Chapter 1: Neela.El primer día que Hannah llegó a la Preparatoria que se convertiría en un lugar frecuentado por unos buenos dos años, estaba entrando en pánico. No, estaba muriendo de pánico, sujeta a su preciada mochila de una correa, en busca de un casillero para poder dejar todas las cosas que había obtenido en la oficina principal; tales como varios libros, materiales de uso principal, unas adorables zapatillas que debía utilizar debido a lo especiales que eran los japoneses con eso de entrar con zapatos sucios a espacios cerrados, un horario y una nota en japonés que asumía e informaba a los profesores su poco japonés -en realidad nulo- y la esperanza de una buena adaptación.
¿Que por qué una decisión tan drástica como mudarse a Japón, con una tía lejana y sin el idioma de por medio? Si le preguntaras a la pelirroja, ella te respondería bromeando que América se le hacía aburrido para su actitud tan extrovertida. Pero Tokio era aún más conservador, eso lo descubrió una vez puso un pie en el aeropuerto, sintiéndose pequeña ante las miradas críticas que observaban su cabello chillon, su vestimenta más relacionada con la cultura europea y su semblante asustado. Gritaba "turista" a hectáreas.
Sin embargo, el por qué de su tan abrupta decisión aún no era del todo conocida. Ni siquiera con sus padres cuando llorando le dieron la despedida, prometiendo verla en las vacaciones. Probablemente Hannah tampoco sabía en realidad la razón.
No culpó a su prima cuando le dió una mirada tan seca y confusa de arriba a abajo, preguntándole a su tía quien era, no culpó a su tía cuando le ofreció una habitación bastante pequeña con una colcha super incómoda ni tampoco dijo algo cuando su tío la observó con una mirada tan extraña que le provocó escalofríos.
Simplemente sonrió, bromeó tratando de romper el hielo y le comentó a sus padres que una ancianita la había seguido alegando que tenía una mancha en el cabello, suponiendo que la mujer de la tercera edad tenía un problema en la visión.
Trató de sonreírle a los japoneses que susurraban descaradamente su aspecto nada asiático, tratando de caminar en dirección a los números visibles en los casilleros -lo único que entendía por el momento- hasta que se detuvo en el que marcaba el papel con el idioma natal de la joven.
Sus manos temblaron un poco cuando tomó la manecilla, saltando en su propio lugar cuando una morena de cabello negro la saludó en su lenguaje.
—Oye, lo siento... no sabia que estabas tan distraída—. La pelirroja trató de sonreír, respirando profundamente.
—Está bien, no te preocupes. Ha sido culpa mía—. Sus labios formaron una mueca ante el forzoso intento de tranquilizarse.
—Los japoneses no van a comerte, creo qué hay más canibalismo en América que aquí en Asia—. Hannah negó, tratando de captar el chiste.
—Esa no es la fama que tienen—. Siguió el chiste, haciendo que la joven soltara una pequeña carcajada que fue un tanto contagiosa. —Soy Neela—. Extendió su mano amigablemente.
—Hannah—. Estrechó la ajena, para luego ajustar su anillo color plateado con nerviosismo. —¿Eres de aquí?—. Le preguntó tratando de entablar una conversación, y la morena asintió sin siquiera pensarlo un poco, dando indicios de que no mentía.
—Sí, pero tengo raíces australianas—. Replicó brevemente, causando un asentimiento por parte de la rojiza. — Quita esa cara de asustada, es una escuela, no una prisión de máxima seguridad—. Trató de bromear, quitándole sin mucho permiso su horario para luego asentir pensativa. —Mira, te tocaron varias clases conmigo. Así que, de ahora en adelante, considérame tu guía personal—. La joven le guiñó un ojo sonriente, lo que hizo que Hannah rodara los ojos con diversión.
—¿Por qué siento que eso será mejor para ti que para mí?—. Neela sonrió de lado ante las palabras tan directas de la joven.
—Bonita lengua, Hannah. No la muestres mucho, aquí pueden cortarla fácilmente—. La nombrada simuló hacer una especie de zíper en su boca, para luego lanzar la llavecita invisible en dirección contraria a ambas.
—Muy bien, tienes mi atención—. Y así fue como la joven morena comenzó a mostrarle todas y cada una de las partes (algunas más ocultas que otras) que conformaban aquel instituto.
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Atte: R. A.
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Hannah.| Tokio Drift.| Han Lue.
Fiksi PenggemarHannah Roux ha llegado a Japón con un solo objetivo: terminar sus estudios de Preparatoria en Tokio. Sin embargo, los tratos de su familia, la mafia japonesa entrando a su vida, su amiga, la velocidad y cierto hombre unos años mayor que ella harán q...