↑ 25 ↓

156 11 4
                                    

-Lo que oíste, Violet.- aclaró la Vigilante, mientras observaba a la mencionada, quien no movió un músculo por quedarse atónita ante la revelación- Silco controla Zaun, pero no sólo eso.- añadió con lamento en su voz, el cual no pasó desapercibido para la pelirrosa.

-¿Qué más?- cuestionó ella de inmediato.

-Si quieres respuestas, te las daré. Pero no aquí y no ahora, no me siento cómoda teniendo esta conversación en esta situación.- respondió Caitlyn con firmeza, pero sin perder la postura y el acento tan remilgado que tenía.

Tras la indirecta petición de su retiro, Vi miró con más intensidad a la peliazul, quien tampoco quiso desviar su mirada de la de ella; la más peleadora empezó a bajar su vista hacia el inicio de los senos de Kiramman, pero no pudo ver más allá por el agua que lograba esconder su desnudez. La mujer en la bañera tragó saliva con dureza y no pudo evitar sonrojarse al estar bajo aquella penetrante mirada de la pelirrosa, la observaba como si fuera un león acechando a su presa; sin ignorar, el ligero brillo de lujuria que se asomaba por las pupilas peligrosas de Violet.

-Tú ganas.- habló Vi después de unos segundos de conectar fervorosamente sus miradas. Caitlyn contuvo la respiración cuando una de sus manos dejó de apoyarse en el borde de la tina y se sumergió en el agua, tocó suavemente su tersa piel de la pierna izquierda y acariciarla hasta su rodilla- Te espero en mi habitación.- indicó con la voz ronca, sacó su mano del agua y, sin mirar atrás, salió azotando la puerta sobresaltando a la desconcertada chica.

La ojiazul jadeó sintiendo una electricidad recorrer su cuerpo, pensó que su libido hace mucho que se había perdido, pero sólo bastó un roce de aquella mujer para volver a encontrarlo.

↑ ↓ ↑

Exhaló apenas cerró la puerta detrás suyo, su intento de contener sus deseos y sentimientos hacia esa chica estaba costándole mucho más de lo que se imaginaba, aún más por el simple hecho de que pensó que jamás volvería a verla, así se le facilitó enterrar recuerdos y emociones muy en el fondo de su pasado.

Sin embargo, Caitlyn Kiramman ahora está allí. Estaba desnuda y herida en su baño. Baño que compartió tantas veces con sus amigos, con los dos y con desconocidos que, de vez en cuando, traía a su casa por algo de placer y nada más.

Dejó la cruel vorágine que se creaba en su cabeza y se movilizó hacia su pequeña cocina, donde abrió su nevera y sacó una cerveza.

-Mierda.- musitó en medio de un cansado suspiro, antes de dar su primer sorbo a la botella.

-¿Quién es ella, Vi?- de repente apareció Luna en su top y shorts de pijama, se acercó hasta quedar frente a la susodicha, quien puso ver preocupación reflejada en sus ojos- Una cosa es traer directamente a alguien para follar, pero otra muy distinta es dejar que se relaje y duche en nuestro baño. ¿Qué? ¿Se va a quedar a dormir? Ni creas que tampoco he visto que te has quedado un buen rato con ella adentro. ¿Se puede saber por qué?- interrogó claramente disgustada.

La pelirrosa rodó sus ojos con hastío.

-Creo que ya te he dicho que no me gustan los celos. En nuestra relación no hay cabía para ellos, ¿recuerdas?- señaló con calma y le invitó un sorbo de su cerveza.

La ojiverde no tardó en tomar la botella y darle un largo trago.

-No son precisamente celos, Vi.- se defendió ofendida entregándole de nuevo su botella- Nunca habías violado así nuestros límites de intimidad. Cuando  empezamos a tener nuestros follarnos, los 3 decidimos que era algo abierto, sin compromisos y sin sentimientos de por medio; pero sí quedó en claro que esta casa se respetaba y, si traíamos a alguien externo, sólo venía por el sexo y se iba.- le recordó severamente y su vista era irascible, arremetiendo contra la calma que aparentaba Violet.

↑ La Sheriff y La Jefa ↓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora