filtro llamado consciencia. Hannah y Neela tenían la misma manera de evitar la creación de posibles traumas.
—Han esta involucrado en esto—. Cayó en cuenta, lo que pareció hacer sonreír a la morena casi con maldad.
—¿Hablas del niño bonito?—. Las mejillas de la joven se sonrojaron, al mismo tiempo que su amiga reía y la pelirroja se negaba a volver a beber en su vida.
¡Ni tenía la edad suficiente para hacerlo en América!
—Dios, había olvidado eso—. Se dió un golpe en la frente.
—Créeme, yo nunca lo olvidaré—. Negó repetidas veces, con las carcajadas de la morena de fondo.
—¡Oh, Dios mío! ¡No recordaba a la chica! ¿Por qué no me dijiste nada? Mala amiga—. Neela se señaló ofendida.
—No sabía que estabas ebria, creí que eras tú con consciencia—. Hannah negó, soltando un bufido.
Hubo un silencio, en el que la pelinegra parecía contrariada, queriendo preguntar algo pero sin hacerlo aún. Pareció ganarle la curiosidad.
—Te gusta—. Confirmó, y ella soltó un chillido.
—¡No lo digas tan alto!—. Observó sus alrededores, notando que los japoneses en la cafetería la observaban extrañados antes de volver a sus conversaciones que eran más susurros.
—Te gusta Han Seoul-Oh. Y yo creí que tenías buenos gustos—. Hannah se mostró ofendida.
—¿No lo has visto? Es bonito, es amable y...—. Casi sintió que una burbuja rodada y en forma de corazón la rodeaba, como una caricatura,
—Creo que te confundes de hombre, Hannah—. Ella parpadeó, sintiendo como la burbuja explotaba a la vez que la voz de su amiga se escuchaba.
—No—. Bufó. —Solo... creo que es atractivo—.
—Te gusta—. Corrigió ella. —No pasa nada si lo dices cómo es, creo que te corresponde—.
—Earl acaba de decirme que soy una maldita sirena manipuladora, así que creo que es más probable que sea arrestada a que él me corresponda—. Neela arqueó una ceja suavemente.
—Maldito Earl—. Susurró más para sí misma. —¿Quieres que apostemos o que?—.
—Creí que éramos personas maduras—. La pelirroja alzó una de sus manos, extendiéndola a la pelinegra. —Un chocolate caliente—.
—Fideos después de la escuela—. Cerraron el pacto, cada una creyendo que tendría razón.
—Voy a terminar en prisión—. Susurró la que era un poco más alta.
—Sabes que eso no es verdad, Hannah—.
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Atte: R. A.
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Hannah.| Tokio Drift.| Han Lue.
FanficHannah Roux ha llegado a Japón con un solo objetivo: terminar sus estudios de Preparatoria en Tokio. Sin embargo, los tratos de su familia, la mafia japonesa entrando a su vida, su amiga, la velocidad y cierto hombre unos años mayor que ella harán q...