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La incipiente luz diurna se infiltró a través del vidrio de la única ventana que se ubicaba en la habitación, aquella luz consiguió que Luna abriera con pesadez sus ojos verdes y viera en primera plana el perfil de Vi, quien ya estaba despierta y solo observaba reflexivamente el techo.

-Esta será la última vez que estemos así, ¿no es verdad?- le cuestionó con la voz algo ronca, pero sin apartar su brazo izquierdo que abrazaba el torso desnudo de la pelirrosa.

-Así es.- contestó ella en un hilo de voz, solo movió sus labios; sus manos aún descansan detrás de su nuca, sobre la almohada, y no dirigió su vista a su acompañante.

-Caitlyn tiene mucha suerte.- comentó la pelirroja, antes de dejar reposar su rostro en el inicio del seno izquierdo de Violet.

-¿De qué hablas?- interrogó la de ojos celestes frunciendo el entrecejo.

-¿En serio quieres que lo diga?- se quejó Luna en un leve gruñido, no fue necesario que Vi le respondiera, con su silencio supo su respuesta- Digo que Kiramman tiene suerte que sea correspondida, que tú también sientas algo por ella.- dijo con desilusión.

-Luna, no...- la zaunita iba a refutar, pero la ojiverde la interrumpió al instante.

-No te atrevas a negarlo, Violet.- advirtió severamente, mientras se impulsaba con su brazo para quedar sentada a su lado, sin molestarse en que las sábanas se deslizaran por su piel desnuda y dejaran al descubierto su torso. La pelirrosa no pudo evitar desviar fugazmente su vista a sus senos- He visto cómo interactúan, cómo se miran. Los sentimientos encontrados y la tensión sexual son palpables entre las dos. No sé qué sucedió aquella noche que te encontramos Jay y yo, tampoco pienso gastar más tiempo en averiguarlo; sé que, cuando estés lista, decidirás compartirlo con nosotros. Pero no dejes que eso te aleje de quien amas, Vi. Ya pasó nuestro turno de cuidarte, ahora deja que Caitlyn lo haga. Se nota que, a pesar de ser una piltilla, es buena chica y deberías arreglarte con ella; si en el pasado lograste ser su amiga siendo agua y aceite, no veo porqué no pueden volver a hacerlo.- habló con seriedad, hasta que terminó con una genuina sonrisa ladina.

Vi la observó perpleja por unos momentos, parpadeó un par de veces y luego soltó una risa para desconcierto de la pelirroja.

-¡Yo me abro, cedo mi amor por tu felicidad y, ¿tú tienes la osadía de reírte?!- le reclama enojada cruzando sus brazos- ¿De qué te ríes, estúpida?- cuestionó una vez la de ojos celestes dejó de reír.

-Lo siento.- se disculpó rápidamente, pero sin dejar de esbozar su sonrisa burlona- Simplemente me causó gracia que Cait me haya dicho casi lo mismo antes de venir aquí. Que arregle las cosas contigo.- reveló.

-Sí que es buena mujer.- musitó Luna por lo bajo- Yo no dejaría jamás que vayas a la habitación con la persona que puedes tener algo, por eso actué tan mal con ella. Nosotras no fuimos nada serio, no debí ser así de celosa.- admitió apenada desviando la mirada.

-No te disculpes, ya no hay problema.- rápidamente, Vi le restó importancia.

La ojiverde suspiró y dejó de mantener los brazos cruzados para apoyar el peso de su cuerpo en el derecho. Luego utilizó su mano izquierda para pasar parte de sus cabellos rojizos hacia delante para que caigan sobre sus senos y ocultarlos tras sus mechones ondulados.

-Sí, bueno, aún así tengo que disculparme con ella.- declaró volviendo a sonreír tenuemente- Y tú sólo prométeme que Jay y yo seguiremos siendo parte de tu familia.- pidió nostálgica.

-Carajo, Luna, por supuesto que sí.- contestó ella de inmediato- Eso no cambiará jamás.- aseguró frunciendo el entrecejo.

La susodicha amplió su sonrisa, giró su rostro para dejar de ver a Violet y divisar, a través de la ventana, el esperanzador horizonte que se contemplaba desde lo alto de la base de Los Firelights. Sintió que se enfrentaba a un nuevo inicio. Uno que comenzaba con paz y tranquilidad.

↑ La Sheriff y La Jefa ↓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora